El d¨ªa menos pensado volvemos a la jungla
Un an¨¢lisis de la actualidad internacional a trav¨¦s de art¨ªculos publicados en medios globales seleccionados y comentados por la revista CTXT
Una de las efem¨¦rides que se ha pasado por alto en este atribulado 2019 es la de Hiro Onoda. Su historia es de sobra conocida. Como joven oficial de inteligencia del Ej¨¦rcito Imperial japon¨¦s, Onoda fue destacado en la isla filipina de Lubang, donde recibi¨® la orden de organizar la resistencia armada al avance aliado y de no rendirse ni suicidarse en esa misi¨®n. Tras el desembarco de tropas estadounidenses y filipinas, Onoda y otros tres soldados se retiraron a las monta?as, desde donde llevaron a cabo una guerra de guerrillas, hostigando a la poblaci¨®n local. El aislamiento en que viv¨ªan les llev¨® a dar por falsas las noticias de que la guerra hab¨ªa terminado y que varias partidas de b¨²squeda les hac¨ªan llegar por diversos medios para que se rindiesen, en varios intentos cada vez m¨¢s desesperados. Y¨±ichi Akatsu, uno de los soldados que acompa?¨® a Onoda a la selva, se entreg¨® a las autoridades en 1949, y Sh¨ichi Shimada y Kinshichi Kozuka fallecieron en enfrentamientos con las autoridades locales en 1954 y 1972 respectivamente. Onoda se qued¨® solo en la selva, donde ten¨ªa que hacer frente a las inclemencias del tiempo y las picaduras de ciempi¨¦s, aliment¨¢ndose a base de bananas verdes y langka. En 1959 fue incluso dado por muerto. Onoda fue ¡°descubierto¡± en 1974 por el aventurero Norio Suzuki, que regres¨® a Jap¨®n con la noticia y localiz¨® a su antiguo superior, Yoshimi Taniguchi, reconvertido en librero. Taniguchi se desplaz¨® hasta Lubang para relevar a Onoda de su puesto. De ese modo cumpli¨® con su cometido y nunca se rindi¨®.
¡°Un club de democracias liberales¡±
Los l¨ªderes de las siete econom¨ªas m¨¢s influyentes del mundo se dieron encuentro el pasado fin de semana en el H?tel du Palais ¨Cun lujoso edificio del Segundo Imperio repleto de historia, como recordaba un perfil del mismo de Martin Kettle en The Guardian¨C de Biarritz, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. El presidente de EE.UU., Donald Trump, entr¨® en ¨¦l como ¡°un elefante en una cacharrer¨ªa¡± ¨Cen descripci¨®n del diario Lib¨¦ration¨C, despu¨¦s de torpedear las relaciones comerciales con China, anunciando una nueva subida de aranceles. La medida, no obstante, tiene repercusiones econ¨®micas que podr¨ªan acabar cost¨¢ndole la reelecci¨®n, escribe J?rg Wimalasena en un an¨¢lisis para el alem¨¢n Die Zeit. Los Angeles Times se preguntaba si el consumo interno compensar¨¢ la jugada de Trump, ya que cada vez m¨¢s economistas creen que la recesi¨®n podr¨ªa llegar a EE.UU. el pr¨®ximo a?o o en 2021, seg¨²n una encuesta de la National Association for Business Economics recogida ampliamente por los medios de comunicaci¨®n. Un espectro que se cierne desde hace semanas sobre Alemania y una posibilidad, seg¨²n el semanario Der Spiegel, que reconoce ya hasta la propia Canciller¨ªa, que, sin embargo, sigue sin proponer un cambio de rumbo en la econom¨ªa exportadora alemana. En algunos medios se especula incluso con una era ¡°post-d¨®lar¡± y un retorno al patr¨®n oro.
Por su parte, RT cuestionaba una cumbre con un n¨²mero de participantes tan reducido y pon¨ªa el dedo en la llaga al hablar de la concentraci¨®n de poder y riqueza en tan pocas manos: ¡°Los siete pa¨ªses participantes representan el 10% de la poblaci¨®n mundial, pero poseen el 40% de su Producto Interior Bruto (PIB)¡±, una ¡°enorme brecha entre el G7 y el resto de la humanidad¡±. La sugerencia de Trump de un retorno de Rusia al grupo fue desestimada ya que, en palabras de un diplom¨¢tico presente, el G7 es ¡°una familia, un club, una comunidad de democracias liberales¡±. La respuesta del Kremlin, recogida por la agencia TASS: ¡°Si hablamos de coordinaci¨®n de procesos globales, como la pol¨ªtica, la geopol¨ªtica o la econom¨ªa, ser¨ªa naturalmente m¨¢s eficiente realizarla con la participaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s grandes, no parece l¨®gico hablar de macropol¨ªtica o macroeconom¨ªa sin China o la India¡±.
