Im¨¢genes memoriosas
Las fotograf¨ªas no pueden crear una posici¨®n moral, pero s¨ª consolidarla, dijo Susan Sontag
La fotograf¨ªa de la agencia de noticias AFP apareci¨® el s¨¢bado por la tarde en las redes. En ella se ve a un hombre vestido como militar, que jala la mochila de una mujer mientras una ni?a avanza hacia un terreno lodoso. Otro hombre, armado, se encamina a cerrar el paso a otra mujer que quiere llegar al mismo sitio. El pie de foto dice que quieren llegar a la frontera con los Estados Unidos y los uniformados son de la Guardia Nacional mexicana. El s¨¢bado en la noche reproduzco el tweet. Por prudencia dije que, si la foto y el texto eran ciertos, ¨¦ramos ya ¡°patio trasero¡±. Insinu¨¦ que ello no har¨ªa m¨¢s que avivar viejas heridas. Que nos conducir¨ªa a los recuerdos de expoliaciones y derrotas a la mexicanidad.
El domingo, el diario La Jornada reprodujo en portada la foto de AFP. Es de H¨¦rika Mart¨ªnez, Premio Nacional de Periodismo y habitante de Ciudad Ju¨¢rez. Buscando explicaciones, encuentro una serie de seis fotograf¨ªas : La secuencia colocada no parece corresponder a lo vivido. La primera es la ya vista en mayor lejan¨ªa. En la segunda, dos sujetos armados y uniformados corren hacia una mujer con una ni?a en brazos que avanza en el concretizado lecho de un r¨ªo. La tercera nos regresa a la primera: las dos mujeres iniciales y la ni?a son escoltadas por sus captores. La cuarta contin¨²a la acci¨®n con elementos no antes vistos: las mujeres iniciales est¨¢n ya detenidas por un par de uniformados y uno m¨¢s avanza solo al pantanoso cauce. La quinta muestra a un elemento deteniendo a una mujer y a la ni?a entrando al agua. En la ¨²ltima, la mujer y la ni?a son escoltadas por un elemento y detr¨¢s de ellos, como a cuatro pasos, otro guardia lleva a la otra de las primigenias aparecidas.
Reconstruida la exposici¨®n fotogr¨¢fica en lo que pareciera ser su orden cronol¨®gico, las cosas son simples e inquietantes. Dos mujeres y una peque?a corrieron por la ribera del R¨ªo Bravo para cruzar a los Estados Unidos. Al menos cinco miembros de una no bien identificada Guardia Nacional, las interceptaron. Quer¨ªan evitar no un tr¨¢nsito ordinario por M¨¦xico, sino su internamiento a un pa¨ªs extranjero. La nacionalidad de las fotografiadas no se aprecia. La persecuci¨®n, detenci¨®n y alejamiento fronterizo, es lo constatado. La narrativa fotogr¨¢fica o las fotograf¨ªas narradas, arrojan su propia visi¨®n. Los polic¨ªas mexicanos guardan la frontera norte para que no lo consigan quienes tratan de superarla. Nuestros guardias no se preocupan por las entradas a M¨¦xico; se ocupan de las salidas.
En su ensayo sobre el cine (1973), Susan Sontang dijo que ¡°las fotograf¨ªas no pueden crear una posici¨®n moral, pero s¨ª consolidarla; y tambi¨¦n contribuir a la construcci¨®n de una en cierne¡±. Las fotograf¨ªas de H¨¦rika Mart¨ªnez nos abren esta posibilidad. No son tortuosas, ni morbosamente ensangrentadas. No muestran a alguien golpeado o muerto. Simple y m¨¢s perturbadoramente, muestran a nuestros agentes haciendo un trabajo indebido. En ello radica su fuerza. Nos ense?an, por una parte, un quehacer no propio; por otra y m¨¢s dolorosamente, el tipo de causalidades que O'Gorman identific¨® como constitutivas del trauma de nuestra historia.
No es la Border Patrol la que act¨²a sobre la pol¨ªtica exterior o la soberan¨ªa nacional. Son nuestros agentes los que act¨²an para cumplir algo parad¨®jicamente convenido. Nuestros compromisos internacionales y nuestra normativa interna de refugio y libertad de tr¨¢nsito se est¨¢n quebrando. El imaginario nacional est¨¢ siendo lastimado bajo la imagen del sometimiento. La pr¨¦dica cotidiana de la utilidad de los beneficios sobre los costos, no alcanza a cubrir ambos males. Lo que nuestras autoridades est¨¢n haciendo es mero trabajo delegado. Las fotograf¨ªas de Mart¨ªnez lo muestran. Nos hacen recordar esas situaciones en las que un subordinado trata de acallar a quienes tiene a su cargo, para que el superior no se altere. Para que su sue?o, paz o ilusiones, no se vean afectados por quienes tienen el leg¨ªtimo derecho de estar ah¨ª. Nos permiten, tambi¨¦n, recordarnos que tienen ese derecho.
@JRCossio
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