El Restaurante de las Comandas Equivocadas
En este local japon¨¦s en torno al 40% de los pedidos tienen alg¨²n error pero el 99% de los clientes est¨¢n satisfechos
El camarero pregunt¨®, confundido, mientras sosten¨ªa la bandeja cargada de platos: ¡°Aqu¨ª est¨¢ lo que hab¨ªais pedido, ?qu¨¦ era esto?¡±. En la mesa de al lado, su compa?era le ped¨ªa a un comensal que repitiera su orden: ¡°Escuch¨¦ lo que dijiste, pero no me acuerdo, ?sabes?¡±. Ante la escena, tan contraria a los est¨¢ndares de la correcta hosteler¨ªa, los clientes esbozaban una sonrisa ben¨¦vola. Estaban avisados, el mismo nombre del local lo advert¨ªa: los empleados de este restaurante se equivocan a menudo. Todos ellos son ancianos que padecen demencia.
La idea se le ocurri¨® a Shiro Oguni, vide¨®grafo, el d¨ªa en el que invit¨® a comer fuera a un grupo de residentes de un centro para la tercera edad. Aunque el men¨² indicaba que el primer plato era hamburguesa, les sirvieron empanadillas gyozas. Solo Oguni not¨® la equivocaci¨®n: los ancianos que le acompa?aban daban cuenta, gozosos, de sus raciones. ¡°Al contemplar la escena me di cuenta de que un error deja de ser tal en el momento en que es aceptado¡±. De ese descubrimiento surgi¨® El Restaurante de las Comandas Equivocadas (The Restaurant of Mistaken Orders).
La esencia del proyecto est¨¢ plasmada en la presentaci¨®n de su p¨¢gina web. ¡°Quiz¨¢ pienses que es una locura: un restaurante que no puede tomar tu comanda correctamente. Todos nuestros camareros son personas que viven con demencia. Puede que acierten al anotar tu orden o puede que no. De todos modos, no te preocupes si eso sucede. Todo lo que hay en nuestro men¨² es delicioso y ¨²nico. Eso s¨ª que podemos garantizarlo¡±.
Esta declaraci¨®n de principios no corresponde al perfeccionismo que caracteriza a la cultura japonesa, pero conecta al mismo tiempo con un problema crucial de su sociedad contempor¨¢nea: el envejecimiento. La combinaci¨®n de una de las tasas de natalidad m¨¢s bajas del mundo ¡ª1,4 por persona en 2017, seg¨²n el Banco Mundial, el 183? pa¨ªs en una lista de 200¡ª con la esperanza de vida m¨¢s larga ¡ª83,7 a?os en 2016, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS)¡ª encamina a Jap¨®n hacia una crisis demogr¨¢fica.
En la actualidad, uno de cada cuatro japoneses tiene m¨¢s de 65 a?os, una cifra superior a la de cualquier otro pa¨ªs que ha crecido a un ritmo vertiginoso: seis d¨¦cadas atr¨¢s era uno de cada veinte. Y con la edad vienen, claro, los problemas de salud. El libro blanco ¡°sobre el envejecimiento de la poblaci¨®n¡± publicado por el Gobierno en 2018 calculaba que para 2025 la demencia afectar¨¢ a uno de cada cinco ancianos del pa¨ªs. Esta tendencia al alza coincide con las proyecciones globales: de los 50 millones de personas que sufren de demencia hoy se pasar¨¢ a 152 en 2050, seg¨²n estimaciones de la OMS.
¡°La demencia no est¨¢ bien entendida¡±, apunta Shiro Oguni en una entrevista por correo electr¨®nico. ¡°La gente cree que no puedes hacer nada por ti mismo y que la dolencia significa un aislamiento total con respecto a la sociedad¡±. El Restaurante de las Comandas Equivocadas abri¨® sus puertas por primera vez durante un solo d¨ªa en septiembre de 2017, con el prop¨®sito de dar la vuelta a esa creencia popular, gracias a los fondos recogidos por medio de una campa?a de donaciones.
