Jean Castex, un tecn¨®crata rural
El nuevo primer ministro, desconocido y sin experiencia en primera fila, exhibe un conocimiento detallado de la alta Administraci¨®n y experiencia en la pol¨ªtica local
Hay pol¨ªticos que se pasan a?os maquinando para acceder a un cargo, prodig¨¢ndose en los medios de comunicaci¨®n, poniendo zancadillas a los competidores o adulando a los poderosos. Otros siguen trayectorias distintas, lejos de los focos, sin ambiciones aparentes. Pocos han o¨ªdo hablar de ellos, nunca han expresado el deseo de ocupar esta u otra silla y, de la noche al d¨ªa, se encuentran al mando de un Gobierno. El nuevo primer ministro franc¨¦s, Jean Castex, llevaba d¨¦cadas en la alta Administraci¨®n, en los aleda?os de la c¨²pula del Estado, en la gesti¨®n de la cosa p¨²blica y en la pol¨ªtica local, pero hasta hace muy poco, cuando en abril el presidente Emmanuel Macron le puso al frente de la misi¨®n para sacar a Francia del confinamiento, era un perfecto desconocido para sus compatriotas. En realidad, es como si llevase la vida prepar¨¢ndose en silencio y con discreci¨®n para el d¨ªa que le llamasen.
Castex, de 55 a?os, carece de experiencia en la primera l¨ªnea: no ha sido ministro, ni diputado, ni alcalde de una gran ciudad. Pero exhibe como m¨ªnimo dos virtudes que explican que Macron le haya elegido para sustituir a ?douard Philippe. La primera es un curr¨ªculum como alto funcionario que conoce al detalle los engranajes de la maquinaria estatal en un momento en que Francia, como otros pa¨ªses de su entorno, afronta una de las mayores recesiones en d¨¦cadas sin que la pandemia haya sido del todo derrotada. Y la segunda es su anclaje local. Castex es alcalde del pueblo de Prada, en el departamento de los Pirineos Orientales, la llamada Catalu?a francesa, o Catalu?a Norte, al pie del Canig¨®, lugares simb¨®licos del catalanismo, que el nuevo primer ministro conoce bien, aunque siempre haya evitado implicarse en las iniciativas de sus hom¨®logos en la zona que se han solidarizado con los pol¨ªticos independentistas de la ¡°Catalu?a del sur¡±.
Castex naci¨® en 1965 en Vic-Fezensac, un pueblo de 3.500 habitantes cerca de Toulouse. Su abuelo fue senador y alcalde; su padre, presidente del club de rugby local; su madre, maestra. ?l conserva un ligero acento del sur que se escucha poco en los salones parisinos. Estudi¨® en el Instituto de ciencias pol¨ªticas de Par¨ªs ¡ªla prestigiosa Sciences Po¡ª y en la ENA, Escuela Nacional de Administraci¨®n: el recorrido normativo de los dirigentes franceses (Macron y Philippe se sentaron en las mismas aulas, aunque en a?os distintos). Castex siempre tuvo un pie en la sala de mandos de la Administraci¨®n y otro en el territorio. Durante las visitas peri¨®dicas de joven, y por motivos de salud, a los Pirineos, conoci¨® a quien ser¨ªa su mujer, Sandra Ribelaygue, con quien tiene cuatro hijas. Y all¨ª encontr¨® un feudo electoral.
¡°Es un hombre que conoce muy bien el terreno, el mundo rural. Un hombre de derechas, pero bastante social. Un hombre recto, querido por los dirigentes con quienes trabaja, sean de derechas o de izquierdas¡±, dice Claudi Ferrer, que es alcalde de Prats de Moll¨®, municipio fronterizo en la otra vertiente del Canig¨®, ha trabajado mano a mano con Castex y se declara su amigo. Ferrer fue uno entre los m¨¢s de cien alcaldes del departamento de los Pirineos Orientales que en 2018 firmaron una carta de protesta por el encarcelamiento de l¨ªderes del independentismo catal¨¢n. Castex no firm¨®. ¡°?l es un servidor del Estado. Entiende muy bien el trabajo que hacemos nosotros, pero no ha firmado el manifiesto¡±, explica Ferrer.
La faceta de ¡°servidor del Estado¡±, como dice el alcalde de Prats de Moll¨®, es clave para entender a Castex. Desde sus primeros pasos en el Tribunal de Cuentas, destino de los mejores alumnos de la ENA (los enarcas), hasta su ¨²ltimo cargo como Monsieur D¨¦confinement (Se?or Desconfinamiento), o antes el de coordinador interministerial de los Juegos Ol¨ªmpicos y Paral¨ªmpicos de 2024, Castex ha recorrido los vericuetos de la tecnocracia francesa, y sabe c¨®mo hacerla funcionar. Entretanto, se forj¨® en varios escalones de la administraci¨®n sanitaria, una experiencia ¨²til ante la covid-19. Y adquiri¨® un bagaje pol¨ªtico como jefe de gabinete con Xavier Bertrand, bar¨®n de la derecha moderada, y m¨¢s tarde como secretario general adjunto de Palacio del El¨ªseo con el presidente Nicolas Sarkozy. Al suceder el socialista Fran?ois Hollande a Sarkozy, Castex fue sustituido por un tal Emmanuel Macron, entonces joven banquero, y enarca. A Castex se le ha reprochado durante tiempo que desempe?ase demasiados cargos a la vez. En Prada, sali¨® reelegido en las ¨²ltimas municipales con un 75,7% de votos.
¡°Es una navaja suiza¡±, dijo de ¨¦l Bertrand cuando Macron le encarg¨® dirigir la desescalada. Con estas palabras, citadas por el diario Le Figaro, resaltaba la polivalencia de Castex. Despu¨¦s de los titubeos y errores en el confinamiento a principios de marzo, el desconfinamiento se ha realizado en Francia sin tropiezos mayores, de momento. Fue la rev¨¢lida que le abri¨® las puertas a la jefatura del Gobierno ante unos a?os en los que puede haber nuevos confinamientos y desescaladas. Unos a?os, tambi¨¦n, en los que Macron intentar¨¢ cerrar el abismo entre la Francia de las ¨¦lites parisinas y la de los pueblos y ciudades peque?as. Identificado con la derecha de Sarkozy, pero tambi¨¦n con el gaullismo social ¡ªel ala izquierda de los seguidores del general De Gaulle¡ª, el nuevo primer ministro no es un hombre de partido. Su partido, si acaso, es el Estado, y su pueblo: un tecn¨®crata rural.
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