¡°Tengo 98 a?os, soy cat¨®lico y me gustar¨ªa tener derecho a morir con dignidad¡±
Hern¨¢n Letelier, el actor chileno que combati¨® la soledad a trav¨¦s de Twitter, defiende la muerte asistida en medio de un in¨¦dito debate parlamentario
Hace tres a?os, cuando sal¨ªa de una complicada pulmon¨ªa que lo dej¨® por meses postrado en la cama de su casa, sufriendo de alucinaciones kafkianas en total soledad, el nonagenario actor chileno Hern¨¢n Letelier (Chill¨¢n, 1920) logr¨® gracias a Twitter encontrarle un nuevo sentido a su existencia y salir de su agobiante enclaustramiento. La incursi¨®n digital result¨® un fen¨®meno: en cosa de horas consigui¨® miles de seguidores de toda Iberoam¨¦rica, que hasta ahora se fascinan con sus reflexiones y poemas, en una cuenta que parece un oasis en una plataforma generalmente hostil. Le dedicaron reportajes en diarios, radios y televisiones de distintos pa¨ªses de Am¨¦rica y Europa y fue famoso nuevamente. Pero don Hern¨¢n, como lo llaman los tuiteros, ya casi no aparece en la red social: de 98 a?os, hace meses comenz¨® a quedar ciego y como no puede ni leer sus libros ni escribir ¨Cla raz¨®n de ser para un hombre culto como ¨¦l¨C comenz¨® a vivir ¡°una verdadera pesadilla¡±.
¡°Lloro por no poder leer ni escribir. Es un castigo. Era lo que me manten¨ªa vivo y me lo quitan de manera brusca y violenta. No lo merezco¡±, relata Letelier, que vive solo con Martina, su gata persa. Su departamento del centro de Santiago de Chile parece una escenograf¨ªa: recuerdos de todas las ¨¦pocas se lucen en las estanter¨ªas, decenas de fotograf¨ªas en blanco y negro y su inmensa biblioteca de unos 3.000 ejemplares, con los grandes cl¨¢sicos de la literatura universal en distintos idiomas. Es un d¨²plex que rara vez recibe alguna visita, donde casi no suena el tel¨¦fono y que parece sacado de otro tiempo. ¡°Si no viviera en un edificio, casi no ver¨ªa a otros seres humanos¡±, se?ala Letelier.
Famoso actor de mediados del siglo XX, es desconocido para las nuevas generaciones, aunque fue el primer int¨¦rprete del c¨¦lebre Pierre, le peluquier, uno de los personajes de un cl¨¢sico del teatro chileno, La p¨¦rgola de las flores. Como no tuvo hijos y su familia y grandes amigos fallecieron ¨C¡°hace mucho que vivo m¨¢s entre los muertos que entre los vivos¡±¨C, la soledad ha sido la ¡°enfermedad terminal¡± de este hombre de la cultura y de las letras que se conserva l¨²cido, pese a los embates de un f¨ªsico cansado, pero todav¨ªa fuerte. A veces le sorprende que todas las semanas logre cambiar de lugar los pesados muebles de su living, sin pedirle ayuda a nadie.
Con una mente brillante encerrada en un cuerpo anciano, Letelier relata lo que otros de su edad no pueden: la forma en que su calidad de vida se ha deteriorado aceleradamente, sobre todo desde el problema de la ceguera. En las ¨²ltimas semanas se ha resbalado dos veces en las escaleras de su departamento de dos plantas y ha pasado horas intentando levantarse. Confunde el d¨ªa con la noche y, en ocasiones, ha dormido por jornadas seguidas. Hace algunas semanas descubri¨® que su cama hab¨ªa sido invadida por termitas y fue una verdadera haza?a comprarse una nueva.
Ya no cuenta con ayuda para las labores dom¨¦sticas, aunque se las arregl¨® para que la comida se la lleven hecha hasta la puerta de su domicilio. Ha perdido tanto peso que ni siquiera se atreve a subir a una balanza. Como le resulta dif¨ªcil ducharse sin ayuda, hace algunos d¨ªas fue a un ba?o de vapor cerca de su domicilio, pero el dependiente lo mir¨® y lo mand¨® de vuelta: ¡°Se debe haber espantado, el pobre, al observar a un verdadero esqueleto¡±, cuenta Letelier sin perder el humor.
Hombre profundamente cat¨®lico desde su ni?ez y estudioso de la doctrina ¨Ctiene figuras religiosas, ¨¢ngeles y peque?os altares en distintas zonas de su casa¨C, en estos meses ha pensado sobre temas profundos y esenciales. ¡°Tengo 98 a?os, soy cat¨®lico y me gustar¨ªa tener derecho a morir con dignidad¡±, relata serenamente, sin tristeza. ¡°En circunstancias como la m¨ªa, deber¨ªa estar totalmente permitido. La Iglesia cat¨®lica deber¨ªa reflexionar sobre este asunto. Ser¨ªa ultra humano y beneficiar¨ªa a mucha gente que sufre, no solo f¨ªsica, sino emocionalmente. No es una idea ni revolucionaria ni espantosa, sino de total sentido com¨²n y f¨¢cil de realizar¡±, opina Letelier, que siempre hab¨ªa pensado que los hombres y mujeres deb¨ªan resignarse a esperar pasivamente el momento de su deceso. "Pero la dignidad es un atributo de los seres humanos. ?A qui¨¦n le sirve, por ejemplo, que yo siga vegetando entre mis cuatro cosas?", reflexiona el actor. En mayo de 2018, cuenta, sigui¨® con atenci¨®n el caso del cient¨ªfico australiano David Goodall que, sin estar enfermo terminal, viaj¨® a Suiza para someterse a un suicidio asistido: su calidad de vida se hab¨ªa deteriorado.
