La UE se opone a que EE UU sancione a terceros pa¨ªses por hacer negocios con Maduro
Bruselas no descarta extender el castigo al r¨¦gimen venezolano si no hay avances
Venezuela se convierte en nuevo terreno de fricciones entre la UE y Estados Unidos. El duro golpe propinado por la Administraci¨®n Trump al r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro en la noche del lunes, cuando anunci¨® la congelaci¨®n de todos los activos del Gobierno venezolano en el pa¨ªs norteamericano, puede tener efectos colaterales para las compa?¨ªas europeas que operan en el pa¨ªs, lo que ha provocado la reacci¨®n inmediata de Bruselas. "Nuestra posici¨®n es conocida, nos oponemos a la aplicaci¨®n extraterritorial de medidas unilaterales", ha se?alado este mi¨¦rcoles un portavoz comunitario.
El castigo norteamericano,?que extendi¨® al completo las sanciones al Ejecutivo chavista, ha convertido hacer negocios con Venezuela en una actividad todav¨ªa m¨¢s arriesgada en un entorno ya de por s¨ª cr¨ªtico, con una econom¨ªa altamente endeudada, lastrada por la hiperinflaci¨®n, vaciada de talento por la emigraci¨®n masiva y con problemas en el suministro de productos b¨¢sicos como alimentos o medicinas. Pese a esa atm¨®sfera pr¨¢cticamente posb¨¦lica, en el pa¨ªs siguen a¨²n presentes centenares de empresas europeas, entre ellas multinacionales como Air France, Unilever, Total o Repsol, con una inversi¨®n total aproximada de 14.000 millones de euros.
Todas ellas pasan a estar desde ahora en la diana de Trump y en el peor de los casos podr¨ªan ver incautados sus activos en EE UU. "Estamos analizando en detalle su alcance e implicaciones", a?adi¨® otra portavoz europea sobre el impacto de la ¨²ltima arremetida estadounidense. Mientras la UE busca f¨®rmulas para minimizar los da?os, las compa?¨ªas europeas afrontan en Venezuela un escenario similar al que se exponen en Cuba tras la activaci¨®n de la ley Helms-Burton, que permite demandar a los actuales propietarios de bienes expropiados tras la revoluci¨®n, y en Ir¨¢n, donde Washington amenaza con represalias a las firmas que no cesen su actividad tras el abandono de EE UU del tratado nuclear con Teher¨¢n.
El asesor de Seguridad Nacional de EE UU, John Bolton, verbaliz¨® el martes en Lima la advertencia de sanciones para las empresas que mantengan sus transacciones en Venezuela. Parad¨®jicamente, la andanada de uno de los hombres fuertes de Washington coincidi¨® temporal y geogr¨¢ficamente con una reuni¨®n del llamado Grupo de Contacto auspiciado por la UE para encontrar una soluci¨®n que culmine con la convocatoria de elecciones. "Una salida negociada sigue siendo la ¨²nica v¨ªa factible para superar esta crisis multidimensional", concluyeron en un comunicado al t¨¦rmino del encuentro.
Las empresas espa?olas, a la espera de m¨¢s detalles
Venezuela fue un importante destino para la inversi¨®n espa?ola pero desde hace a?os las empresas han ido reduciendo su exposici¨®n ante la creciente incertidumbre pol¨ªtica y el deterioro econ¨®mico y social del pa¨ªs. Desde la Embajada de Espa?a en Caracas, se elude hacer una valoraci¨®n del impacto del embargo para las compa?¨ªas espa?olas a la espera de conocer el verdadero alcance de la decisi¨®n estadounidense, que incluye un n¨²mero considerable de excepciones.
Aunque oficialmente hay 94 empresas espa?olas instaladas en el pa¨ªs, seg¨²n datos de la C¨¢mara Venezolano Espa?ola de Industria y Comercio, solo Telef¨®nica, Mapfre, Abanca y Repsol mantienen una posici¨®n significativa. A lo largo de todos estos a?os las empresas ya han ido provisionando en sus cuentas el deterioro de sus posiciones y el impacto de la devaluaci¨®n, e incluso, en la mayor¨ªa de los casos, han separado sus v¨ªnculos con la matriz.
De ah¨ª que el mayor impacto de un embargo u otras sanciones comerciales que pudiera adoptar EE UU recaer¨ªa sobre el patrimonio que a¨²n mantienen las compa?¨ªas.
Seg¨²n datos de la Secretar¨ªa de Estado de Comercio, la inversi¨®n espa?ola en Venezuela ha pasado de 664 millones de euros en 2014, a 226 millones en 2017. De enero a septiembre de 2018, el montante cay¨® a los 116 millones.
Tanto Washington como las principales potencias europeas reconocen a Juan Guaid¨® como presidente interino de Venezuela. Pero sus coincidencias pr¨¢cticamente terminan ah¨ª. EE UU da por agotada la v¨ªa del di¨¢logo y apuesta por llevar las sanciones a un nuevo nivel mientras coquetea con el uso de la fuerza. Mientras, la UE da una oportunidad a la diplomacia ejerciendo una calculada presi¨®n de mediana intensidad. Descarta la invasi¨®n militar y pugna por que un marco democr¨¢tico se abra paso ofreciendo incentivos a Maduro si da pasos en esa direcci¨®n y sanciones a personalidades del r¨¦gimen ¡ªque no perjudiquen al ciudadano de a pie¡ª si el dirigente bolivariano se aferra al statu quo o camina hacia el lado opuesto. As¨ª lo manifest¨® la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en un reciente discurso en Estrasburgo. "En caso de que no haya resultados concretos de las negociaciones en marcha, la UE extender¨¢ sus medidas selectivas", afirm¨®. "Esas medidas pueden ser revertidas si hay progresos sustanciales en la restauraci¨®n de la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos en Venezuela", a?adi¨® en una nueva muestra de la pol¨ªtica de mano tendida.?
La estrategia maximalista de Washington contradice esa idea europea de que todav¨ªa no es tarde para que Maduro rectifique y amenaza con tirar por tierra los esfuerzos de Bruselas, que tampoco han dado hasta ahora resultados destacables. Esa deriva trasciende la escena venezolana para alzarse como sello de la diplomacia trumpiana, caracterizada por la unilateralidad que reniega de la mediaci¨®n de entidades internacionales como la Organizaci¨®n Mundial del Comercio o el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica, y la extraterritorialidad, con la que EE UU se dota a s¨ª mismo de legitimidad para vetar los negocios de empresas extranjeras fuera de su territorio, seg¨²n sus intereses.
Los intercambios entre la UE y Venezuela han ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os conforme las relaciones se enfriaban. Las importaciones europeas de productos venezolanos, principalmente de petr¨®leo, cayeron en 2018 a 1.688 millones de euros frente a los 2.242 millones de tres a?os antes. M¨¢s acusado ha sido el desplome de las exportaciones comunitarias a Venezuela: sumaron 635 millones el a?o pasado, cinco veces menos que en 2015.
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