Xi Jinping alimenta el aura de la victoria
Pese a la exaltaci¨®n del presidente chino en los medios oficiales, en las redes contin¨²a la resistencia al discurso oficial
China es ¡°el ¨²nico pa¨ªs capaz de suministrar mascarillas a Europa en tal cantidad¡±, ha dicho el ministro del interior checo, Jan Hamacek. Los chinos ¡°son los ¨²nicos que pueden ayudarnos¡±, ha afirmado el presidente serbio, Aleksandar Vucic, que ha calificado al jefe de Estado de este pa¨ªs, Xi Jinping, de ¡°hermano¡±. Los env¨ªos de material protector y otros suministros m¨¦dicos imprescindibles para tratar la Covid-19 que escasean en todo el mundo han cubierto de elogios internacionales a Pek¨ªn. Elogios que reciben, a su vez, amplia difusi¨®n dentro de la segunda potencia mundial y permiten a su Gobierno sacar pecho ante la poblaci¨®n.
Al comienzo de la crisis, tras una serie de traspi¨¦s a lo largo de enero que analistas extranjeros creen que costaron un tiempo precioso a la hora de parar la epidemia, China se encontraba a la defensiva. M¨¢s de un analista calific¨® la epidemia en Wuhan de un posible ¡°momento Chernobyl¡± para Pek¨ªn, en alusi¨®n al accidente nuclear en Ucrania en 1986 que precipit¨® el fin del r¨¦gimen sovi¨¦tico. Estos d¨ªas, los medios chinos publican gu¨ªas sobre c¨®mo ¡°combatir la Covid-19 a la manera china¡± o emiten reuniones de m¨¦dicos chinos con otros extranjeros para aconsejarles.
¡°China ha dado la vuelta a la tortilla con una rapidez incre¨ªble, pol¨ªticamente, y no solo han sido veloces sino tambi¨¦n notablemente desinhibidos en c¨®mo han conseguido cambiar las tornas tan r¨¢pidamente¡±, apunta Richard McGregor, autor del libro The Party sobre el funcionamiento del Partido Comunista de China y analista del think tank australiano Lowy Institute.
El presidente chino, Xi Jinping, certificaba -cautelosamente- la victoria contra el virus en su visita a Wuhan, el foco inicial de la epidemia, el pasado d¨ªa 10. Un viaje en el que promovi¨®, con visitas a un hospital, a un centro comunitario y una urbanizaci¨®n en cuarentena, los ¨¦xitos de la respuesta china. Todo un contraste con el r¨¢pido aumento de los casos en el exterior, que pareci¨® tomar a numerosos gobiernos por sorpresa.
Los medios oficiales chinos echaron entonces la casa por la ventana para describir a Xi como el ¡°l¨ªder del pueblo¡± que conduc¨ªa a China ¡°hacia la victoria de la guerra popular¡± contra el coronavirus. En un comentario sobre la visita, la agencia de noticias Xinhua recog¨ªa las calurosas declaraciones de un catedr¨¢tico, Liu Jingbei, de la Academia de Liderazgo Ejecutivo de China en Shangh¨¢i: ¡°Xi es la espina dorsal de esta batalla¡ su liderazgo es crucial para que el pa¨ªs consiga derrotar la epidemia¡±, sosten¨ªa el acad¨¦mico.
¡°Mientras peor sea el brote fuera, mejor imagen para Xi dentro del pa¨ªs¡±, escrib¨ªa entonces el analista Bill Bishop, autor de la influyente newsletter especializada en China Sinocism.
La campa?a de noticias positivas ha continuado en los ¨²ltimos d¨ªas, a medida que China se reincorpora, muy gradualmente, a la vida normal y empieza a arrancar la actividad econ¨®mica tras dos meses de par¨¢lisis. ¡°Creo que va a llevar mucho tiempo a China para recuperarse, y por eso sus mensajes de propaganda interna son tan importantes: que China hizo un gran trabajo (contra el virus) y el mundo les imita y que (la pandemia) no es culpa de China en cualquier caso. En otras palabras, que el virus no empez¨® en Wuhan¡±, apunta McGregor.
Aunque la campa?a de mensajes positivos no siempre ha tenido eco. Un libro sobre "la batalla de una gran potencia contra la epidemia¡±, que resaltaba ¡°la sobresaliente capacidad de liderazgo¡± del presidente chino, acab¨® retirado de la circulaci¨®n en pocos d¨ªas, entre bromas de los internautas que opinaban que la batalla no estaba a¨²n ganada. Un destino similar corri¨® un intento de lanzar una ¡°campa?a de agradecimiento¡± en Wuhan para que los residentes de la ciudad expresaran su gratitud a Xi y al partido por sus esfuerzos en la lucha contra el virus.
Y mientras el presidente chino visitaba la ciudad, en las redes sociales chinas los internautas se esforzaban en difundir la entrevista a una de los m¨¦dicos que, al principio de la crisis, intent¨® alertar a la poblaci¨®n sobre la gravedad del problema, para acabar siendo silenciada por sus superiores. Ai Fen, la directora de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Central de Wuhan -el mismo al que estaba asignado el oftalm¨®logo Li Wenliang, que muri¨® tras haber intentado tambi¨¦n contar la verdad-, contaba que si hubiera sabido c¨®mo iban a resultar las cosas, le hubiese ¡°dado igual¡± que le amonestaran, "se lo hubiera contado al mundo entero¡±. Aunque sus palabras fueron r¨¢pidamente censuradas, en Internet se reprodujeron de las maneras m¨¢s imaginativas posibles: traducidas a lenguas extranjeras, en morse, en emoticono o incluso en lenguaje ¨¦lfico.
Al final, comenta la especialista en pol¨ªtica interna china del Lowy Institute Natasha Kassam, hasta qu¨¦ punto cale el mensaje oficial entre el p¨²blico chino, est¨¢ a¨²n por ver. ¡°El ¨¦xito a la hora de reescribir esta historia depender¨¢ tanto de c¨®mo Washington y otros pa¨ªses gestionen esta crisis, como depender¨¢ de Pek¨ªn¡±, apunta. ¡°Si el resto de los pa¨ªses consigue gestionarlo bien, Pek¨ªn tendr¨¢ menos margen de maniobra¡±.
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