Guetos gitanos sin salida
Pese a leves mejoras en los ¨²ltimos a?os, la discriminaci¨®n de la comunidad roman¨ª en Rep¨²blica Checa, como en el resto de la UE, sigue fuertemente enraizada
La mayor¨ªa de las 30 familias de Vesnicka perdieron sus antiguas viviendas durante una crecida del r¨ªo ?der hace veinte a?os. Y todas forman parte de un experimento social que se lleva a cabo en esta barriada de Ostrava, en el este de Rep¨²blica Checa. Un tercio de las casas, abuhardilladas y en hilera, est¨¢n ocupadas por gitanos; otro, por eslavos; y en las diez restantes viven familias mixtas. La comunidad gestionada por C¨¢ritas es para algunos soci¨®logos un referente en materia de integraci¨®n del pueblo gitano, la minor¨ªa ¨¦tnica m¨¢s numerosa de la Uni¨®n Europea.
Vesnicka souzit¨ª (Villa de coexistencia, en checo) no es un lugar id¨ªlico. En sus tres calles paralelas se ha trapicheado con drogas, algunas familias han sido expulsadas por no pagar la renta mensual de 4.200 coronas checas (unos 160 euros) y los monitores del centro juvenil han sufrido alg¨²n episodio violento. Las viviendas, de 70 metros cuadrados, fueron dise?adas como residencias transitorias, como un mecanismo del ascensor social. Sin embargo, m¨¢s de la mitad siguen ocupadas por los mismos inquilinos desde su fundaci¨®n en 2002.
¡°Yo no me voy a ninguna parte¡±, asegura Libena Kopkov¨¢ durante una charla con EL PA?S en un viaje financiado por el Parlamento Europeo. ¡°Aqu¨ª se vive mucho mejor que donde est¨¢bamos antes de las inundaciones. Aqu¨ª no ha habido un problema jam¨¢s¡±, a?ade con rotundidad la anciana.
La comunidad roman¨ª representa en torno al 2% de la poblaci¨®n de Rep¨²blica Checa (10, 6 millones de habitantes). Una proporci¨®n similar a la de Espa?a o a la media comunitaria, y muy inferior a la de Eslovaquia, Hungr¨ªa, Rumania y Bulgaria. En la Uni¨®n Europea, en total, son unos seis millones. Varios estudios demuestran que no hay ni un solo pa¨ªs en el que no sufran desigualdad y alg¨²n grado de discriminaci¨®n.
Kopkov¨¢ viv¨ªa en el conocido como gueto gitano de Hrusov. All¨ª, como en decenas de otros lugares del pa¨ªs, grup¨²sculos de distintas facciones de ultraderecha cometieron durante los noventa atrocidades. Muchas palizas quedaron impunes. Algunos asesinatos tambi¨¦n. Entre los primeros alcaldes poscomunistas hubo unos cuantos que se sumaron a la ola de antigitanismo. El de la s¨¦ptima ciudad del pa¨ªs (Ust¨ª nad Labem), por ejemplo, levant¨® un muro para aislar todav¨ªa m¨¢s su gueto gitano. En otro municipio se incentiv¨® la emigraci¨®n regalando billetes de ida al Reino Unido. Las autoridades brit¨¢nicas enviaron funcionarios a algunos aeropuertos para advertir a los viajeros de etnia roman¨ª de que bajo ninguna circunstancia se les conceder¨ªa asilo en su territorio. La discriminaci¨®n alcanz¨® tales cotas que Canad¨¢ s¨ª que acept¨® durante esos a?os a centenares de refugiados con pasaporte checo.
Desde la entrada en la UE en 2004, los actos violentos y los delitos de odio se han reducido notablemente. Pero la mayor¨ªa de gitanos checos sigue viviendo en condiciones mucho peores que las de la treintena de viviendas de Vesnicka, construidas parcialmente con fondos comunitarios. Uno de cada tres de los que no viven en estas casas no tiene agua potable y la mitad carece de ducha o inodoro, seg¨²n datos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea. Los desahucios son comunes y son cada vez m¨¢s los que le tienen p¨¢nico a Residomo, una filial de Blackstone que tiene la propiedad de m¨¢s de 40.000 viviendas en la regi¨®n.
