El nuevo presidente de T¨²nez desata una euforia que no se ve¨ªa desde la ¡®primavera ¨¢rabe¡¯
El jurista independiente Kais Said ha prometido recuperar la confianza entre los gobernantes y gobernados
Casi nueve a?os despu¨¦s de la primavera ¨¢rabe, una multitud exultante formada sobre todo por j¨®venes volvi¨® a inundar el domingo por la noche la avenida Burguiba, en el centro de la capital de T¨²nez. Encendieron bengalas, tiraron cohetes y ondearon banderas de T¨²nez y Palestina. Esta vez no celebraban la ca¨ªda de un dictador, sino una revoluci¨®n electoral que ha llevado a la presidencia del pa¨ªs a Kais Said, un candidato heterodoxo portador de una promesa de renovaci¨®n ante una clase pol¨ªtica desacreditada.
Aunque las atribuciones del presidente en la Constituci¨®n de 2014 est¨¢n limitadas sobre todo a la pol¨ªtica de Seguridad y de Exteriores, Said asegura que quiere impulsar una revoluci¨®n dentro de la revoluci¨®n. Defiende que la democracia parlamentaria debe dejar paso a la democracia directa y para ello pretende potenciar el poder local mediante la reforma de la Constituci¨®n. Para conseguirlo deber¨ªa reunir los votos de los dos tercios del Parlamento, algo que Said estar¨ªa hoy muy lejos de conseguir. No obstante, este jurista con fama de austero podr¨ªa desempe?ar un papel clave como referente moral en un pa¨ªs asediado por el paro juvenil y la corrupci¨®n.
En cuestiones civiles, Kais Said se niega a despenalizar la homosexualidad y a reformar el sistema de herencia que, como en todos los pa¨ªses musulmanes, penaliza a la mujer. En eso, coincide con el 85% de la poblaci¨®n, seg¨²n las encuestas. Adem¨¢s, Said es partidario de la pena de muerte, vigente en T¨²nez, pero sujeta a una moratoria desde 1991 que el nuevo presidente no pretende abolir.
Said ha conseguido volver a llevar a las urnas a 3,8 millones de ciudadanos entre los siete millones de inscritos, hito solo conseguido por las primeras elecciones libres de 2011. Los resultados oficiales, anunciados el lunes por la tarde, otorgan a Said el 72,7% de los votos frente al 27,29% de su rival, el magnate Nabil Karui. La diferencia es de 45 puntos entre ambos. La tasa de participaci¨®n fue del 55%.
Apenas se cerraron las urnas y se difundieron los resultados de los sondeos, varios miles de personas se dirigieron a la avenida Burguiba. All¨ª encendieron bengalas, lanzaron petardos, cantaron el himno nacional y corearon lemas por la liberaci¨®n de Palestina. El ambiente recordaba el de las victorias del Esperance, el club de f¨²tbol m¨¢s laureado. Los j¨®venes, tradicionalmente abstencionistas, han sido la clave de su ¨¦xito: casi un 90% de los menores de 35 a?os votaron por ¨¦l. ¡°Este es un momento hist¨®rico. Tenemos la oportunidad de corregir los errores y decepciones de los a?os posteriores a la revoluci¨®n. Puede ser la ¨²ltima oportunidad¡±, declaraba un corpulento funcionario mientras cog¨ªa de la mano a su hija peque?a.
Kais Said declar¨® en su primera conferencia de prensa, tras la victoria: "Agradezco los que me votaron, sobre todo los j¨®venes. (...) Abrimos una nueva p¨¢gina en la historia de T¨²nez. (...) El objetivo es recuperar la confianza entre los gobernantes y gobernados. (¡) Me gustar¨ªa que hubiera una bandera palestina junto a la tunecina en esta sala¡±.
Said ha conseguido unificar a buena parte de T¨²nez, un pa¨ªs que se vio sumido en un peligroso proceso de polarizaci¨®n entre religiosos y laicos en 2012, bajo el Gobierno islamista del partido Ennahda. La dimensi¨®n de su triunfo no es habitual en pa¨ªses con elecciones libres. Aunque un parte de sus cr¨ªticos lo acusan de ser ¡°ultraconservador¡± o ¡°salafista¡±, el hecho de que lo haya votado m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n demuestra que tambi¨¦n los no islamistas se han inclinado por ¨¦l.
¡°No nos preocupa un retroceso de los derechos de las mujeres porque no lo habr¨¢ con Said. Aqu¨ª estamos las tres por la noche solas y seguras¡±, afirm¨® elevando la voz por encima de la algarab¨ªa una maestra de secundaria que acudi¨® acompa?ada de dos colegas del instituto, todas ellas con velos.
El perdedor, el magnate Nabil Karui, due?o del canal de televisi¨®n con mayor audiencia, reconoci¨® enseguida su derrota, aunque no aclar¨® si iba a plantear un recurso contra los resultados. ¡°Un candidato en prisi¨®n no puede hacer nada¡±, se justific¨® en rueda de prensa. Aleg¨® que le concedieron la libertad solo tres d¨ªas antes del cierre de la campa?a y eso le impidi¨® competir con opciones. Karui fue encarcelado de forma preventiva el 23 de agosto, acusado de evasi¨®n fiscal y lavado de dinero.
Aunque su derrota en las presidenciales ha sido demoledora, Karui sigue siendo un actor pol¨ªtico importante, como l¨ªder de Qalb Tunis (Coraz¨®n de T¨²nez), el segundo partido m¨¢s votado en las legislativas de la semana pasada, solo por detr¨¢s de los islamistas de Ennahda.
Sin carisma, sin partido y sin dinero
Kais Said, un hombre sin carisma, sin partido y sin apenas dinero ser¨¢ el s¨¦ptimo presidente de T¨²nez, el segundo desde la instauraci¨®n de la democracia. Said, se expresa de forma mon¨®tona en un ¨¢rabe cl¨¢sico, lejos del dialectal de la calle. Algunos le apodan el robot. Y, sin embargo, sus maneras de hombre indignado ante el deterioro de la revoluci¨®n han hecho furor entre los j¨®venes.
El jurista ha sabido fomentar la imagen de hombre austero hasta el punto de negarse a aceptar el dinero p¨²blico que le correspond¨ªa como candidato. Asegura que los 10.000 dinares de dep¨®sito necesarios por ley (3.300 euros) para registrar su candidatura se los prest¨® su familia.
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