Los frentes internos de la gran batalla de la zona euro
La situaci¨®n pol¨ªtica y jur¨ªdica en la retaguardia condiciona a los Ejecutivos clave en la negociaci¨®n financiera europea
La zona euro es el teatro de la m¨¢s trascendental batalla pol¨ªtica europea en d¨¦cadas. El pulso vierte sobre c¨®mo permitir que los Estados miembros tengan acceso al cr¨¦dito necesario para afrontar los descomunales costes que derivar¨¢n de la pandemia sin pagar en el mercado intereses vertiginosos. Italia y Espa?a encabezan el grupo de aquellos que reclaman la emisi¨®n de deuda com¨²n para recolectar fondos a intereses moderados gracias...
La zona euro es el teatro de la m¨¢s trascendental batalla pol¨ªtica europea en d¨¦cadas. El pulso vierte sobre c¨®mo permitir que los Estados miembros tengan acceso al cr¨¦dito necesario para afrontar los descomunales costes que derivar¨¢n de la pandemia sin pagar en el mercado intereses vertiginosos. Italia y Espa?a encabezan el grupo de aquellos que reclaman la emisi¨®n de deuda com¨²n para recolectar fondos a intereses moderados gracias a las garant¨ªas de los pa¨ªses m¨¢s s¨®lidos; Alemania y Holanda encabezan a su vez el bloque que se resiste a mutualizar la deuda y tratan de orientar la soluci¨®n hacia pr¨¦stamos concedidos con condiciones blandas por el ya existente fondo Mede.
La batalla que se libra en la mesa negociadora ¡ªahora entre ministros, posteriormente entre l¨ªderes¡ª est¨¢ profundamente marcada por los panoramas pol¨ªticos, y en algunos casos jur¨ªdicos, en las arenas nacionales. Los Ejecutivos negocian con un ojo hacia sus interlocutores al otro lado de la mesa y con el otro en el retrovisor. Sacudidas de dimensi¨®n muy inferior a la actual como la crisis de 2008 y el desaf¨ªo migratorio han alterado con fuerza los escenarios pol¨ªticos europeos. Los actuales dirigentes saben que las decisiones que se tomen ahora pueden convertirse en municiones pol¨ªticas explosivas en sus respectivas naciones. Miramos la situaci¨®n en algunos escenarios clave.
Alemania
Cuando la canciller, Angela Merkel, o el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, negocian con los socios de la UE hasta d¨®nde debe llegar el esfuerzo com¨²n de reconstrucci¨®n tras el paso de la Covid-19, lo hacen dentro de un marco pol¨ªtico y en el caso de Berl¨ªn, tambi¨¦n jur¨ªdico, clave para entender el margen de maniobra negociador.
Para empezar, porque en Berl¨ªn, la sombra del Tribunal Constitucional est¨¢ muy presente. La posibilidad de que un consenso admirable desde un punto de vista pol¨ªtico acabe cuestionado en los tribunales es real y, por eso, estos d¨ªas los servicios legales del Gobierno estudian con lupa los precedentes de Karlsruhe. El Constitucional ha determinado en el pasado la autonom¨ªa presupuestaria del Bundestag. Es decir, el Parlamento, como expresi¨®n m¨¢xima de la representaci¨®n ciudadana, debe retener el control de las decisiones presupuestarias. Ceder por completo ese control a otros Estados a trav¨¦s de instrumentos como eurobonos o coronabonos podr¨ªa entrar en colisi¨®n con la propia Constituci¨®n.
Es precisamente en el hemiciclo, donde un instrumento de mutualizaci¨®n de deuda corre el riesgo de toparse con un escollo, hasta ahora insalvable. La Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), el partido de Merkel, es el m¨¢s numeroso en el Parlamento y rechaza por abrumadora mayor¨ªa, tambi¨¦n ahora, instrumentos de mutualizaci¨®n de deuda como los que quieren Espa?a e Italia.
