Miles de neerlandeses reclaman justicia por los abusos en la Indonesia ocupada por Jap¨®n durante la Segunda Guerra Mundial
La Fundaci¨®n Deuda de Honor Japonesa presenta una demanda contra su propio Estado, Pa¨ªses Bajos, al no haber recibido respuesta a sus repetidas peticiones de apoyo
En el 75 aniversario de la Segunda Guerra Mundial, unos 40.000 supervivientes europeos, en su mayor¨ªa ancianos de 80 y 90 a?os, y tambi¨¦n de segunda generaci¨®n, siguen sin ser compensados por el sufrimiento f¨ªsico y psicol¨®gico padecido. Se trata de los neerlandeses recluidos en Indonesia en campos de internamiento, que lo perdieron todo durante la ocupaci¨®n japonesa de la que era entonces una colonia de Pa¨ªses Bajos. El Tratado de San Francisco, firmado entre las fuerzas Aliadas y Jap¨®n en 1951, puso fin a la contienda y acab¨® con la potencia imperial nipona, pero no hubo una reparaci¨®n para los prisioneros neerlandeses porque La Haya se distanci¨® de la posibilidad de que sus nacionales pudieran reclamar a Tokio. Este martes, la Fundaci¨®n Deuda de Honor Japonesa ha presentado una demanda contra su propio Estado al no haber recibido respuesta a sus repetidas peticiones de apoyo.
¡°He operado a algunas mujeres que trataban de ocultar los tatuajes que llevaban en las axilas o la ingle. Eran unos signos en japon¨¦s hechos por los ocupantes de Indonesia cuando ellas viv¨ªan all¨ª, para reconocerlas por los soldados como prostitutas [en 1993, Tokio admiti¨® haber obligado a prostituirse a unas 200.000 mujeres de diversos or¨ªgenes: coreano, chino y filipino; las neerlandesas fueron entre 200 y 300]. Llevamos d¨¦cadas buscando una compensaci¨®n y seguimos sin una respuesta oficial, a pesar de que hemos enviado hasta la fecha 326 peticiones a la Embajada nipona en La Haya. Nos dicen que lo remitir¨¢n a su Gobierno, pero luego nada. As¨ª que el ¨²nico camino es demandar a nuestro Estado¡±, dice Hein Leversteijn, m¨¦dico, y nieto de v¨ªctimas de ese cap¨ªtulo de la Segunda Guerra Mundial, en conversaci¨®n telef¨®nica.
Seg¨²n sus datos, en 1945 un 10% de la poblaci¨®n de su pa¨ªs [de un total de 9 millones de personas, seg¨²n cifras de la Oficina Central de Estad¨ªstica] resid¨ªa en la actual Indonesia, y los supervivientes de m¨¢s edad tienen ahora entre 80 y 90 a?os. ¡°Les queda poco tiempo y siempre trataron de resolver sus problemas por la v¨ªa diplom¨¢tica y el di¨¢logo, pero Pa¨ªses Bajos fue presionado por Estados Unidos durante las negociaciones del Tratado de San Francisco porque tem¨ªa que Jap¨®n acabase en el ¨¢rea de influencia comunista. As¨ª que La Haya acept¨® que no se reparara el da?o padecido por sus compatriotas durante la ocupaci¨®n. A pesar de que hubo torturas y muertos de hambre y destrucci¨®n de hogares¡±. La Fundaci¨®n Deuda de Honor Japonesa (Stichting Japanse Ereschulden, en neerland¨¦s), asegura en el comunicado publicado este martes que el Estado ¡°nunca ha respondido a nuestras propuestas para buscar una soluci¨®n, algo especialmente doloroso en este a?o, que conmemora el 75 aniversario de la Segunda Guerra Mundial¡±.
En 1945, al finalizar la contienda, Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica acordaron dividir Corea, que hab¨ªa sido una colonia de Jap¨®n desde 1910, en dos partes con una frontera en el paralelo 38. El Norte qued¨® en la ¨®rbita de Mosc¨² y el sur en la de Washington. En 1950, el Norte invadi¨® el Sur estallando la Guerra de Corea (1950-1953) y en el nuevo orden internacional que se fraguaba, era esencial el anclaje de Jap¨®n, un pa¨ªs asi¨¢tico situado junto a grandes potencias como China y la entonces Uni¨®n Sovi¨¦tica, en un mundo dominado por instituciones occidentales. En ese contexto, en plena Guerra Fr¨ªa, se firma en 1951 el Tratado de San Francisco, ¡°y aunque el Supremo japon¨¦s reconoci¨® en 2004 que en Indonesia se cometieron cr¨ªmenes de guerra, en el curso de una reclamaci¨®n presentada por estas mismas v¨ªctimas, no se hizo nada porque la compensaci¨®n posterior ten¨ªa el paso cerrado desde el acuerdo de paz¡±. a?ade Leversteijn. ¡°Hemos enviado cartas a la oficina del primer ministro, en La Haya, llamado por tel¨¦fono, de todo. Y seguimos sin respuesta. As¨ª que contamos ahora con los mejores abogados, que han analizado el caso a la luz de las leyes nacionales e internacionales, y estamos dispuestos a agotar todas las instancias legales¡±, concluye.
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