La pesadilla de los ¡®dreamers¡¯ llega al Supremo en Estados Unidos
Llegaron al pa¨ªs siendo ni?os, Obama les sac¨® de la clandestinidad con el programa DACA, pero Trump quiere revocarlo. El martes, el caso llega al alto tribunal
Solo ten¨ªa cuatro a?os, pero Daniela Ram¨ªrez asegura que hay un recuerdo del viaje que el tiempo no ha podido borrar de su memoria. ¡°Vine con mi abuela y con mi primo, con un coyote¡±, recuerda. ¡°Subimos a un todoterreno. Mi abuela y los dem¨¢s adultos iban escondidos abajo, apretados en un compartimento secreto que ten¨ªa el coche. Arriba viaj¨¢bamos los ni?os, sentados en sillitas. Deb¨ªamos de estar cerca de la frontera, porque un agente par¨® el carro y se puso a hablar con el coyote, que era una mujer. Entonces el oficial me mir¨® y me pregunt¨® algo. Yo no sab¨ªa nada de ingl¨¦s, y todo lo que pude responder fue: ¡®M¨¦xico¡¯. As¨ª que nos mandaron para atr¨¢s¡±.
Lo cuenta, con una mezcla de emoci¨®n y risa, en el sal¨®n compartido de la residencia de estudiantes donde vive. Hoy Daniela tiene 20 a?os y estudia Ciencias Pol¨ªticas en la universidad de George Washington, en la capital del pa¨ªs al que lleg¨® al fin despu¨¦s de un segundo viaje, en el que ya aprendi¨® a no decir M¨¦xico.
¡°Esos recuerdos son parte de mi historia¡±, explica. ¡°Me doy cuenta de lo fuerte que tuve que ser y de lo que he tenido sobre mis hombros. Es mucha responsabilidad ser un migrante, y todav¨ªa es m¨¢s duro para los peque?os. Yo he crecido traduciendo a mis padres, en las reuniones con maestros, en las consultas de los m¨¦dicos, en todo. Ya s¨¦ que no cruzamos legalmente. Pero ven¨ªamos al pa¨ªs de los sue?os¡±.
Daniela Ram¨ªrez: "Quiero sentirme segura, no tener miedo de ser yo"
Lleg¨® de Acapulco (Guerrero, M¨¦xico) cuando ten¨ªa 4 a?os. Hoy, 16 a?os despu¨¦s, est¨¢ en el ¨²ltimo a?o de Ciencias Pol¨ªticas en Washington. "Quiero sentirme segura, no tener miedo de ser yo", explica. "Me encantar¨ªa trabajar para la ONU y ayudar a otras personas a las que les han quitado sus derechos".
Su madre hab¨ªa emigrado un a?o antes. ¡°Quiso que tuvi¨¦ramos todo c¨®modo cuando lleg¨¢ramos¡±, cuenta Daniela. Se reencontraron en Atlanta, Georgia, en el sur del pa¨ªs. Los comienzos no fueron f¨¢ciles. ¡°Lloraba todos los d¨ªas en el jard¨ªn de infancia, no sab¨ªa ni c¨®mo preguntar para ir al ba?o¡±, asegura. ¡°Pronto me di cuenta de que, si quer¨ªa avanzar, necesitaba ponerme las pilas. Sab¨ªa que lo mejor para mi familia era que yo estudiara. As¨ª que me quedaba m¨¢s tiempo con los profesores, que me ayudaron mucho. Al fin, obtuve una beca y me convert¨ª en la primera de mi familia en ir a la universidad¡±.
No lo habr¨ªa logrado si no fuera por la Acci¨®n Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en ingl¨¦s). Una medida introducida en 2012 por la Administraci¨®n Obama, que permite vivir sin esconderse a los j¨®venes que llegaron a Estados Unidos siendo ni?os. Hay cerca de 800.000 beneficiarios de la DACA, a los que se conoce como dreamers (so?adores). Gracias a la medida gozan de permiso de trabajo y est¨¢n protegidos contra la deportaci¨®n. O lo estaban.
El 5 de septiembre de 2017, Donald Trump orden¨® que se dejara de renovar los permisos temporales de trabajo para los beneficiarios de la DACA. La situaci¨®n de estos j¨®venes qued¨® en un limbo. La orden del presidente fue bloqueada por los jueces y, este martes, tres casos llegan al Tribunal Supremo.