Adem¨¢s de la desigualdad, sobre otro de los temas tratados el pasado fin de semana, los recientes incendios en el Amazonas, Asad Rehman recordaba en The Independent que ¡°los l¨ªderes del G7 no son espectadores inocentes en la destrucci¨®n del Amazonas¡± y que ¡°sus pol¨ªticas neoliberales¡± y el ¡°mantra de la desregulaci¨®n¡± han alimentado no s¨®lo la crisis clim¨¢tica, dando v¨ªa libre a las empresas del agribusiness, ¡°sino tambi¨¦n la crisis de desigualdad que ha conducido al auge de la extrema derecha y de l¨ªderes fascistas, no ¨²nicamente Bolsonaro, sino Trump, Modi y muchos otros.¡± Pablo Gonz¨¢lez redact¨® una cr¨®nica para Eulixe desde la barricada o, mejor dicho, la ausencia de ellas. ¡°El despliegue policial fue enorme¡±, afirma, ¡°las cifras hablan por s¨ª solas¡± al punto que ¡°a ambos lados de la frontera hab¨ªa m¨¢s agentes que protestantes¡±. El autor lamenta los ¡°controles, confiscaciones ilegales, registros a cada paso¡±, para a?adir que luego ¡°habr¨¢ reportajes sobre la polic¨ªa china o la rusa y su reacci¨®n ante las protestas¡±, denunciando ese ¡°cl¨¢sico doble est¨¢ndar que tan normalizado tenemos¡±.
Al final, mucho desconcierto, pocas propuestas y a¨²n menos certezas, salvo que la vida, para muchos, va a ser peor en los pr¨®ximos a?os. Que nadie se sorprenda si la pr¨®xima vez se re¨²nen en el Ch?teau de Silling... De momento Trump, como informaba Politico en su resumen de la cumbre, ha propuesto que la pr¨®xima cumbre se celebre en Miami, y m¨¢s en concreto una de sus propiedades: el Trump National Doral Miami.
La historia se repite, pero tampoco mucho
Trump viaj¨® desde Biarritz a Polonia ¨Cdespu¨¦s de cancelar d¨ªas atr¨¢s su viaje a Dinamarca, tras la negativa de su primera ministra, Mette Frederiksen, a negociar la venta de Groenlandia¨C, donde participar¨¢ en la conmemoraci¨®n del 80 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Este a?o la celebraci¨®n de la efem¨¦ride va acompa?ada de pol¨¦mica por el tono que el partido Ley y Justicia (PiS) quiere imprimir al acto, como criticaba Rebecca M. Towsend en un art¨ªculo publicado en The Conversation. M¨¢s de una veintena de exembajadores polacos han pedido al presidente estadounidense que aproveche la visita para denunciar el estado de los derechos humanos en el pa¨ªs. Significativamente, Trump no har¨¢ escala en Alemania, donde el Bundestag aprob¨® la construcci¨®n en Berl¨ªn de un monumento para recordar a las v¨ªctimas polacas de la ocupaci¨®n nazi, con la ¨²nica abstenci¨®n de Alternativa para Alemania (AfD).
Los paralelismos con el auge en el continente de un espectro de partidos a la derecha de los conservadores que van del euroescepticismo a la ultraderecha han retornado a los medios de cara a este fin de semana, con las elecciones en los estados federados de Brandeburgo y Sajonia, donde se esperan subidas importantes de AfD. El corresponsal parlamentario del taz, Stefan Reinicke, apela a una definici¨®n m¨¢s precisa de la formaci¨®n de las que habitualmente circulan en los medios con el fin de que la pol¨ªtica de ¡®cord¨®n sanitario¡¯ en torno a AfD sea m¨¢s eficaz. ¡°En la nueva derecha que nos encontramos desde EE.UU. hasta Hungr¨ªa vemos un ¡®nacionalismo defensivo¡¯ (Micha Brumlik), que funciona de modo diferente al fascismo hist¨®rico y su car¨¢cter expansivo¡±, se?ala Reinicke, que describe su ideolog¨ªa como ¡°una mezcla de pesimismo hist¨®rico y nacionalismo, escepticismo hacia la globalizaci¨®n, valores conservadores, ideas xen¨®fobas y mucha nostalgia¡±, y advierte que se trata ¡°de algo nuevo, una revuelta cargada de resentimiento de las provincias contra el estilo de vida de las ¨¦lites y clases medias urbanas, liberales y cosmopolitas, de las que muchos se sienten, de manera difusa, v¨ªctimas¡±. El autor atribuye su auge a la crisis, como en tantas otras partes, del sistema de partidos, donde conservadores y socialdem¨®cratas ¡°parecen dos alas de un partido estatal tecnocr¨¢tico¡± y ¡°sin alternativa¡±, al haber el ¡°merkelismo¡± transformado el sistema en una ¡°tecnocracia amigable¡±. Tambi¨¦n a la labor de zapa de influencers simpatizantes de AfD mediante YouTube o Instagram, como se refleja en un reportaje de Der Tagesspiegel.