Nac¨ª en una casa con 14 mujeres, empezando por mi abuela se?orial, mi madre, 7 t¨ªas, otras que ayudaban y eran parte de la familia, lideradas por Aurelia. Viv¨ª siempre entre mujeres. Mis grandes amigas fueron todas mujeres. Cultas, sabias, espl¨¦ndidas. Ana Gonz¨¢lez en 1er lugar pic.twitter.com/opjhn2V5Qr
— Hern¨¢n Letelier (@Letelier1920) March 10, 2019
Mientras habla lo vigila su gata. El destino de Martina al momento de su muerte lo agobi¨® por mucho tiempo, pero una buena amiga le prometi¨® que se har¨ªa cargo de su mascota, a la que cari?osamente llama Martita. Con el problema solucionado, don Hern¨¢n termin¨® de organizar su partida. Hace a?os tiene pagados los servicios funerarios y, como se usaba antes, mand¨® a confeccionar una mortaja, que cuelga de su ropero. Para el funeral dispuso que se tocara el concierto N?21 de Mozart y que sus restos sean sepultados en la tumba familiar del Cementerio General de la capital chilena, donde fue enterrada su madre Amanda y su hermano Marcelo, entre otros parientes.
Muchas veces, sin embargo, Letelier se pregunta si los pocos conocidos que le quedan llegar¨¢n siquiera a enterarse de su fallecimiento. Como vive solo, le preocupa que nadie se percate, sino luego de varios d¨ªas. Sabe que es probable que nadie lo acompa?ar¨¢ cuando muera, a excepci¨®n de su gata. En estas ¨²ltimas semanas, muchas veces ha pensado que lleg¨® el momento, pero el momento no llega. ¡°?Por qu¨¦ no puedo aspirar a una muerte cari?osa, organizada, en orden y tranquila, como fue mi propia existencia?¡±, se pregunta Letelier, que asegura no estar ni amargado ni deprimido y cuyo deseo de muerte apacible no le arrebatan en absoluto los anhelos.
Le encantar¨ªa publicar las tres novelas que escribi¨® en su vida ¨Cdos de ellas in¨¦ditas¨C y escribir una cuarta. Le siguen brillando los ojos cuando alguien le lee en voz alta cualquier pasaje de Virginia Woolf, una de sus autoras favoritas junto a Shakespeare. Le sigue ilusionando su club de casi 17.000 amigos de Twitter, donde de vez en cuando se las arregla para dictar por tel¨¦fono alg¨²n mensaje. La avalancha de respuestas que recibe de vuelta ¨Cmil usuarios lo saludaron para su ¨²ltimo cumplea?os, en diciembre¨C se las imprimen en letra tama?o 48, que consigue leer lentamente, lo que lo alegra como nada. Aunque su ¨²ltimo tuit fue el 10 de marzo, casi a diario diferentes usuarios de Brasil, Colombia, M¨¦xico, Espa?a, Argentina o Chile le preguntan c¨®mo est¨¢ o le dicen que lo echan de menos. A veces, don Hern¨¢n piensa que antes de los 100 a?os podr¨ªa aprender a utilizar una tableta o un ordenador y que se las podr¨ªa arreglar incluso para lograr pagar una conexi¨®n a Internet.
Chile avanza hacia una ley de eutanasia
Luego de d¨¦cadas en que la discusi¨®n sobre eutanasia no tuvo espacio pol¨ªtico en el Congreso chileno, un proyecto de ley que establece ¡°el derecho a solicitar la asistencia m¨¦dica para morir¡± ha avanzado con rapidez en los ¨²ltimos meses en el Parlamento, seg¨²n adelanta su autor y principal impulsor, el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic. Dirigida solo a los ciudadanos que han sido diagnosticado de un ¡°problema de salud grave e irremediable¡±, la iniciativa probablemente ser¨¢ votada por el pleno de la C¨¢mara de Diputados entre junio y julio pr¨®ximo, con lo que pasar¨ªa luego al Senado.
Como en el Congreso existe mayor¨ªa opositora y el proyecto de ley ha sido apoyado incluso por algunos parlamentarios conservadores del oficialismo, Mirosevic asegura que la eutanasia podr¨ªa transformarse en ley de la Rep¨²blica en 2020. ¡°En los ¨²ltimos cinco a?os, Chile ha pasado de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s conservadores de Am¨¦rica Latina ¨Cde los ¨²ltimos de aprobar divorcio y aborto, por ejemplo¨C, a instalarse en la vanguardia liberal de la regi¨®n. Se ha producido un cambio cultural gracias a la mayor conciencia de las libertades individuales y los derechos civiles¡±, indica el diputado, que recuerda que la eutanasia cuenta con un 82% de apoyo de la poblaci¨®n.
El proyecto de ley que se discute en el Parlamento chileno contempla eutanasia (f¨¢rmacos aplicados por un m¨¦dico a petici¨®n del paciente en situaci¨®n terminal), suicidio asistido (la facilitaci¨®n de medicamentos para que los enfermos los ingieran) y el testamento vital (consignar por escrito las circunstancias y condiciones en las que desea recibir asistencia m¨¦dica para morir, bajo determinadas circunstancias). Seg¨²n se aprob¨® recientemente en la Comisi¨®n de Salud de la C¨¢mara de Diputados, pacientes desde los 14 a?os podr¨ªan hacer uso de la normativa.
Aunque Mirosevic se declara partidario de que personas que se encuentren al final de su vida puedan optar por una muerte digna sin estar enfermos terminales, se?ala que ¡°es extremadamente dif¨ªcil aprobar una medida de ese tipo en Chile, todav¨ªa¡±.
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