Indonesia trasladar¨¢ su capital a la isla de Borneo
La sustituta de Yakarta comenzar¨¢ a construirse a finales de 2020 y alojar¨¢ a 1,5 millones de habitantes
Lo prometido es deuda. El presidente indonesio, Joko Widodo, ha cumplido su palabra, y este lunes ha anunciado que la nueva capital de Indonesia, el cuarto pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta, se ubicar¨¢ en el este de la isla de Borneo, famosa por sus orangutanes y por albergar algunas de las mayores reservas de carb¨®n del mundo. Se espera que el traslado ayude a aliviar los acuciantes problemas que ahogan, literal y figuradamente, a la actual principal ciudad: superpoblada, Yakarta padece de graves inundaciones, elevados niveles de contaminaci¨®n ¡ªderivados en parte de sus monumentales atascos¡ª y se hunde a uno de los ritmos m¨¢s r¨¢pidos del mundo.
Jokowi, como es conocido en Indonesia, se ha hecho popular por batir r¨¦cords en obras de infraestructura (ha inaugurado recientemente la primera l¨ªnea de metro en Yakarta), y no parece querer defraudar. Reelegido el pasado abril para un segundo mandato en gran medida por sus ambiciosos proyectos, cuando se present¨® por primera vez a las elecciones en 2014 ya se comprometi¨® con mover la capital de Yakarta, que entonces gobernaba. El plan, que llevaba d¨¦cadas discuti¨¦ndose, tiene ahora destino, presupuesto y calendario: el Gobierno comenzar¨¢ a construir la nueva capital a finales de 2020 en el este de Kalimant¨¢n (la parte indonesia de la isla de Borneo, repartida con Malasia y Brun¨¦i), entre las ciudades costeras de Balikpapan y Samarinda, y costar¨¢ cerca de 466 billones de rupias (29.330 millones de euros), el 19% de los cuales provendr¨¢ de las arcas p¨²blicas y el resto de inversores. El traslado a la ciudad, que alojar¨¢ inicialmente a un mill¨®n y medio de personas y solo afectar¨¢ a la parte administrativa de Yakarta ¡ªque permanecer¨¢ como centro financiero del pa¨ªs¡ª, se iniciar¨¢ en 2024.
¡°El Gobierno ha llevado a cabo exhaustivos estudios, intensificados en los pasados tres a?os¡±, ha asegurado este lunes el presidente en una rueda de prensa. ¡°Sus resultados muestran que la ubicaci¨®n ideal para la nueva capital se sit¨²a entre el norte de la prefectura de Penajam Paser Norte y la de Kutai Kartanegara, en Kalimant¨¢n Oriental¡±, ha concretado.
Entre los motivos para elegir el este de Borneo, el dirigente mencion¨® que esa isla no es foco de desastres naturales, como s¨ª lo son Java ¡ªdonde se emplaza Yakarta¡ª, Bali o Lombok, sacudidas por tsunamis, terremotos y erupciones volc¨¢nicas en los pasados veinte meses. Tambi¨¦n apunt¨® que se halla cerca del centro geogr¨¢fico del pa¨ªs ¡ªque cuenta con unas 17.000 islas¡ª y que dispone de buenas infraestructuras.
Pero m¨¢s que las bondades de Borneo, el presidente ha abundado en la necesidad de desviar la atenci¨®n de Yakarta, y por extensi¨®n de Java. Con la reubicaci¨®n de la capital a unos 1.400 kil¨®metros de la actual, el Gobierno indonesio espera contribuir a diversificar la econom¨ªa indonesia, reducir las agudas disparidades regionales y distribuir la poblaci¨®n de forma m¨¢s equilibrada; el ¨¢rea metropolitana capitalina genera ahora cerca de la quinta parte del PIB anual. Si el c¨¢lculo se extiende para incluir toda Java, donde viven dos tercios de los 264 millones de indonesios, la cifra se dispara hasta 58%.
Las propias circunstancias de Yakarta hacen que el traslado sea imperioso para el presidente. ¡°El caos en Yakarta como centro del Gobierno, de los servicios, de las finanzas y del comercio es demasiado¡±, ha anotado Jokowi en su intervenci¨®n.
Concebida para alojar unas 500.000 personas cuando fue fundada por colonos holandeses en el siglo XVII, Yakarta cuenta ahora con una poblaci¨®n de alrededor de 10 millones de personas, 30 si se incluye el ¨¢rea metropolitana. Su masiva urbanizaci¨®n ha sido el detonante de un c¨®ctel de por s¨ª explosivo; situada en la confluencia de trece r¨ªos, la metr¨®polis ha padecido anegaciones desde sus or¨ªgenes, que solo han ido a peor. Sin un desarrollo adecuado de infraestructura, Yakarta se ha hecho pr¨¢cticamente inhabitable.
A los embotellamientos, la contaminaci¨®n y las inundaciones se suma su problema m¨¢s grave: la ciudad se hunde a una velocidad de hasta 25 cent¨ªmetros por a?o en algunas zonas, debido en gran medida a las precarias perforaciones del subsuelo realizadas por la mitad de su poblaci¨®n, sin acceso a agua corriente. La subsidencia desata la tormenta perfecta, favoreciendo que la tierra se anegue m¨¢s y empeorando el tr¨¢fico.
Se espera que el desalojo de Yakarta como centro del Gobierno ayude a reducir estos problemas, siempre y cuando su poblaci¨®n meng¨¹e en consecuencia. ¡°Es un buen comienzo, pero no es una garant¨ªa de que todo se resuelva. Si cuenta con buena acogida popular y su poblaci¨®n se reduce considerablemente, entonces s¨ª podr¨ªa frenarse su hundimiento¡±, analiza Deden Rukamana, indonesio de origen y profesor de Estudios Urbanos de la Universidad de Savannah (EE. UU.).
Pero si la nueva capital puede contribuir a frenar los problemas medioambientales de Yakarta, se teme que contribuya a empeorarlos en Borneo, que sufre una grave deforestaci¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas. ¡°No intervendremos en ninguno de sus bosques protegidos, en todo caso los rehabilitaremos¡±, ha asegurado el ministro de Planificaci¨®n indonesio, Bambang Brodjonegoro. No se trata de la ¨²nica reticencia; algunos ven en el traslado de la capital destellos del controvertido programa conocido como transmigrasi?(¡°transmigraci¨®n¡±), herencia del periodo colonial holand¨¦s y destinado a enviar poblaci¨®n de las ¨¢reas m¨¢s densas del pa¨ªs, sobre todo Java, a las zonas m¨¢s deshabitadas, donde en ocasiones el que llega es tachado de ¡°javanizador¡±, generando rechazo y fortaleciendo a movimientos separatistas.
Jokowi se desmarca de esas insinuaciones, definiendo la nueva capital no solo como ¡°s¨ªmbolo de nuestra identidad nacional, sino de nuestro progreso¡±, como dijo en un reciente discurso a la naci¨®n. Las autoridades indonesias han hablado de la creaci¨®n de una ciudad moderna y ecol¨®gica que sirva como capital por al menos un siglo.
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