La vida detenida a la espera de gasolina en el interior de Venezuela
En el pa¨ªs caribe?o ha surgido un mercado negro del combustible. Los que no pueden esperar d¨ªas en las filas pagan a revendedores
La primera dificultad para abastecerse de gasolina en las ciudades del interior de Venezuela es identificar el principio y el fin de las colas. Como en La autopista del sur, el cuento de Julio Cort¨¢zar, la gente ha empezado a vivir en sus carros. Hileras de veh¨ªculos detenidos, unos ya sin combustible que necesitan ser empujados, personas acomodadas con cobijas sobre los cap¨®s a la espera de que las estaciones de servicio sean surtidas. Son escenas que, en mayor o menor medida, se repiten desde hace semanas en Barinas, Maracaibo, San Crist¨®bal, M¨¦rida, Puerto Ordaz, Maracay, Matur¨ªn o Valencia.
A Belsi M¨¢rquez, empleada de la administraci¨®n p¨²blica de 49 a?os, le toc¨® acampar cuatro d¨ªas en su veh¨ªculo para ponerle gasolina en San Crist¨®bal, estado T¨¢chira, en el occidente del pa¨ªs. Y se siente afortunada: ¡°a una amiga le tom¨® siete d¨ªas y solo le llenaron la mitad del tanque¡±. Su amiga tambi¨¦n tuvo suerte, pues desde que se agudiz¨® la escasez a principios de mayo ¨Clo que ha llevado a imponer controles y racionamientos con excepci¨®n de la capital¨C, hay gente que pasa desde 15 hasta 22 d¨ªas para abastecerse del combustible m¨¢s barato del mundo, en el pa¨ªs con las reservas probadas de petr¨®leo m¨¢s grandes del planeta. Como si fuera posible una paralizaci¨®n mayor a la que ya imponen la recesi¨®n econ¨®mica y los apagones, Venezuela ahora est¨¢ casi totalmente varada en busca de gasolina.
M¨¢rquez encontr¨® su lugar luego de recorrer 35 cuadras de filas de veh¨ªculos. Con pintura de zapatos le marcaron el vidrio del carro, le asignaron su lugar y as¨ª comenz¨® otra jornada en la cotidianidad kafkiana de los venezolanos. En la fila conoci¨® a la familia que dorm¨ªa en el veh¨ªculo del frente o a la mujer que hizo sola la cola, porque sus hijos ya se fueron del pa¨ªs, y que cada noche se tomaba su pastilla para la hipertensi¨®n dentro del coche. Lidi¨® con las discusiones y las hostilidades de quienes quer¨ªan saltarse su lugar. Setecientos carros y cuatro d¨ªas despu¨¦s logr¨® cargar su tanque.
La violencia se ha manifestado en esta nueva situaci¨®n l¨ªmite a la que se enfrentan los venezolanos. Se han registrado enfrentamientos en varias ciudades y, en el estado andino de M¨¦rida, se cuentan al menos dos muertes en este contexto: un hombre que falleci¨® de un infarto en la espera y otro que recibi¨® un impacto de bala durante una ri?a por el control de las filas. Esta semana, en el sure?o estado Bol¨ªvar, donde se impuso un racionamiento de acuerdo con el n¨²mero de placa del veh¨ªculo, Manuel Garandela falleci¨® de un paro card¨ªaco a la espera de su turno para abastecerse, informaron medios locales.
Mar¨ªa ?lvarez, de 38 a?os, vive en M¨¦rida y hace lo posible para evitar las colas. Eso la obliga a entrar en el mercado negro que ha surgido. Paga 25 d¨®lares por 20 litros de gasolina que reserva ¨²nicamente para llevar y traer a sus dos hijos al colegio que les queda distante. Le alcanza para dos semanas de viajes. Este no es el ¨²nico negocio informal vinculado a la escasez de combustibles, tambi¨¦n hay quienes cobran por hacer la fila o por un puesto m¨¢s cercano. Un costo que se ha trasladado al precio de alimentos e insumos, que ahora se transportan con muchas m¨¢s dificultades. ¡°Esto es horrible, son colas de m¨ªnimo siete d¨ªas y s¨¦ de gente que ha pasado 22. Es muy inseguro, por eso nosotros preferimos pagarla en d¨®lares, mientras podamos. Las hortalizas que se cultivan en el p¨¢ramo se est¨¢n perdiendo porque no hay c¨®mo trasladarlas. Es una verdadera tragedia¡±, cuenta la mujer.