Pero, m¨¢s all¨¢ de cuestiones t¨¦cnicas, hay un intangible pol¨ªtico, un elefante en la habitaci¨®n que para muchos pol¨ªticos alemanes, sobre todo conservadores, resulta dif¨ªcil de obviar. Temen que la ultraderecha se haga fuerte al calor de una reconstrucci¨®n que adivinan costosa y dif¨ªcil de digerir para buena parte de la poblaci¨®n. Las encuestas en Alemania indican que la poblaci¨®n apoya masivamente a los partidos en el Gobierno ¡ªconservadores y socialdem¨®cratas¡ª. Apuntan tambi¨¦n a una ca¨ªda de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha al que la eficiencia y la solidez que proyecta el Gobierno de Berl¨ªn ha pillado con el pie cambiado.
El problema, no es el ahora, sino m¨¢s bien el ma?ana. Fuentes parlamentarias explican que la experiencia de la crisis de los refugiados ejerce estos d¨ªas de potente recordatorio de c¨®mo los tiempos pol¨ªticos pueden alimentar a los ultras. Que en 2015, cuando empezaron a llegar los refugiados, miles de personas les dieron la bienvenida y un esp¨ªritu de generosidad impregn¨® media Alemania. Pero a medida que pas¨® el tiempo y los demandantes de asilo sumaron m¨¢s de un mill¨®n, AfD explot¨® las tensiones propias del complejo proceso de acogida, hasta lograr entrar en el Parlamento con el 12,6% de los votos.
Algo parecido podr¨ªa pasar, piensan no pocos conservadores alemanes, que temen que cuando remita el aturdimiento generalizado y se empiecen a evidenciar los estragos econ¨®micos y sociales del coronavirus, AfD haga su agosto. ¡°Ahora AfD est¨¢ d¨¦bil, pero cuando empiecen a subir las cifras del paro y a quebrar las empresas, la gente comenzar¨¢ a pensar a todo el dinero que fue a parar a otros pa¨ªses. Este es un argumento que se escucha con mucha frecuencia¡±, sostienen las fuentes.
De momento, AfD, patalea en contra de la solidaridad europea para quien quiera escuchar. ¡°La UE est¨¢ explotando descaradamente la crisis del coronavirus para adquirir m¨¢s competencias. Eso incluye los coronabonos, que no son m¨¢s que eurobonos¡±, dec¨ªa este mi¨¦rcoles en una nota el col¨ªder de AfD, J?rg Meuthen. La ultraderecha alemana pide al ministro Scholz que se oponga ¡°claramente a cualquier tipo de mutualizaci¨®n de la deuda, porque es ilegal e inconstitucional y econ¨®micamente perjudicial. Alemania no debe dejarse llevar por otros Estados a expensas de sus contribuyentes y ahorradores¡±.
Italia
La oposici¨®n aprieta en Italia para que el Gobierno no acepte las condiciones que ofrecen los pa¨ªses el norte de la Uni¨®n Europea. Matteo Salvini, l¨ªder de la Liga, partido con mayor intenci¨®n de voto y de tendencia euroesc¨¦ptica, presiona a trav¨¦s de sus redes sociales y en las reuniones que mantiene con el Ejecutivo semanalmente para que el acuerdo que llegue de Bruselas no vaya en otra direcci¨®n que la creaci¨®n de eurobonos o un instrumento que evite la restructuraci¨®n de la deuda. El ex viceprimer ministro considera que aceptar la v¨ªa del fondo europeo de rescate (Mede) ser¨ªa una concesi¨®n a la propuesta de ¡°usura¡± de la comunidad europea. Pero el rechazo a esta medida, por primera vez, es una posici¨®n relativamente compartida en todo el arco parlamentario.
El primer ministro, Giuseppe Conte, advirti¨® el pasado lunes, en una rueda de prensa en horario de m¨¢xima audiencia, que Italia no aceptar¨ªa bajo ning¨²n concepto otro mecanismo para afrontar esta crisis que no fueran los eurobonos. ¡°Mede no, eurobonos s¨ª. La historia est¨¢ de nuestro lado¡±, lanz¨®. Una marcha atr¨¢s es ahora mismo complicada. En el Ejecutivo han rechazado en distintas ocasiones la propuesta, pero no est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto puede llevar el ¨®rdago un pa¨ªs con una deuda del 135% del PIB y encaminado a una recesi¨®n hist¨®rica.