La interacci¨®n entre camareros y clientes comenzaba con un miembro del equipo organizador haciendo las presentaciones. ¡°La persona que les atender¨¢ esta tarde tiene 90 a?os¡±, se o¨ªa en una mesa. A partir de ah¨ª, la conversaci¨®n discurr¨ªa libre:
¨C?La misma edad que mi madre! Parece usted mucho m¨¢s joven. Mi madre cree que ha llegado al final de su camino.
¨CYo sol¨ªa pensar lo mismo.
¨C?Podemos sacarnos una foto juntas? Me gustar¨ªa ense?arle lo activa que una mujer de noventa a?os puede ser si se lo propone.
¨C?Me encantar¨ªa!
La cena se interrumpe cuando una pareja se dirige a los clientes. ¡°Me llamo Kasuo Mikawa, ella es mi esposa Yasuko. Mi afici¨®n es tocar el violonchelo y siempre quise casarme con una mujer que supiera tocar el piano, como ella. Por eso, cuando la conoc¨ª supe que ¨¦ramos perfectos el uno para el otro¡±. La sala entera estalla en una carcajada. ¡°Sin embargo, hace cuatro a?os Yasuko fue diagnosticada con una aparici¨®n temprana de demencia. Dej¨® de hacer muchas cosas, tambi¨¦n de tocar el piano. Empez¨® a decir que no ten¨ªa sentido seguir viviendo. Por eso, le anim¨¦ a retomar la m¨²sica y volvimos a practicar juntos¡±.
Ambos tocan los primeros compases del Ave Mar¨ªa de Bach. Al cabo de unos minutos ella pulsa varias veces la nota equivocada hasta que se atasca.
¨C"?Quieres que paremos, querida?", susurra ¨¦l.
¨C"?Podemos volver a empezar otra vez desde arriba?"
¨C"Claro que podemos", responde mientras coloca las manos de su mujer en la tecla adecuada.
Cuando acaban, todo el mundo aplaude. Yasuko se lleva las manos a la boca, emocionada.
¡°Es importante que como sociedad sepamos apoyarnos el uno al otro. Todos tenemos algo con lo que contribuir. ?C¨®mo podemos apoyar a nuestros hermanos y hermanas con demencia? ?C¨®mo podemos crear ese tipo de sociedad? El Restaurante de las Comandas Equivocadas es solo un paso en esa direcci¨®n¡±, concluye Oguni.
La apertura del restaurante fue solo un paso, en efecto, al que le han seguido otros muchos. La organizaci¨®n ha impulsado 36 eventos que han rebasado las fronteras de Jap¨®n y les han llevado a Corea del Sur, China y el Reino Unido. Ahora, el equipo de Oguni trabaja en nuevas iniciativas de cara a los Juegos Ol¨ªmpicos ¡ªy Paral¨ªmpicos¡ª que se celebrar¨¢n en Tokio el a?o que viene. ¡°Este proyecto es un movimiento y est¨¢ creciendo. Cada d¨ªa recibimos m¨¢s y m¨¢s consultas de administraciones locales, empresas privadas e individuos interesados en colaborar con nosotros¡±.
Aquella primera tarde, El Restaurante de las Comandas Equivocadas hizo honor a su nombre: el 37% de los pedidos tuvieron alg¨²n error. El 99% de los clientes, no obstante, manifestaron su satisfacci¨®n al abandonar el local. ¡°Hubo alg¨²n fallo, pero el ambiente era tan bueno que simplemente te re¨ªas al respecto¡±, afirmaba uno de ellos. Para Oguni, la clave est¨¢ en la tolerancia. ¡°El nombre ayud¨® a nuestros clientes a entrar en la mente abierta. Esperaban errores, por lo que cuando sucedieron, simplemente los aceptaron¡±.
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