Un pulso legal con la vista puesta en los electores
Los dem¨®cratas, sin opciones reales de destituir al presidente, buscan argumentos claros ante la ciudadan¨ªa
En las filas dem¨®cratas se lleva hablando del impeachment, literalmente, desde que el presidente Donald Trump lleg¨® a la Casa Blanca en enero de 2017. Pero la posibilidad se convirti¨® en algo real con la victoria en las legislativas de noviembre del a?o pasado, que les dio el control de la C¨¢mara baja. A esta es a la que la Constituci¨®n entrega en exclusiva la iniciativa en este proceso extraordinario de destituci¨®n pol¨ªtica, que constituye la ¨²nica manera legal de destituir a un presidente sin pasar por las urnas.
La veterana dem¨®crata Nancy Pelosi, desde que asumi¨® la presidencia de la C¨¢mara de Representantes, se resist¨ªa: ¡°El impeachment es tan divisorio para el pa¨ªs que a no ser que haya algo incontestable, abrumador y bipartidista, creo que no deber¨ªamos seguir ese camino¡±, dijo en marzo a The Washington Post. Ese algo lleg¨® cuando un agente de inteligencia de la Casa Blanca present¨® una queja por el comportamiento de Trump al haber condicionado supuestamente un paquete de ayuda milita a Ucrania y una reuni¨®n con su presidente, Volod¨ªmir Zelenski, a que este anunciara una investigaci¨®n sobre la familia Joe Biden, rival pol¨ªtico de Trump de cara a las elecciones de 2020. ¡°Los dem¨®cratas se vieron forzados a tomar una posici¨®n, pero muchos habr¨ªan preferido no hacerlo. Si el presidente ha buscado la injerencia extranjera para ganar unos comicios, y los dem¨®cratas le dejan, no solo perder¨ªan las elecciones, sino que abrir¨ªan la puerta a injerencias futuras¡±, dice Ken Hughes, profesor del centro Miller de estudios presidenciales de la Universidad de Virginia.
Pelosi opt¨® por un proceso r¨¢pido y ce?ido a solo dos acusaciones: abuso de poder y obstrucci¨®n a la investigaci¨®n. La veterana pol¨ªtica decidi¨® a ¨²ltima hora descartar un tercer cargo, el de obstrucci¨®n a la justicia. Hughes, que estudi¨® en profundidad las grabaciones de las sesiones del impeachment de Richard Nixon en 1974, defiende la conveniencia de acotar el proceso. ¡°Tiene sentido limitarlo a los dos art¨ªculos¡±, explica. ¡°Est¨¢ claro que para una pluralidad de americanos, el presidente no debi¨® hacer lo que hizo. Entiendo el argumento de que tambi¨¦n cometi¨® obstrucci¨®n a la justicia, como Nixon, pero no han podido tener todos los testigos necesarios para demostrarlo. Es bueno hacer un esfuerzo por la claridad. Con Nixon hab¨ªa tantos abusos de poder que la gente ten¨ªa dificultad para entender todo¡±.
La Constituci¨®n tiene pocas menciones al impeachment. El art¨ªculo II.4 establece: ¡°El presidente, el vicepresidente y todos los oficiales civiles de EE UU ser¨¢n retirados de su cargo mediante el impeachment por (...) traici¨®n, cohecho u otros delitos o faltas graves¡±. En la interpretaci¨®n de esta ¨²ltima expresi¨®n es donde reside el debate jur¨ªdico. El proceso solo se ha llevado a cabo en otras tres ocasiones, por eso la jurisprudencia es limitada.
Para Sarah Cleveland, profesora de Derechos Humanos y Constitucionales en la Universidad de Columbia, el abuso del poder presidencial entrar¨ªa sin duda en esa expresi¨®n. ¡°Una de las consideraciones que siempre ha estado en el coraz¨®n de la pregunta de si el impeachment es apropiado es si el presidente abus¨® del poder de su cargo para beneficio personal¡±, defiende.
Richard Briffault, experto en ¨¦tica de Gobierno de la misma universidad neoyorquina, coincide. ¡°Lo que la gente no entiende, cuando los republicanos hablan de que el presidente solo hac¨ªa pol¨ªtica exterior, es que se ha demostrado que estaba reteniendo ayuda y pidiendo cosas a Ucrania, no por una raz¨®n leg¨ªtima de pol¨ªtica exterior o de seguridad nacional¡±, asegura. ¡°Las pruebas dicen que actuaba en su inter¨¦s personal. Ese uso de un cargo p¨²blico para un beneficio privado constituye la definici¨®n cl¨¢sica de mala conducta oficial¡±.
El segundo art¨ªculo, el de obstrucci¨®n a la investigaci¨®n, es de una enorme importancia porque, seg¨²n Hughes, est¨¢ en juego la separaci¨®n de poderes. ¡°De lo que se acusa al presidente es de situarse por encima de la ley. No solo no puede ser acusado por el Departamento de Justicia mientras est¨¢ en ejercicio, sino que sostiene que no tiene por qu¨¦ colaborar con el proceso de impeachment. Eso es algo que podr¨ªa cambiar el tipo de pa¨ªs que somos. La Constituci¨®n entrega a la C¨¢mara de Representantes el poder ¨²nico en el impeachment. Si no defiende sus poderes, el equilibrio de poderes podr¨ªa cambiar, inclin¨¢ndose radicalmente hacia el presidente¡±.
Esa, termina Hughes, es la principal diferencia con el impeachment a Nixon. ¡°En 1974 los congresistas republicanos defendieron que el presidente, aunque fuera del mismo partido, ten¨ªa que responder a las citaciones de la C¨¢mara. Los legisladores defendieron el papel constitucional del Congreso¡±.
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