Johnson resucita el fantasma de la frontera irlandesa para salvar su Brexit
El primer ministro desvelar¨¢ a la UE en las pr¨®ximas horas su nueva propuesta
"La gente debe enfrentarse a la cruda realidad. Nos vamos de la UE, y eso, me temo, supondr¨¢ alg¨²n cambio en el statu quo".?Boris Johnson ha anunciado finalmente este martes lo que sus detractores sospechaban: en sus planes para el Brexit, con o sin acuerdo, Irlanda del Norte va de la mano del Reino Unido, y eso significa que la frontera con el territorio comunitario deber¨¢ partir, con mayor o menor suavidad, a la isla de Irlanda.
Es el gran obst¨¢culo que durante a?os ha hecho imposible cualquier acuerdo, y un nudo gordiano inesperado para el que ninguna soluci¨®n satisface a todos. Si el Reino Unido abandona el club comunitario, la Rep¨²blica de Irlanda ¡ªestado miembro de la Uni¨®n Europea¡ª ser¨¢ la nueva frontera occidental. Pero una porci¨®n de esa isla, Irlanda del Norte, sigue siendo territorio brit¨¢nico. Durante todos estos a?os se ha intentado dar con la respuesta a un doble problema. Bruselas no quiere ning¨²n hueco f¨ªsico que ponga en riesgo su mercado interior. Pero ni Dubl¨ªn ni Bruselas desean poner en peligro la paz alcanzada por el Acuerdo de Paz de Viernes Santo, en 1998. La magia de aquel pacto fue la de convertir, a todos los efectos, la l¨ªnea que separa los dos pa¨ªses en una l¨ªnea invisible. Una sola isla para ayudar a sus habitantes a olvidar que ten¨ªan nacionalidades distintas y cerrar las heridas del pasado. La idea funcion¨®, porque la Rep¨²blica de Irlanda y el Reino Unido pertenec¨ªan ambos a la UE: libertad de movimiento de personas, bienes y servicios. Por eso cualquier recuerdo de la cicatriz ¡ªun puesto de control aduanero, alg¨²n m¨¦todo de supervisi¨®n de los intercambios¡ª podr¨ªa convertirse en blanco de los violentos, cuya presencia sigue latente.
La sospecha de todos los rivales pol¨ªticos de Johnson es que est¨¢ jugando a tensar la cuerda con el prop¨®sito ¨²ltimo de hacer que un Brexit sin acuerdo sea inevitable. ?En qu¨¦ consistir¨ªa este juego? Hasta el ¨²ltimo momento ha sostenido el mensaje de que quer¨ªa alcanzar un acuerdo con Bruselas, pero se ha cuidado muy mucho de detallar su propuesta. El tiempo corre a su favor. La fecha fijada oficialmente para que el Reino Unido abandone la UE es el 31 de octubre. La ¨²ltima oportunidad para convencer a los 27 de que se replanteen su postura tendr¨¢ lugar el 17 de octubre, fecha en la que est¨¢ previsto un nuevo Consejo Europeo. El primer ministro tiene intenci¨®n de comenzar a explicar su propuesta a los diferentes l¨ªderes europeos en las pr¨®ximas horas. Algo ya se ha filtrado a los medios y la respuesta irlandesa ha sido rotunda. "No es una propuesta, es un mal comienzo. Ha llegado la hora de que la Uni¨®n Europea reciba una propuesta seria del Gobierno del Reino Unido si queremos que sea posible un acuerdo antes de octubre. Irlanda del Norte y la Rep¨²blica de Irlanda se merecen algo mejor que esto", ha escrito el vicepresidente irland¨¦s, Simon Coveney, en su cuenta de la red social Twitter. La emisora p¨²blica irlandesa RTE hab¨ªa desvelado horas antes los planes de Londres de establecer puestos de control aduaneros a 16 kil¨®metros de la frontera f¨ªsica.
Aunque Johnson ha restado importancia a esa idea y la ha calificado de desfasada, el primer ministro ha empezado a expresar con mayor claridad que en sus planes est¨¢ alg¨²n tipo de separaci¨®n territorial. "Estoy absolutamente convencido de que puede ser una frontera de primera clase, con una reducci¨®n al m¨ªnimo de los inconvenientes para personas y empresas", ha dicho.
Algunas de las propuestas ya han circulado en las ¨²ltimas semanas. La principal, ha explicado Downing Street, supondr¨ªa crear una zona econ¨®mica com¨²n para el control de ganados y productos agr¨ªcolas, una de las ¨¢reas m¨¢s delicadas de la negociaci¨®n. Supondr¨ªa compartir reglamentos y criterios, y Londres ha presentado la idea como una gran cesi¨®n. Junto a eso, se plantean respuestas tecnol¨®gicas y legales como el seguimiento por sat¨¦lite de las rutas de mercanc¨ªas o la creaci¨®n de los llamados "transportistas de confianza", un m¨¦todo por el que se concede la gesti¨®n de mercanc¨ªas a empresas con reputaci¨®n consolidada.
Johnson, quien ya no dispone de mayor¨ªa parlamentaria en Westminster, ha cedido a las presiones de los unionistas norirlandeses del DUP, cuyos 10 diputados sosten¨ªan hasta ahora al Gobierno conservador. Para ellos, un principio sagrado es que Irlanda del Norte no tenga un estatus legal diferente del del resto del Reino Unido.
El llamado backstop, la soluci¨®n creada por Bruselas para deshacer el enredo, garantizaba que Irlanda del Norte siguiera formando parte, a efectos aduaneros y de mercado, del territorio comunitario. Al menos durante un largo periodo de transici¨®n hasta que el Reino Unido y la UE acordaran una nueva relaci¨®n comercial. La oposici¨®n frontal de los unionistas norirlandeses y de los conservadores euroesc¨¦pticos llevaron a la ex primera ministra, Theresa May, al convencimiento de que no podr¨ªa sacar adelante esa idea. Y propuso otra: mantener a todo el Reino Unido en la uni¨®n aduanera hasta que se alcanzara una soluci¨®n definitiva. Bien en defensa de la integridad territorial, bien con la sospecha de que el mecanismo ser¨ªa una trampa perpetua para Londres, el ala m¨¢s dura de los tories?dej¨® claro, hasta en tres votaciones que fueron tres derrotas para May, que nunca aceptar¨ªan el backstop.
Y esa fue la bandera con la que Johnson se hizo con el liderazgo conservador. Eso, y la promesa de que el Reino Unido saldr¨ªa de la UE el 31 de octubre, "a vida o muerte, venga lo que venga".
Por eso la oposici¨®n sospecha que la estrategia del primer ministro esconde un doble juego. O triple. Puede presentar un supuesto nuevo plan que en realidad no es m¨¢s que un retroceso en las negociaciones y, cuando Bruselas lo rechace, echar a los 27 la culpa del fracaso. Puede llevar a la UE hasta el precipicio y lograr que el miedo a un Brexit salvaje doblegue los ¨¢nimos. O puede, en cualquier caso, lograr que corra el reloj hasta conseguir lo que fue su prop¨®sito desde un principio: sacar al Reino Unido sin ning¨²n tipo de acuerdo. Con sus ¨²ltimas declaraciones, Johnson ha dejado claro que pesa m¨¢s en la balanza la obsesi¨®n de culminar el Brexit que cualquier temor a que las aguas vuelvan a agitarse en suelo irland¨¦s.
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