Entre los demandantes agrupados hay j¨®venes como Mar¨ªa Perales, estudiante de pol¨ªticas y trabajadora en una ONG, que lleg¨® de Guanajuato a los ocho a?os. ¡°Crec¨ª en una comunidad donde no ten¨ªamos acceso a muchas cosas, como agua o electricidad, y la educaci¨®n era muy b¨¢sica¡±, recuerda. ¡°Soy de un ranchito bien chiquito, nunca me hubiera imaginado que alg¨²n d¨ªa iba a estar dentro del Tribunal Supremo, ayudando a un caso que yo ayud¨¦ a construir. Siento que ahora la corte tiene que decidir algo muy importante y tiene que estar en el lado de la justicia¡±.
Mar¨ªa Perales: "Trump amplific¨® el racismo"
A sus 24 a?os, llegada de Dolores Hidalgo (M¨¦xico) hace 16, vive en Baltimore y trabaja en la ONG Centro de los Derechos del Migrante. Es una de las demandantes en la audiencia sobre los dreamers en el Supremo. "Siento que estoy trabajando en un lugar que me encanta, abogando por los derechos de los migrantes y quiero seguir haciendo esto", asegura. "Siempre ha habido racismo y odio, pero Trump lo amplific¨®".
Los dreamers, en su mayor¨ªa, no tienen otro hogar que este pa¨ªs. Luis Otero, estudiante de ¨²ltimo curso de empresariales, vino de M¨¦xico con un a?o y medio. Lleg¨® a la adolescencia sin saber que no ten¨ªa papeles. ¡°Fue en una conversaci¨®n con mi padre en la cena, en mi ¨²ltimo a?o de la escuela¡±, recuerda. ¡°Yo le explicaba que quer¨ªa sobresalir en la secundaria, porque despu¨¦s deseaba ir a la universidad. Entonces me dijo: ¡®No creo que puedas ir a la universidad, hijo, porque no tienes documentos¡¯. Fue ah¨ª cuando descubr¨ª lo que significaba ser indocumentado en este pa¨ªs, y ver truncadas las oportunidades que yo so?aba¡±.
La DACA les cambi¨® la vida. Les permiti¨® trabajar, viajar, conducir. El 96% de los beneficiarios est¨¢ trabajando o estudiando, seg¨²n una investigaci¨®n del Center for American Progress. Casi 50.000 de ellos han creado su propio negocio. El 54% ha logrado un empleo mejor, el 62% ha comprado su primer coche y el 14%, su primera casa. Pagan impuestos, crean empleo, generan econom¨ªa.
El viernes, frente al ayuntamiento de la ciudad de Baltimore, bajo un cielo azul del que ca¨ªan leves copos de nieve, medio centenar de vecinos se hab¨ªa congregado para dar la bienvenida a una comitiva de dreamers que ven¨ªan caminando desde la Estatua de la Libertad. Salieron de Nueva York hace 17 d¨ªas, han recorrido a pie 300 kil¨®metros y ya solo les quedaban 60 hasta el Tribunal Supremo, en Washington, en cuyas escaleras se manifestar¨¢n en la ma?ana de un martes hist¨®rico.
La DACA llega al Supremo como una cuesti¨®n de forma, no de fondo. Lo que se discute es si Obama actu¨® legalmente al crearlo sin pasar por el Congreso. Los nueve magistrados, inclinados m¨¢s a la derecha desde el pol¨¦mico nombramiento del juez Brett Kavanaugh, debatir¨¢n cuestiones t¨¦cnicas y farragosas. Pero la ocasi¨®n ofrecer¨¢ una oportunidad para escenificar, a un a?o de las elecciones presidenciales, un debate que parte en dos al pa¨ªs.
Luis Otero: "Quiero ser el primero de mi familia en un cargo ejecutivo"
Tiene 22 a?os, y lleg¨® de M¨¦xico cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido dos. Estudia empresariales y querr¨ªa trabajar "en alguna empresa donde pueda adquirir m¨¢s experiencia y desarrollar mis talentos". "Vengo de una familia en la que nunca nadie ha ocupado ning¨²n cargo ejecutivo, siempre han trabajado en la agricultura. Voy a ser la primera persona en mi familia en ocupar un cargo corporativo. Eso es lo que yo quisiera".
El hecho de que Trump tardara siete meses en ordenar la revocaci¨®n de la DACA, una medida que prometi¨® en su primer d¨ªa como presidente, revela un comprensible temor a sus consecuencias pol¨ªticas: un 83% de los estadounidenses, seg¨²n un sondeo de Gallup, estar¨ªa a favor de ir m¨¢s all¨¢ de la DACA y dar la ciudadan¨ªa a los dreamers.