El Mede, m¨¢s all¨¢ de la batalla que libran los partidos de la oposici¨®n como la Liga o Hermanos de Italia, ha adquirido en el pa¨ªs una connotaci¨®n extremadamente negativa. El pasado noviembre, Italia se vio envuelta en un ins¨®lito debate sobre la reforma del mecanismo de rescate europeo. El establishment nacional, liderado por la patronal de empresarios, se ha unido en una posici¨®n de fuerza contra la l¨ªnea dominante de la UE. Tambi¨¦n en las filas socialdem¨®cratas, socio fundamental del Movimiento 5 Estrellas en el Gobierno. ¡°La posici¨®n de Conte es la que se respalda¡±, se?ala un diputado del PD al tel¨¦fono.
El Gobierno, que ha aguantado hasta ahora las embestidas de la oposici¨®n, ha emprendido una batalla en la que dif¨ªcilmente podr¨¢ retroceder. Los ataques no llegan ya solo desde la coalici¨®n de derechas. Dentro del Gobierno, Matteo Renzi, l¨ªder del residual partido Italia Viva, pero con un porcentaje decisivo de parlamentarios que sostienen al Ejecutivo y dos ministros, hay una apuesta clara por la l¨ªnea de un mecanismo para mutualizar la deuda provocada por esta crisis sanitaria.
Los Pa¨ªses Bajos
La firmeza con que el liberal de derecha Mark Rutte, primer ministro neerland¨¦s, de 53 a?os, se afana en salvaguardar la liquidez y mantenerse firme sobre el control de fondos comunitarios a cuenta de la Covid-19, es una forma de mantener la estabilidad interna y frenar as¨ª a euroesc¨¦pticos y la extrema derecha nacionales. Al frente de su tercer Gobierno desde 2010, la pandemia ha estallado con las elecciones generales previstas para 2021, y las medidas de control adoptadas han renovado la confianza de sus conciudadanos en su labor. Por otra parte, su rechazo, y el de su ministro de Finanzas, el democristiano Wopke Hoekstra, a los eurobonos, ha soliviantado a Espa?a e Italia, y ambos han tenido que disculparse, pero es respaldado por el Parlamento de La Haya. Aunque tambi¨¦n han recibido cr¨ªticas por su falta de solidaridad, por parte de liberales de izquierda y la Uni¨®n Cristiana, sus socios de coalici¨®n, el apoyo pol¨ªtico con que cuentan revela el enfoque cada vez m¨¢s nacional de la pol¨ªtica exterior. Una perspectiva donde prima la reacci¨®n del electorado ante las repercusiones del golpe recibido por culpa del coronavirus, sin olvidar el uso que pueda hacer de ello la ultraderecha populista y sus dos representantes principales: Geert Wilders y su Partido para la Libertad, y Thierry Baudet, l¨ªder de Foro para la Democracia.
Tanto Wilders como Baudet apoyan hoy a remolque al Gobierno neerland¨¦s, pero el segundo quiere que se recuerde su buena vista al haber solicitado, sin ¨¦xito, un debate parlamentario de urgencia en cuanto el coronavirus asom¨® en Wuhan. Si bien un Nexit no parece factible en un pa¨ªs que exporta el 74% de sus productos a la UE, e importa de la misma un 46%, seg¨²n la web oficial de la propia Uni¨®n Europea, el Gobierno no quiere dar la sensaci¨®n de que, despu¨¦s de Grecia, consiente que la unidad comunitaria se traduzca, de nuevo, en pagar las deudas de otros. As¨ª que la reacci¨®n del votante patrio en las elecciones de 2021, incluidos los que ten¨ªan 18 a?os durante la crisis financiera global de 2007-2008, puede ser m¨¢s inesperada que nunca, y el primer ministro, partidario de planificar a largo plazo, prefiere aguardar con la mejor salud pol¨ªtica ¡ªy financiera¡ª posible.