La retirada de un mediador cuestionado en Oriente Pr¨®ximo
La dimisi¨®n de Greenblatt como enviado de EE UU deja en el aire el ¡®acuerdo del siglo¡¯ de Trump
Es sabido que Estados Unidos es el m¨¢s firme aliado de Israel, pero ni los m¨¢s antiguos observadores en Oriente Pr¨®ximo recuerdan un mediador que mostrara una actitud tan parcial como Jason Greenblatt. Semanas antes de que anunciara el jueves su renuncia al puesto de enviado de la Casa Blanca, hab¨ªa sostenido en la radio p¨²blica estadounidense que Israel era una ¡°v¨ªctima¡± en el conflicto regional. Tambi¨¦n proclam¨® que rechazaba el concepto de ¡°ocupaci¨®n¡± de Cisjordania y Jerusal¨¦n Este para unos ¡°territorios en disputa¡± y tachaba de ¡°peyorativa¡± la denominaci¨®n ¡°asentamientos¡± en las colonias jud¨ªas.
Generalmente parco en declaraciones p¨²blicas, es locuaz en las redes sociales. Abogado inmobiliario neoyorquino, sin experiencia diplom¨¢tica alguna a los 51 a?os, no vacilaba en arremeter a trav¨¦s de Twitter contra el primer ministro palestino, Mohamed Stayyeh. Despu¨¦s de haber trabajado dos d¨¦cadas como asesor legal de los negocios de Donald Trump, se incorpor¨® a la troika de la Casa Blanca que deb¨ªa forjar el ¡°tratado definitivo¡± de paz para Oriente Pr¨®ximo. Antes de alcanzar el acuerdo del siglo, era preciso resucitar las negociaciones de paz entre israel¨ªes y palestinos, estancadas desde 2014.
Encabezado por Jared Kushner, yerno y asesor principal del presidente, el equipo se complet¨® con el embajador de EE UU en Israel, David Friedman, otro abogado al servicio del magnate de Manhattan. Los tres son expertos en el sector inmobiliario y cercanos al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu. A Greenblatt, en calidad de ¡°representante especial en negociaciones internacionales¡±, le correspond¨ªa escribir el guion del acuerdo del siglo.
Cuando lleg¨® hace dos a?os y medio a Tierra Santa caus¨® buena impresi¨®n, con un estilo negociador abierto a todos los sectores. A su marcha, nadie le ha echado de menos. El plan de paz de Trump sigue siendo una inc¨®gnita en su contenido pol¨ªtico sustancial. Solo la vertiente econ¨®mica fue desvelada en junio en Bar¨¦in en ausencia de israel¨ªes y palestinos: 50.000 millones de d¨®lares en donaciones e inversiones recabadas en la comunidad internacional durante una d¨¦cada, a repartir entre los territorios palestinos, Jordania y Egipto.
¡°Su dimisi¨®n solo arroja nuevas dudas sobre un plan de paz que es visto cada vez m¨¢s como una broma¡±, argumenta el analista de Haaretz Chemi Shalev. Sin avanzar hacia el reconocimiento de un Estado de Palestina, ni en el estatus de Jerusal¨¦n o la cuesti¨®n del retorno de los refugiados palestinos ¡ªque Greenblatt no ha abordado¡ª el diluvio de dinero dif¨ªcilmente har¨¢ brotar por si solo la paz en la regi¨®n.
Las elecciones celebradas en Israel en abril paralizaron la presentaci¨®n del plan. La repetici¨®n de los comicios dentro de 10 d¨ªas ¡ªtras el fracaso de Netanyahu en la formaci¨®n de Gobierno¡ª ha llevado a la Casa Blanca a aplazarla de nuevo para no perjudicar las expectativas electorales del primer ministro entre los colonos.
Washington asegura que el plan se har¨¢ p¨²blico ¡°en el momento apropiado¡± despu¨¦s de las legislativas. Para los responsables palestinos, el reconocimiento de Jerusal¨¦n como capital de Israel y el traslado de la Embajada de EE UU desde Tel Aviv a la ciudad santa son prueba suficiente de que la Administraci¨®n del presidente republicano ha dejado de ejercer una mediaci¨®n fiable.
¡°Greenblatt ha agravado una situaci¨®n que ya era cr¨ªtica e insostenible¡±, alega en Twiter la veterana dirigente palestina Hanan Ashraui, quien se encar¨® a menudo con el enviado de Trump para achacarle un sesgo no neutral.
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