El Ayuntamiento de Ostrava (290.000 habitantes) tiene catalogadas 22 ¨¢reas como zonas de exclusi¨®n social. En la mayor¨ªa predominan los gitanos. Una de ellas, cerca de una mina abandonada al este de la localidad, es Bedriska. Casi la mitad de los 150 habitantes que ten¨ªa hace dos a?os se han visto forzados a abandonar la zona. En la entrada del barrio y en las casas todav¨ªa habitadas abundan los carteles que llaman a la resistencia contra el plan urban¨ªstico que incluye la demolici¨®n de todas las viviendas.
Kunicky, en el este de la ciudad, es otra de las zonas marginadas de Ostrava. Una de las personas m¨¢s conocidas y respetadas de este barrio es Margita Horn¨¢ckov¨¢. Junto a otras mujeres, dirige una asociaci¨®n que lucha por el acceso a una vivienda y un trabajo dignos para la poblaci¨®n de Kunicky. Su organizaci¨®n, que recibe fondos europeos, colabora con cualquier habitante del barrio que est¨¦ al borde del desahucio, sea gitano o eslavo. ¡°Hace poco estuvimos en Praga. Y nos reunimos con el ministro [de Desarrollo Regional].¡±, asegura orgullosa la sexagenaria Horn¨¢ckov¨¢.
¡°A¨²n es frecuente que quedemos autom¨¢ticamente eliminados de un proceso de selecci¨®n cuando ven que somos gitanos¡±, asegura su colega Ruzena Dunkov¨¢, una graduada en Trabajo Social y con una tesis doctoral, bastante excepcional entre los roman¨ªes. No solo son vetados en algunas empresas. Es habitual que los restaurantes se nieguen a celebrar sus banquetes o que se les proh¨ªba la entrada en las discotecas. El Roman Decin, un equipo de f¨²tbol compuesto ¨ªntegramente por gitanos, ha ganado bastantes partidos de la tercera divisi¨®n sin llegar a disputarlos, por el boicot al que le someten parte de sus rivales.
En el ¨¢mbito de la educaci¨®n, aunque la situaci¨®n sigue siendo grave, se han producido mejoras desde que la Comisi¨®n Europea abri¨® en 2014 procedimientos de infracci¨®n contra Rep¨²blica Checa y Eslovaquia por sus pol¨ªticas de segregaci¨®n escolar. Hace tres a?os, m¨¢s de un tercio de los alumnos de los centros de educaci¨®n especial eran gitanos, a pesar de representar menos del 3% de los ni?os del pa¨ªs. Una reforma educativa elimin¨® en 2016 los centros de educaci¨®n especial y hoy son muchos m¨¢s los ni?os gitanos que van a clases con mayor¨ªa de alumnos eslavos.
La mayor¨ªa de gitanos checos viven en ciudades industriales o mineras de Moravia y del norte de Bohemia, regiones que han habitado desde tiempos medievales. Son pocos los que residen en Praga. Adem¨¢s, ante el encarecimiento de los alquileres, cada vez son m¨¢s los que abandonan la capital.
Jakub Stedron dirige all¨ª la Casa de las Minor¨ªas ?tnicas. ¡°Para lograr cambios reales, es necesario que la comunidad gitana se involucre en pol¨ªtica¡±, asegura en su despacho de un edificio municipal. ¡°Tienen poblaci¨®n suficiente como para llegar a hacerse con alcald¨ªas y tener representaci¨®n en parlamentos regionales¡±, defiende Stedron.?
A sus 79 a?os, Ladislav Goral acude con frecuencia a la Casa de las Minor¨ªas ?tnicas para colaborar en la organizaci¨®n de eventos que fomentan y promocionan la cultura gitana. Este actor jubilado cree que las subvenciones al empleo y a la vivienda no son una soluci¨®n a largo plazo. Goral sostiene que la igualdad solo ser¨¢ posible con una transformaci¨®n de la mentalidad predominante entre la poblaci¨®n eslava. ¡°Ellos disfrutan de la democracia y la libertad desde hace casi 30 a?os. Nosotros a¨²n las estamos esperando¡±, sentencia.