Jeanine ??ez, la presidenta inopinada de Bolivia
La senadora opositora se enfrenta a la tarea gigantesca de pacificar al pa¨ªs y de convocar elecciones sin contar con mayor¨ªa parlamentaria
?Qui¨¦n hubiera podido imaginar, hace apenas unos d¨ªas, que la senadora opositora Jeanine ??ez se convertir¨ªa en la nueva presidenta de Bolivia? Seguramente ni siquiera ella. Ni en sus mejores sue?os ni en sus peores pesadillas. Hoy, que ya lo es, se ha hecho responsable de una tarea de dimensi¨®n gigantesca: disipar la idea que ha instalado el expresidente Evo Morales en algunas partes del mundo de que su asunci¨®n del poder es ileg¨ªtima y ¡°golpista¡±; pacificar al pa¨ªs, que hoy se halla sacudido por protestas de signo inverso al de las que lo convulsionaron desde el 20 de octubre hasta la renuncia de Morales; y, finalmente, celebrar elecciones sin poder contar con una Asamblea Legislativa en condiciones ¨Cpor la probable ausencia de la bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) en ella¨C para aprobar la ley de convocatoria de comicios.
?Por qu¨¦ ??ez est¨¢ hoy en una posici¨®n tan importante y delicada? Por casualidad. Era la segunda vicepresidenta del Senado, un cargo reservado por ley a un parlamentario de la oposici¨®n. Qued¨® en el cargo parlamentario m¨¢s alto por las renuncias de los altos cargos del MAS en el Parlamento. Y el Senado, que carece de qu¨®rum, no pod¨ªa darse el lujo de reconsiderar la composici¨®n de su directiva.
??ez, de 52 a?os, pertenece al Movimiento Dem¨®crata Social, el partido que gobierna la regi¨®n de Santa Cruz, al sur del pa¨ªs. El candidato de este partido en las ¨²ltimas elecciones, ?scar Ortiz, estuvo muy cerca de ella mientras tomaba posesi¨®n como presidenta, con una gran Biblia en las manos. Tambi¨¦n estuvo a su lado el senador Arturo Murillo, uno de los ¡°duros¡± de la oposici¨®n parlamentaria a Morales, que le recordaba en voz alta los temas que deb¨ªa tocar en su discurso inaugural. El jefe del Ej¨¦rcito y persona clave en el cambio de Ejecutivo, Williams Kaliman, se encarg¨® de colocarle la banda presidencial.?
Esta abogada y antigua presentadora de televisi¨®n era considerada uno de los halcones opositores. Al comienzo del Gobierno de Morales dijo que se opon¨ªa al proyecto del MAS porque no quer¨ªa que ¡°Bolivia se convirtiera en el Kollasuyu [la regi¨®n sure?a del Imperio inca]¡± y tuviera como ense?a la wiphala, la bandera ind¨ªgena. Sin embargo, en su posesi¨®n ¨Cque se realiz¨® en el viejo Palacio de Gobierno y no en la ¡°Casa Grande del Pueblo¡± construida por Morales¨C la whipala s¨ª estuvo presente. La hizo ondear Luis Fernando Camacho, el l¨ªder c¨ªvico que organiz¨® la rebeli¨®n de las ciudades contra Morales. Su gesto buscaba aplacar a los grupos ind¨ªgenas que, en estos d¨ªas, protagonizaron violentas manifestaciones contra la renuncia presidencial y por el respeto a la wiphala, pues, durante la revuelta, la insignia ind¨ªgena fue quemada y vejada por los opositores a Morales por su asociaci¨®n con el MAS.
Camacho fue uno de los invitados de honor al acto de posesi¨®n de ??ez. Curiosamente, ambos pertenecen a movimientos adversarios dentro de la pol¨ªtica cruce?a. Camacho ha sido m¨¢s radical y ha preferido las acciones extraparlamentarias, pero en las ¨²ltimas horas se ha sumado al acuerdo que dio lugar al nuevo oficialismo y a la posesi¨®n de ??ez.
??ez es la segunda mujer en ocupar la presidencia de Bolivia, despu¨¦s de Lidia Gueiler (1979-1980), que fue proclamada despu¨¦s de un golpe militar y derribada por otro. Viene de una regi¨®n que hasta ahora no hab¨ªa dado ning¨²n presidente democr¨¢tico, el Beni, situada en el noreste del territorio. Los habitantes de esta extensa, c¨¢lida y poco desarrollada regi¨®n, tradicionalmente antievista, mostraron en la televisi¨®n su orgullo por la designaci¨®n.
Al hablar ante sus colegas parlamentarios, ??ez dio las gracias a su madre, que estuvo preocupada por ella durante esta grave crisis pol¨ªtica, y a sus hijos, ¡°la raz¨®n de mi vida¡±. La presidenta no llor¨® en el acto de juramento, pero s¨ª lo hizo, y varias veces, en los d¨ªas previos a este acto, desde el momento en que qued¨® claro que, por los azares del destino, le tocar¨ªa entrar en la historia pol¨ªtica boliviana.
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