Volviendo al acto que tendr¨¢ lugar en Polonia, los interesados en la historia pueden dedicar unos minutos a la lectura de un art¨ªculo de Jacques R. Pauwels para Counterpunch sobre el pacto de no-agresi¨®n entre Alemania y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, m¨¢s conocido por los nombres de sus firmantes, los ministros de exteriores Vyacheslav Molotov y Joachim von Ribbentrop. Pauwels separa en su texto mito de realidad y matiza algunos de los lugares comunes entre pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n sobre los motivos que empujaron a los sovi¨¦ticos al acuerdo. Entre ellos recuerda la olvidada agresi¨®n militar japonesa contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1939, los infructuosos intentos del predecesor de Molotov, Maksim Litvinov, por sellar un pacto de seguridad mutua con Reino Unido y Francia o la oposici¨®n de Polonia, que abrigaba sus propias ambiciones expansionistas (la creaci¨®n de una federaci¨®n bajo la ¨¦gida de Varsovia que se extender¨ªa desde el B¨¢ltico hasta el Mar Negro y habr¨ªa de llamarse Intermarium), llegando a anexionarse en 1938 la ciudad checa de Teschen tras el Pacto de M¨²nich que permiti¨® a Hitler apoderarse de los sudetes.
?Periodistas o esten¨®grafos?
?sta es la ¨²ltima revista de prensa internacional comentada que CTXT publica en EL PA?S. Son muchas p¨¢ginas le¨ªdas, que proporcionan no s¨®lo informaci¨®n y an¨¢lisis, sino un diagn¨®stico del (mal) estado de los medios de comunicaci¨®n y del debate p¨²blico (tambi¨¦n, por cierto, de las redes sociales). Parece que poco ha cambiado desde que Ret Marut pusiese a los medios en la picota en En el estado m¨¢s libre del mundo: ¡°Si tengo dinero puedo hacer cualquier cosa contigo¡±, escrib¨ªa Marut, ¡°porque no hay infamia en el mundo para la que no puedas servir.¡± No hay, continuaba, ¡°crimen, por m¨¢s grande que sea, en el que t¨², prensa, no participases.¡± Para Marut, ¡°el periodista comunica la opini¨®n de quien le paga el salario como si fuese su opini¨®n personal¡± y ¡°entonces este chulo [quien paga] se dice ¡®opini¨®n p¨²blica¡¯.¡± En 2016 Stephen Kinzer escrib¨ªa para The Boston Globe que ¡°bajo una intensa presi¨®n econ¨®mica, la mayor¨ªa de peri¨®dicos, revistas y televisiones estadounidenses han reducido su n¨²mero de corresponsales¡± y, de ese modo, ¡°la mayor¨ªa de las noticias importantes sobre el mundo proceden de reporteros en Washington¡±. All¨ª se encuentran con un ambiente en el que ¡°el acceso y la
credibilidad depende de la aceptaci¨®n de los paradigmas oficiales.¡± As¨ª, quienes cubr¨ªan Siria, por ejemplo, ¡°se pon¨ªan en contacto con el Pent¨¢gono, el Departamento de Estado, la Casa Blanca y los ¡®expertos¡¯ de think tanks¡±, y, ¡°despu¨¦s de darse una vuelta en ese carrusel, creen que han cubierto todos los ¨¢ngulos de la historia.¡± Kinzer lamentaba c¨®mo ¡°esta forma de estenograf¨ªa produce la papilla que pasa por noticias sobre Siria.¡± Y quien dice Siria podr¨ªa decir lo mismo de otros pa¨ªses. Podr¨ªa ser Nicaragua. O China. O Rusia. O Ucrania. O Venezuela.
El retrato que ilustra la portada de la edici¨®n inglesa de las memorias de Onoda transmite, a pesar de las penurias sobrevenidas durante todo aquel tiempo, cierta dignidad. ¡°?Por qu¨¦ hab¨ªa luchado aqu¨ª durante treinta a?os? ?Por qui¨¦n hab¨ªa luchado? ?Cu¨¢l era la causa?¡±, se pregunta Onoda al final de sus memorias. Su traductor al ingl¨¦s, Charles S. Terry, que se define a s¨ª mismo como un hombre ¡°inmune a los h¨¦roes y su adoraci¨®n¡±, aventura una respuesta: ¡°Mi opini¨®n es que lo hizo por su integridad¡±. Lo de menos era ya seguramente el emperador o el ej¨¦rcito japon¨¦s, lo importante era no rendirse. Un Onoda de rostro macilento y en un uniforme harapiento, pero que conservaba pese a todo su orgullo, entreg¨® a Taniguchi su katana, su fusil Arisaka con 500 balas y varias granadas de mano. El soldado se hab¨ªa afanado por mantener su fusil en perfectas condiciones de uso durante todos aquellos a?os. El d¨ªa menos pensado volvemos a la jungla.
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