La UE pacta lanzar una nueva bater¨ªa de sanciones contra Bielorrusia por la represi¨®n de Lukashenko

La tolerancia de la Uni¨®n Europea con el r¨¦gimen de Alexander Lukashenko toca a su fin y el endurecimiento de las sanciones comunitarias contra Bielorrusia parece ya imparable. Los ministros de Exteriores de la Uni¨®n han pactado este viernes poner en marcha una nueva bater¨ªa de sanciones contra el r¨¦gimen bielorruso, tras haberlas aligerado dr¨¢sticamente en 2016. El acuerdo se ha alcanzado por unanimidad en una reuni¨®n urgente por videoconferencia convocada por Josep Borrell, Alto Representante de Pol¨ªtica Exterior de la UE. El objetivo de la cita era analizar, entre otros puntos calientes, los incidentes violentos y de represi¨®n ocurridos tras las elecciones generales del domingo pasado en Bielorrusia, en las que Lukashenko se proclam¨® vencedor con el 80% de los votos. El Consejo es informal y, por tanto, no puede adoptar ninguna decisi¨®n oficial. Pero se ha acordado encargar a los ¨®rganos competentes de la UE que elaboren un listado de personalidades del r¨¦gimen de Lukashenko a las que se pueda sancionar (con prohibici¨®n de entrada en territorio europeo y congelaci¨®n de sus bienes en la UE) como responsables de la violencia desatada en los ¨²ltimos d¨ªas y del supuesto fraude electoral.

La posici¨®n mayoritaria de los ministros era ya de entrada favorable a la adopci¨®n de nuevas sanciones contra el r¨¦gimen bielorruso, al que se suspendi¨® gran parte del castigo en 2016. El progresivo acercamiento de Bruselas y Minsk desde entonces ha terminado de manera abrupta. E incluso los socios m¨¢s contrarios a la mano dura con Lukashenko, como la Hungr¨ªa de Viktor Orb¨¢n, parec¨ªan dispuestos a aceptar las sanciones toda vez que incluso Mosc¨² tambi¨¦n est¨¢ dando la espalda a un l¨ªder descrito como el ¨²ltimo dictador de Europa.

Poco antes de la reuni¨®n de los ministros, la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, en un pronunciamiento previo muy poco habitual del Ejecutivo comunitario, ha dejado clara su posici¨®n favorable al endurecimiento de la relaci¨®n con Minsk. ¡°Necesitamos nuevas sanciones contra aquellos que han violado los valores democr¨¢ticos o los derechos humanos humanos en Bielorrusia¡±, ha tuiteado Von der Leyen, con un mensaje que anticipa claramente el objetivo de la reuni¨®n de los ministros.

El Alto Representante de Pol¨ªtica Exterior de la UE, Josep Borrell, que ha convocado la reuni¨®n de este viernes, ya hab¨ªa advertido el pasado martes que Bruselas revisar¨ªa ¡°en profundidad¡± sus relaciones con Bielorrusia tras la violencia desatada por el r¨¦gimen de Luksashenko contra las protestas por el presunto pucherazo electoral. El propio Borrell calific¨® los comicios como ¡°ni libres ni justos¡±. Y avis¨® a Minsk de que se podr¨ªan tomar ¡°medidas contra los responsables de la violencia, de los arrestos injustificados o de la falsificaci¨®n de los resultados electorales¡±.

La posibilidad de las sanciones, que parec¨ªa remota por la necesaria unanimidad, ha ido ganando adeptos a lo largo de la semana, a medida que la represi¨®n en las ciudades bielorrusas se ha mantenido o acentuado. La UE debe ponderar, sin embargo, la presi¨®n sobre Lukashenko con el riesgo de perder contacto con Bielorrusia, pa¨ªs que pasar¨ªa definitivamente a la esfera de influencia de Mosc¨². ¡°Tendremos que encontrar un equilibrio cuidadoso entre la presi¨®n y el compromiso con el presidente Lukashenko. Necesitamos creer que la UE puede asumir un papel de mediador lo antes posible¡±, dice un documento comunitario citado por Reuters.

El statu quo, en todo caso, parece insostenible tras unas elecciones sin presencia de observadores electorales y la violenta represi¨®n posterior. El recuento de cargos de Bruselas contra Lukashenko incluye al menos una v¨ªctima mortal, la detenci¨®n arbitraria de miles de personas y la supresi¨®n de la libertad de expresi¨®n, incluido un apag¨®n general de Internet. Adem¨¢s, la l¨ªder de la oposici¨®n, Svetlana Tikhanovskaya, se ha visto obligada a huir del pa¨ªs y refugiarse en Lituania, uno de los socios europeos que, junto con Polonia, encabeza desde el domingo la petici¨®n de mano dura con Lukashenko.

Dos barajas

El l¨ªder bielorruso hab¨ªa logrado durante los ¨²ltimos a?os un cierto trato de favor de Bruselas, lo que le permit¨ªa jugar con dos barajas dada la creciente inestabilidad de su relaci¨®n con el presidente ruso, Vladimir Putin.

La UE redujo dr¨¢sticamente las sanciones en 2016, tras la decisi¨®n de Bielorrusia de liberar a todos los presos pol¨ªticos. En la actualidad, solo manten¨ªa el embargo en la venta de armas y de material de uso susceptible para la represi¨®n y la prohibici¨®n de entrada en territorio comunitario y congelaci¨®n de bienes contra cuatro personas del r¨¦gimen. Con anterioridad, las sanciones, iniciadas en 2004, hab¨ªan llegado a afectar a 170 personas.

Bruselas tambi¨¦n valor¨® muy positivamente la decisi¨®n de Lukashenko de no secundar la actuaci¨®n de Putin contra Ucrania y la invasi¨®n de Crimea. El deterioro de la relaci¨®n con Putin, de quien Lukashenko sospecha que quiere anexionar Bielorrusia, propici¨® a¨²n m¨¢s el acercamiento hacia la UE.

A pesar de las dudosos credenciales del r¨¦gimen de Lukashenko, Bruselas reforz¨® la relaci¨®n con Bielorrusia, por considerar al pa¨ªs como una pieza fundamental de su vecindario oriental, particularmente importante para los tres socios de la UE fronterizos (Polonia, Lituania y Letonia). A partir de 2016, la UE dobl¨® la ayuda financiera hacia Minsk, hasta los 30 millones de euros. Y a principios de este a?o, se firm¨® un acuerdo con el Gobierno de Lukashenko para facilitar la expedici¨®n de visados a los ciudadanos bielorrusos que deseen viajar a territorio europeo.

El extra?o idilio de Bruselas y Minsk se hizo trizas el domingo, cuando Lukashenko, tras 26 a?os de poder absoluto, se enfrent¨® en las urnas a Tikhanovskaya, una profesora de ingl¨¦s convertida en cabeza de cartel electoral tras la detenci¨®n de su marido. El error de c¨¢lculo de Lukashenko sobre su poder real parece a punto de dejarle en un terreno de nadie entre Bruselas y Mosc¨². Una posici¨®n tan aislada como dif¨ªcilmente sostenible.