La reducci¨®n de la distribuci¨®n ha sido significativa. En el estado donde vive M¨¢rquez, para 28 estaciones solo llegan siete gandolas diarias de combustible, insuficientes para surtirlas a todas todos los d¨ªas. En todo el pa¨ªs, alcanza para apenas 15% de las 800 gasolineras. ¡°Antes uno pod¨ªa pasar horas para poner gasolina, ahora son d¨ªas y parece que cada vez son m¨¢s. La gente se ha acostumbrado a caminar, porque no hay autobuses, todo est¨¢ en una total par¨¢lisis¡±, dice Germ¨¢n Duarte, transportista de 69 a?os. Calcula que ha reducido su actividad al 10%.
Gasolina en especie
Hace menos de un a?o, Nicol¨¢s Maduro anunci¨® el fin de la gasolina casi gratis para los venezolanos tras a?os de un subsidio que le cuesta al pa¨ªs 5.500 millones de d¨®lares anuales, seg¨²n firmas como Ecoanal¨ªtica.
La promesa de llevarla al precio internacional, para lo que orden¨® hacer un registro de todo el parque automotor, ha quedado ah¨ª. Como ocurre desde hace a?os, la voraz hiperinflaci¨®n ha engullido el precio controlado del combustible. No existe un billete o moneda con que se pueda pagar en las estaciones, porque el precio qued¨® desfasado. La gasolina de mayor octanaje cuesta en Venezuela 6 bol¨ªvares el litro, un monto que ni siquiera ha sido actualizado con la reconversi¨®n de la moneda que se implement¨® en agosto pasado en la que se le restaron 5 ceros al bol¨ªvar.
La mayor¨ªa suele pagar de m¨¢s, sin importar el monto. Algunos sorprenden al operador con un billete de un d¨®lar. Hay quienes pagan en especie: un kilo de arroz o de harina de ma¨ªz, una galleta o cualquier objeto son mucho mejor aceptados en las estaciones que los devaluados bol¨ªvares.
La crisis de combustible se vive desde 2012, luego del incendio de la refiner¨ªa de Amuay, en el estado Falc¨®n, y de que la producci¨®n de la estatal Pdvsa declinara, apunta Iv¨¢n Freites, secretario del sindicato de profesionales y t¨¦cnicos de la petrolera. Luego de a?os de merma por la corrupci¨®n y la mala gesti¨®n de la industria, que logr¨® paliarse con importaciones, a partir del pasado mayo se agudiz¨® la escasez con la entrada en vigor de las primeras sanciones econ¨®micas del Gobierno de Donald Trump a la petrolera. Las medidas redujeron el margen de maniobra del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro para adquirir gasolina importada y los aditivos para procesar la que sale de los complejos refinadores del pa¨ªs. Tambi¨¦n cortaron el ingreso de divisas al suspender la venta de crudo a Estados Unidos. ¡°La situaci¨®n es bastante grave y el pa¨ªs puede quedar totalmente sin gasolina¡±, advierte Freites.
Las sanciones de Washington se comenzaron a implementar en 2017. El pasado enero se endurecieron en el sector petrolero como parte del cerco internacional a Maduro, que busca forzar su salida y propiciar una transici¨®n pol¨ªtica conducida por el jefe del Parlamento, Juan Guaid¨®, reconocido como presidente interino por m¨¢s de 50 pa¨ªses.
Freites recuerda el tiempo en que Venezuela produc¨ªa, hace apenas una d¨¦cada, 270.000 barriles diarios de gasolina y 210.000 de gasoil. ¡°En ese momento ten¨ªamos las refiner¨ªas funcionando a un 70% de su capacidad y todav¨ªa nos daba chance para exportar¡±. Hoy, solo una de las seis instalaciones en el pa¨ªs est¨¢ funcionando y produce apenas 40.000 barriles diarios, insuficientes para una demanda diaria de 140.000 barriles de combustible. ¡°Esa es la gasolina que llega a Caracas. En el interior se reparte lo poco que han logrado importar con sus aliados con operaciones de pirater¨ªa, de barcos que entran con sus GPS y luces apagados, que tampoco alcanza porque no han sacrificado la cuota de 57.000 barriles que se env¨ªan a Cuba ni los casi 40.000 que se pierden en contrabando¡±, denuncia.
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