Los republicanos m¨¢s halcones consideran que ofrecer amnist¨ªa a los inmigrantes, sin reforzar al mismo tiempo las fronteras, producir¨ªa un efecto llamada. El propio presidente ha dicho que el problema no son los dreamers, pero se opone a leyes que los regularicen. Lleg¨® sugerir que les ofrecer¨ªa protecci¨®n si, a cambio, los congresistas acced¨ªan a aprobar la financiaci¨®n de su ansiado muro en la frontera con M¨¦xico. Los dem¨®cratas, por su parte, llevan a?os tratando de legislar para protegerlos. Ven a los dreamers como un argumento pol¨ªtico ganador para 2020, un asunto que permite subrayar sin matices lo que les diferencia en esencia de Trump.
Los dreamers como moneda de cambio. Sus historias como mercanc¨ªa electoral. Acostumbrados a vivir ocult¨¢ndose, antes contaban sus historias con cautela. Pero, con los a?os, han asumido un papel central en el debate migratorio. El viernes, en Baltimore, los pol¨ªticos dem¨®cratas se suced¨ªan para ofrecerles su apoyo desde el atril instalado en la plaza. ¡°Este es vuestro hogar¡±, coreaban. Las autoridades locales, el alcalde, un senador. A su alrededor, los dreamers. Enfrente, las c¨¢maras.
Los expertos advierten de que lo que est¨¢ sucediendo, arrebatar derechos adquiridos a los inmigrantes, es algo ins¨®lito. ¡°Una vez conquistaban derechos, ya no los perd¨ªan. Esto es algo nuevo¡±, explica la soci¨®loga Elizabeth Vaquera, directora del Instituto Cisneros de Liderazgo Hispano, en Washington, que lleva desde 2007 trabajando con migrantes indocumentados. ¡°Estamos ante una retraumatizaci¨®n. Vienen de las sombras y les quieren volver a enviar a las sombras, pero esta vez sin posibilidad de salir porque ya han proporcionado todos sus datos al sistema¡±.
Vaquera ha demostrado en su investigaci¨®n que estos cambios ¡°sin precedentes¡± en la pol¨ªtica migratoria no afectan solo a los indocumentados, sino tambi¨¦n a la poblaci¨®n con plenos derechos. ¡°El estr¨¦s, la incertidumbre, el miedo, la ansiedad, se extienden m¨¢s all¨¢ de los directamente afectados. Golpea a sus padres, sus hermanos, sus familias extendidas, muchos de los cuales son ciudadanos estadounidenses¡±, explica.
Oscar Becerra: "No quiero quitar nada a nadie"
Lleg¨® de Lima (Per¨²) a Alabama, en el sur de Estados Unidos, con solo tres meses. Ahora estudia ingeniar¨ªa inform¨¢tica en la universidad George Washington, en la capital del pa¨ªs. "Estoy aqu¨ª para estudiar, tener un trabajo, cosas normales, no quiero quitarle nada a nade", explica. "Quiero contribuir a avanzar en la inteligencia artificial o algo as¨ª. Trabajar en cosas grandes, innovar".
¡°Yo no decid¨ª venir, siempre he estado aqu¨ª¡±, explica Oscar Becerra, estudiante de ingenier¨ªa inform¨¢tica de 20 a?os. Lleg¨® de Per¨² a Alabama con solo tres meses de vida. Noventa d¨ªas le privaron de la nacionalidad estadounidense, de la que s¨ª gozan sus hermanos peque?os, nacidos aqu¨ª. ¡°No tengo un hogar en Per¨². Me veo como un ciudadano estadounidense. Estoy aqu¨ª para estudiar, tener un trabajo, cosas normales. No quiero quitar nada a nadie. Pero no me han regalado nada¡±.
Oscar sue?a con contribuir a los avances en inteligencia artificial e ¡°innovar en cosas grandes¡±. Mar¨ªa, con ir a la escuela de Derecho y poder seguir trabajando en lo que le gusta: ¡°Abogar por los derechos de los migrantes¡±. El sue?o de Daniela es ¡°trabajar para la ONU y ayudar a otras personas a las que han quitado sus derechos¡±. El de Luis, convertirse en ¡°la primera persona de la familia en ocupar un cargo corporativo¡±.
Sus sue?os son incompatibles con el regreso a las sombras. ¡°Nos llaman aliens ilegales, pero somos personas y tenemos derechos¡±, concluye Daniela. ¡°Tenemos derecho a so?ar. Trabajamos duro para hacer realidad nuestros sue?os. Y vamos a seguir so?ando¡±.
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