Vuelvan todos ustedes a las sombras
La caravana de migrantes centroamericanos fue un parteaguas, un antes y un despu¨¦s, pero no como lo imagin¨¢bamos
Fue impresionante ver a aquella multitud siendo avalancha imparable, al menos hasta que se estrell¨® con el muro estadounidense en Tijuana. En todo caso, los periodistas que acompa?amos aquel viaje lo hicimos con la convicci¨®n de estar atestiguando un gesto hist¨®rico, un parte aguas en la forma en que los centroamericanos que huyen atravesaban M¨¦xico, sorteando sus innumerables espantos a punta de convertirse en muchedumbre. Ya no eran sombras asustadas atravesando veredas, subidas en el lomo de un tren, siendo v¨ªctimas perfectas, mendicantes, cabizbajas. Eran evento mundial, eran trasmitidos en vivo, eran pol¨ªtica urgente, discursos presidenciales, eran, exist¨ªan, parec¨ªan tener pillado por el rabo a su propio futuro.
Fueron, efectivamente, un parte aguas, un antes y un despu¨¦s, pero no como lo imagin¨¢bamos.
Esas hormigas caminantes, trepando por las faldas mexicanas, sin m¨¢s restricci¨®n que el rigor de miles de kil¨®metros, sirvieron al presidente Donald Trump para construir su propia narrativa del viaje. Dijo "invasi¨®n", dijo "amenaza nacional", anunci¨® el env¨ªo de m¨¢s militares de los que estaban destacados en Siria e Irak juntos. Dijo que si alguno de esos migrantes arrojaba alguna piedra la considerar¨ªa un ataque armado a su naci¨®n y que autorizar¨ªa el uso de armas de fuego como respuesta. Pero sobre todo, hizo volar una bandada de amenazas hacia el sur del R¨ªo Bravo, que quiz¨¢ fueron subestimadas y sonaron a bravuconada fatua, a macho postureo electoral.
Entonces, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador asumi¨® la Presidencia de M¨¦xico precedido por la sensaci¨®n de que todo hab¨ªa cambiado, de que el pasado quedaba justamente en el pasado. AMLO y su cuarta transformaci¨®n, llenos de planes tan bienhechores, llenos de tantas palabras, de tantas promesas que incluso alcanzaron hasta para los centroamericanos sin papeles, expulsados por su propios pa¨ªses. Y con AMLO, el flamante subsecretario de derechos humanos, poblaci¨®n y migraci¨®n, Alejandro Encinas ¡ªcuando todav¨ªa pintaba algo en materia de migraci¨®n¡ª prometiendo y prometiendo. Las estaciones migratorias, dijo, ya no ser¨ªan centros de reclusi¨®n. Ya no ser¨ªan c¨¢rceles de sin papeles. Y el comisionado del Instituto Nacional de Migraci¨®n, Tonatiuh Guill¨¦n, aseguraba que la nueva pol¨ªtica migratoria de M¨¦xico se basar¨ªa en el respeto "irrestricto" a los derechos humanos. Y el padre Alejandro Solalinde, que se presentaba ¡ªsin que nadie lo desmintiera¡ª como vocero no oficial de su amigo, el presidente, en temas migratorios, tampoco se cort¨® un pelo: M¨¦xico, asegur¨®, ser¨ªa poco menos que la nueva Jauja para los migrantes, los recibir¨ªa a todos, les ofrecer¨ªa papeles y trabajo y libertad ambulatoria y derechos y m¨¢s derechos.
Y siendo honestos, admitir¨¦ que les cre¨ª, o que les quise creer, sobre todo cuando vi lo que vi.
