Un ministro de Salud que se aferra a la ciencia en Brasil pese a los embates de Bolsonaro

La crisis del coronavirus ha ido creando sus propias rutinas en cada pa¨ªs. Las de Brasil son las largas comparecencias cada tarde del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, para detallar el parte y responder a la prensa, y la cacerolada de cada noche contra su jefe, el presidente Jair Bolsonaro. La figura del ministro ha ido creciendo frente a las presiones del negacionista Bolsonaro a medida que aumentan los casos; 299 muertos y 7.910 contagios hasta este jueves. ¡°Vamos a guiarnos por la ciencia¡±, suele insistir este m¨¦dico ortopedia de 55 a?os que viene de una extensa familia de pol¨ªticos y fue diputado dos legislaturas.

¡°Es una lucha grande en la que vamos a necesitar mucha paciencia, mucha resiliencia¡±, recalca. Que se lo digan a ¨¦l, que tiene la tit¨¢nica tarea de convencer al jefe del Estado y a sus 210 millones de compatriotas de que, como recalca la OMS, quedarse en casa para reducir al m¨ªnimo el contacto f¨ªsico es la manera m¨¢s eficaz de frenar los contagios mientras no haya cura ni vacuna. Poco tardaron el ministro de Salud y los gobernadores en forjar un frente com¨²n para implantar un aislamiento social que ha semiparalizado Brasil pese a los llamamientos del presidente Jair Bolsonaro para que los que no son mayores ni enfermos cr¨®nicos salgan a trabajar para aminorar la hecatombe econ¨®mica.

En paralelo a la guerra contra el Covid-19, Brasil asiste al intercambio de fuego entre ambos frentes. Este jueves por la noche Bolsonaro sacudi¨® duro a su ministro en una entrevista: ¡°Mandetta quiere ir muy a su aire. Quiz¨¢ tiene raz¨®n. Puede ser. Pero le falta un poco m¨¢s de humildad para liderar a Brasil en este momento dif¨ªcil. Necesitamos que gane esta batalla¡±. El ministro respondi¨® con la serenidad y la precisi¨®n de un m¨¦dico en un quir¨®fano: ¡°?l tiene un mandato popular, y quien tiene un mandato popular habla, y quien no lo tiene, como yo, trabaja¡±, dijo a Folha de S. Paulo. Las especulaciones sobre una destituci¨®n son constantes. Mandetta ha advertido de que ¨¦l no abandona el barco por voluntad propia.

El diputado Fabio Trad, primo del ministro, le ha dicho a Bolsonaro v¨ªa Twitter algo que aquel no podr¨ªa verbalizar en p¨²blico. ¡°El problema, se?or Presidente, es que si Mandetta le escucha en este asunto habr¨¢ un genocidio. Sea humilde, se?or, reconozca que un m¨¦dico est¨¢ mejor preparado para combatir una pandemia que un capit¨¢n retirado¡±.

Cat¨®lico de misa y novenas, Mandetta es un lector voraz de la Biblia y los cl¨¢sicos. Le gusta citar ambos cuando insiste, did¨¢ctico, en las recomendaciones de la OMS, relata los preparativos en los hospitales, las dificultades de comprar respiradores en China ante el poder¨ªo de Estados Unidos y responde infinidad de preguntas. Conservador, contrario al derecho al aborto, defiende la marihuana con fines terap¨¦uticos. Al llegar al ministerio, form¨® su equipo con un pu?ado de m¨¦dicos y un coronel. Y pese a haber votado a favor del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, ha evitado las purgas en su departamento.

Solo una vez a lo largo de la crisis ha flaqueado en su apego a la ciencia y a la utilidad de la prensa en tiempos de desinformaci¨®n; presionado por el presidente, acus¨® de radicalismo a los gobernadores y alcaldes partidarios de la cuarentena. Al poco, retom¨® la defensa del aislamiento. Pero suele insistir en que el confinamiento total, al estilo Espa?a, ser¨ªa devastador en Brasil porque decenas de millones de brasile?os viven al d¨ªa.

Comenz¨® su carrera pol¨ªtica como concejal de salud en su ciudad natal, Campo Grande (Matto Grosso do Sul), donde fue investigado por corrupci¨®n. Ampli¨® sus estudios en la Universidad estadounidense de Emory.

Una encuesta publicada este viernes constata que el apoyo de los brasile?os al Ministerio de Mandetta ha aumentado al 76% mientras los que reprueban al presidente suman el 39%, seg¨²n Datafolha. Preocupado por su menguante popularidad y la creciente del titular de Salud, Bolsonaro ha intentado diluir el protagonismo del ministro. Desde el lunes Mandetta comparece con dos o tres ministros m¨¢s. Contrasta con sus colegas de Gabinete porque se presenta cada tarde en mangas de camisa bajo un chaleco del SUS, el Servicio ?nico de Salud, la sanidad p¨²blica, de la que muchos brasile?os privilegiados desconf¨ªan.

Al principio llevaba traje, un cambio de vestuario que miles de internautas aplaudieron e ilustra la transformaci¨®n de un profesional que logr¨® su esca?o con el apoyo de las entidades m¨¦dicas que como diputado hac¨ªa lobby en defensa de los intereses corporativos de sus compa?eros de profesi¨®n y de los seguros privados de los brasile?os m¨¢s ricos.

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