El partido socialdem¨®crata alem¨¢n gana tiempo para la sucesi¨®n sin un relevo claro

Ser l¨ªder de los socialdem¨®cratas alemanes (SPD) parece haberse convertido en un trabajo maldito. Desde que el domingo su presidenta, Andrea Nahles, anunciara su dimisi¨®n tras poco m¨¢s de un a?o en el cargo, no solo no ha habido codazos por reemplazarla. Al rev¨¦s. Los nombres que m¨¢s sonaban han corrido a explicar que con ellos no cuenten; al menos de momento. Mientras, una troika de l¨ªderes regionales se har¨¢ cargo del partido, que pondr¨¢ en marcha un proceso para elegir en los pr¨®ximos meses a un l¨ªder ¨Co tal vez dos, direcci¨®n bic¨¦fala- que aspire a frenar el declive del partido. De que el SPD sea capaz de emerger de su aguda crisis, depender¨¢ el futuro del gobierno alem¨¢n, donde los socialdem¨®cratas gobiernan en una debilitada gran coalici¨®n con el centro-derecha de la canciller, Angela Merkel.

Los malos resultados de las elecciones europeas del 26 de mayo (15,85% de los votos) y sobre todo la derrota en Bremen, un peque?o Estado en el que el SPD gobernaba desde hac¨ªa 73 a?os, han sumido al partido en una profunda crisis, que el domingo se cobr¨® su primera v¨ªctima con la dimisi¨®n de la presidenta del partido, firme defensora del contrato de coalici¨®n con los conservadores.

El partido se encuentra en ca¨ªda libre y escasean los voluntarios dispuestos a inmolarse, sobre todo, a la vista de un horizonte poco prometedor. En oto?o se celebran tres elecciones regionales en el este del pa¨ªs, en las que el SPD tiene muchas papeletas para hundirse todav¨ªa m¨¢s. Asumir ahora el liderazgo del partido equivaldr¨ªa a encajar de entrada sonadas derrotas; algo que resulta poco apetecible para cualquier l¨ªder.

Olaf Scholz, ministro de Finanzas y un pol¨ªtico bien valorado en las encuestas ya dijo el domingo por la noche que no, que no pod¨ªa desatender el Ministerio. Stephan Weil, otro peso pesado tambi¨¦n ha adelantado que liderar el SPD no est¨¢ dentro de sus planes. A pesar de que la presi¨®n y los ataques sobre Nahles para que evacuara el puesto se dispar¨® hasta volverse insoportable, ahora no parece haber muchos candidatos dispuestos a intentar hacerlo mejor que ella.

Fuentes del SPD explican que necesitan tiempo para acometer la transici¨®n y que los miembros del partido tienen que participar en el proceso; que no puede ser que se elija a alguien a dedo en Berl¨ªn. La carrera por la sucesi¨®n de Nahles, a?aden las fuentes, ser¨¢ adem¨¢s la que marcar¨¢ si el nuevo SPD renacer¨¢ dentro o fuera de la gran coalici¨®n con los conservadores. Si triunfa un candidato defensor de permanecer, el SPD seguir¨¢ gobernando bajo el paraguas de la canciller Merkel. Pero si se impone una figura cr¨ªtica con la alianza con los conservadores, el pacto probablemente se romper¨¢ y Alemania podr¨ªa verse abocada a celebrar unas elecciones anticipadas.

De momento, el 24 de junio es la primera fecha en el calendario de transici¨®n. Ser¨¢ entonces cuando la c¨²pula del SPD decidir¨¢ c¨®mo se elegir¨¢ al l¨ªder y cu¨¢ndo se celebrar¨¢ el congreso del partido. Abordar¨¢n tambi¨¦n el espinoso tema de c¨®mo y cu¨¢ndo hacer efectiva la cl¨¢usula de revisi¨®n del contrato de gran coalici¨®n, la que permite a los socios evaluar los resultados de la alianza a medio mandato.

Dentro o fuera de la gran coalici¨®n, lo cierto es que el partido se encuentra entre la peste y el c¨®lera. Seguir atado a una gran coalici¨®n que siente que le asfixia y desdibuja su perfil pol¨ªtico frente a los electores es para muchos en el SPD una opci¨®n poco atractiva. Pero si la rompen y se celebran elecciones, las encuestas les auguran a los socialdem¨®cratas un resultado muy poco prometedor. El ¨²ltimo sondeo publicado este fin de semana situaba la intenci¨®n de voto del SPD en el 12%, apenas un punto por encima de la extrema derecha y muy por detr¨¢s del centroderecha y de Los Verdes, por primera vez en primera posici¨®n.