Inspirados por aquella primera caravana, siguieron varias m¨¢s. El 17 de enero de este a?o lleg¨® una nueva multitud de centroamericanos, dispuestos a sortear los portones mexicanos de Tec¨²n Um¨¢n, pero para sorpresa de ellos ¡ªy de nosotros, los periodistas¡ª los portones estaban abiertos de par en par, en el sentido m¨¢s literal. Nadie les impidi¨® el paso. En lugar de pelotones de antidisturbios hab¨ªa unos amabil¨ªsimos agentes de migraci¨®n que ofrec¨ªan agua y daban la bienvenida y que promet¨ªan cosas que cumpl¨ªan: en cuesti¨®n de d¨ªas, entregaron 13.270 tarjetas de visitante por razones humanitarias, que permit¨ªan a los centroamericanos entrar y salir de M¨¦xico sin ninguna restricci¨®n, trabajar legalmente, tener acceso a la salud, educaci¨®n y a deambular por el pa¨ªs. Fue el mismo comisionado Tonatiuh Guill¨¦n quien entreg¨® las primeras tarjetas y los primeros abrazos a unos migrantes anonadados, que jam¨¢s so?aron con esa bienvenida. Recuerdo a un se?or hondure?o, con casi todos los dientes, que me mostraba la tarjeta, con su fotograf¨ªa, y sonre¨ªa incr¨¦dulo, preguntando si semejante documento estaba dotado realmente de todos los poderes que hab¨ªan sido anunciados. Guardaba la tarjeta en una bolsita de pl¨¢stico, y luego la volv¨ªa a sacar para admirarla como a un objeto m¨¢gico.
El resto es historia. Aquel espejismo dur¨® nada. En abril, es decir, al cabo de tres meses, unos nada amables agentes del INM correteaban migrantes y les arrancaban de las manos las carreolas de beb¨¦s con todo y beb¨¦s, y los arrojaban al interior de las "perreras", los veh¨ªculos-jaula, en los que se retiene a los migrantes. Y el lenguaje volvi¨® a ser el mismo: el presidente L¨®pez Obrador argument¨® que aquellas acciones eran para "proteger" migrantes. Tonatiuh Guill¨¦n dej¨® de ser el comisionado de Migraci¨®n. El padre Solalinde aplaud¨ªa y alentaba la persecuci¨®n contra las organizaciones civiles que acompa?aron a la caravana migrante. Trump felicit¨® a AMLO. Aunque luego volvi¨® a amenazarlo y, para aplacar su ira, el presidente mexicano lo aliment¨® con migrantes centroamericanos.
Las estaciones migratorias, como "Siglo XXI" en Tapachula, siguen siendo c¨¢rceles para migrantes, donde distintas organizaciones de derechos humanos han documentado extorsiones, torturas, humillaciones de todo pelaje, incomunicaci¨®n, separaci¨®n de familias y un largo y familiar etc¨¦tera. La ribera del r¨ªo Suchiate, frontera natural entre Guatemala y M¨¦xico, parece un campo de guerra con tropas, humvees militares con artiller¨ªa pesada, tiendas camufladas y armas largas.
Es como si en cuesti¨®n de meses, dos gobiernos antag¨®nicos hubieran gobernado el mismo pa¨ªs, con visiones furiosamente opuestas, con rostros distintos, con discursos que no se pueden mezclar.
Los migrantes centroamericanos seguir¨¢n llegando y ser¨¢n lo que se supone que deben ser: sombras asustadas atravesando veredas, subidas en el lomo de un tren, siendo v¨ªctimas perfectas, mendicantes, cabizbajas. Sombras.
Me pregunto si alguna vez hubo realmente un plan, si hab¨ªa una ruta, una br¨²jula, si existi¨® alguna vez la posibilidad real de que las cosas fueran de otro modo. Si el presidente L¨®pez Obrador, antes de someterse a los caprichos y las rabietas de Trump s¨ª se imagin¨® el pa¨ªs humano y amigable que estaba detr¨¢s de aquellos portones abiertos.
EL PA?S y EL FARO se unen para ampliar la cobertura y conversaci¨®n sobre Centroam¨¦rica. Cada 15 d¨ªas, el s¨¢bado, un periodista de EL FARO aportar¨¢ su mirada en EL PA?S a trav¨¦s de an¨¢lisis sobre la regi¨®n, que afronta una de sus etapas m¨¢s agitadas.
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