El holocausto de la Amazonia pone a la civilizaci¨®n en alerta

Cuando, a las tres de la tarde, la noche cay¨® sobre la ciudad de S?o Paulo ¡ªuna de las posibles causas fue el encuentro de un frente fr¨ªo con el humo de los incendios¡ª, mucha gente se asust¨® con lo que parec¨ªa un anuncio del fin de los tiempos. Era algo parecido, si recuperamos el sentido original de la palabra, a un holocausto: ¡°todo quemado¡±, en el sacrificio entre hebreo. Con dos diferencias: una, que la holah del sacrificio judaico ten¨ªa el sentido de reparaci¨®n, buscaba una expiaci¨®n general de los pecados; otra, que despu¨¦s de que el nazismo sacrificara a millones de jud¨ªos, dicha palabra adquiri¨® un significado m¨¢s siniestro y pas¨® a emplearse para cualquier destrucci¨®n grande y sistem¨¢tica ¡ªsin importar la causa¡ª hasta el exterminio. Y eso es lo que sucede hoy: el holocausto de la Amazonia.

Desde muy joven me dediqu¨¦ a pensar en el significado de la selva, m¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa y de las dimensiones materiales. El 15 de julio de 2008, al volver al Senado nada m¨¢s dejar el Ministerio de Medio Ambiente, publiqu¨¦ un art¨ªculo titulado Tras una mariposa azul, en el que record¨¦ mi identificaci¨®n irreductible con los millones de personas que nacen y viven en la selva. Dec¨ªa: ¡°Los bosques no son solo estad¨ªsticas. Ni meros objetos de negociaciones, de disputa pol¨ªtica, de tesis, de ambiciones, de llanto. Antes que nada, son bosques, un sistema de vida complejo y creativo. Tienen cultura, espiritualidad, econom¨ªa, infraestructura, pueblos, leyes, ciencia y tecnolog¨ªa. Es una identidad tan fuerte que permanece como una especie de radar impregnado en las percepciones, en la mirada, en los sentimientos, por m¨¢s lejos que uno vaya, por m¨¢s que uno aprenda, conozca y admire las cosas del resto del mundo¡±. Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada, pero mantengo el mismo sentimiento.

Ahora veo nuevamente el fuego matando la belleza de la Amazonia y destruyendo la perfecci¨®n de su naturaleza. Lamento la p¨¦rdida de cada olor, cada color, cada ra¨ªz, cada animal, cada planta, cada textura que nunca m¨¢s volver¨¢. Y, aunque no espere sensibilidad de quien desconoce la riqueza que se pierde, siento que es necesario alertar a todos y protestar contra un Gobierno que da v¨ªa libre a la destrucci¨®n, lo que provoca una devastaci¨®n descontrolada y enormes da?os a todos.

Estamos viviendo un momento de barbarie ambiental en Brasil, promovida por el Gobierno de Bolsonaro. Por m¨¢s que se alerte, por m¨¢s que se muestren pruebas, por m¨¢s que se clame por evitar el caos ambiental, econ¨®mico, pol¨ªtico, social, el Gobierno no da muestras de preocupaci¨®n, sino de complicidad con la destrucci¨®n.

Con lo cual, es necesario enfrentar la emergencia ambiental en Brasil con el valor y el sentido de urgencia que la situaci¨®n nos impone, para evitar que lleguemos a un lugar sin retorno, al que bajo ning¨²n concepto debemos llegar: el de la inviabilidad sist¨¦mica de la selva amaz¨®nica por las acciones predatorias que desequilibran las condiciones de su existencia. Es necesaria la movilizaci¨®n de todos los que no quieren tener, en sus genealog¨ªas, el ADN de la barbarie: academia, movimientos sociales y ambientales, empresariado, Gobiernos estatales y municipales, juventudes, l¨ªderes pol¨ªticos. De forma plural y suprapartidista, sin politiqueo que valga, hace falta decir basta ya de una vez por todas. A la extracci¨®n predatoria y clandestina de minerales, a las apropiaciones ilegales de tierras p¨²blicas, al robo de madera, a las talas y a las quemas, a la violencia contra los ind¨ªgenas y pueblos locales, a los perjuicios econ¨®micos, pol¨ªticos y sociales que ya estamos sufriendo, dentro y fuera de Brasil.

El Amazonas se est¨¢ quemando por una mezcla de ignorancia e intereses truculentos. El Gobierno est¨¢ inaugurando un tiempo de libre delincuencia, donde uno puede agredir a la naturaleza y a las comunidades sin temor a un castigo. No desoigamos el prenuncio, como en el pasado, ya que lo que amenaza rehacerse es, tanto por el resultado, ¡°todo quemado¡±, como por el car¨¢cter sistem¨¢tico de la destrucci¨®n, la tragedia de las tragedias: el Holocausto.

El pueblo brasile?o, su n¨²cleo sensible y consciente, debe responder en nombre de los pueblos antiguos y de las generaciones futuras, de la Amazonia y de toda la Naturaleza. Atendiendo a los leg¨ªtimos intereses de la sociedad, de la econom¨ªa y de la civilizaci¨®n humana, decl¨¢rese a Brasil en estado de emergencia ambiental.

Este art¨ªculo se public¨® originalmente en la web de Marina Silva, quien fue?ministra de Medio Ambiente de Brasil.?