Un presidente lenguaraz como Trump, un periodista de Pulitzer y 18 conversaciones de dinamita
El ¨²ltimo libro de Bob Woodward, en el que el l¨ªder republicano admite haber enga?ado sobre la pandemia, ha provocado una tormenta de la que no se ha librado ni el autor
Si uno junta a un presidente narcisista y lenguaraz con una leyenda del periodismo en 18 conversaciones a calz¨®n quitado se topa con un monumental jaleo como el que esta semana ha provocado los avances del nuevo libro de Bob Woodward. Rage (Rabia), la segunda obra sobre la Administraci¨®n de Donald Trump del dos veces premio Pulitzer, relata episo...
Si uno junta a un presidente narcisista y lenguaraz con una leyenda del periodismo en 18 conversaciones a calz¨®n quitado se topa con un monumental jaleo como el que esta semana ha provocado los avances del nuevo libro de Bob Woodward. Rage (Rabia), la segunda obra sobre la Administraci¨®n de Donald Trump del dos veces premio Pulitzer, relata episodios alarmantes del Gobierno estadounidense, esta vez, en medio de la peor debacle econ¨®mica y sanitaria en 100 a?os. Y con el testimonio directo de Trump. La principal bomba informativa de sus p¨¢ginas tiene que ver con una pandemia que ha matado a m¨¢s de 193.000 personas en Estados Unidos. De la tormenta de cr¨ªticas no se ha librado ni el famoso reportero.
El libro de Woodward revela que Trump sab¨ªa que el coronavirus era mortal y confundi¨® al p¨²blico deliberadamente sobre su letalidad durante semanas y meses. Al mismo tiempo que el presidente dec¨ªa en ruedas de prensa cosas como ¡°pr¨¢cticamente lo hemos parado¡± (2 de febrero), ¡°un d¨ªa desaparecer¨¢, como un milagro¡± (27 de febrero) o ¡°nada se cierra por la gripe¡± (9 de marzo), mostraba verdadera preocupaci¨®n en sus conversaciones con el periodista.
¡°Simplemente respiras y se contagia¡±, dijo Trump a Woodward en una conversaci¨®n el 7 de febrero. ¡°Y eso es muy complicado. Es muy delicado. Es m¨¢s mortal incluso que una gripe intensa. Es algo mortal¡±. En otra, el 19 de marzo, admiti¨® que rebajaba el problema: ¡°Siempre quise restarle importancia. Todav¨ªa me gusta restarle importancia porque no quiero crear p¨¢nico¡±. Ya el 28 de enero, seg¨²n el libro, el consejero de Seguridad Nacional, Robert O¡¯Brien, hab¨ªa advertido al presidente de que esta era ¡°la mayor amenaza de seguridad nacional¡± a la que se enfrentar¨ªa en su presidencia.
El doble discurso del mandatario ¨Cconocido adem¨¢s de forma impactante, de viva voz del presidente, pues The Washington Post public¨® fragmentos grabados de las entrevistas¨C ha causado estupor a menos de dos meses de las elecciones. El republicano se ha defendido tratando de desviar la atenci¨®n hacia el periodista: ¡°Bob Woodward tuvo mis declaraciones durante meses. Si ¨¦l pensaba que eran tan malas o peligrosas, ?por qu¨¦ no inform¨® de ellas inmediatamente con el fin de salvar vidas? ?No ten¨ªa obligaci¨®n? No, porque ¨¦l sab¨ªa que eran respuestas correctas. Calma, ?no p¨¢nico!¡±, escribi¨® en su cuenta de Twitter.
El reputado periodista ha recibido cr¨ªticas del sector por aguardar a la publicaci¨®n de su libro para revelar el doble discurso del presidente
El autor, de 77 a?os, encumbrado al Olimpo del oficio desde muy joven por destapar el caso Watergate junto a Carl Bernstein, ha recibido las mismas cr¨ªticas desde otros ¨¢mbitos. Jeff Jarvis, consultor de medios y profesor de Periodismo de la City University de Nueva York, fue muy duro en un mensaje en la misma red social: ¡°Bob Woodward ha violado el primer deber del periodismo: servir al p¨²blico. En su silencio es c¨®mplice de los asesinatos de Trump. Deber¨ªa renunciar a sus Pulitzer. Ya no es un periodista. El periodismo es un servicio al p¨²blico, no una f¨¢brica de libros o peri¨®dicos¡±. David Boardman, decano de Periodismo de Temple University y exdirector de Seattle Times, plante¨®, por su parte: ¡°Esta cuesti¨®n ha surgido con frecuencia ¨²ltimamente, ya que los periodistas guardan informaci¨®n importante para sus libros. En la situaci¨®n de vida y muerte de hoy, ?es esta pr¨¢ctica tradicional a¨²n ¨¦tica?¡±.
Woodward respondi¨® en declaraciones a Margaret Sullivan, la analista de Medios de The Washington Post, que su misi¨®n con el libro era aportar un contexto m¨¢s amplio que el de las noticias al uso y, sobre todo, que informar en aquel momento de lo que el presidente le dec¨ªa conllevaba dos problemas. Primero, que tard¨® meses en saber de d¨®nde proced¨ªa la informaci¨®n que este le daba (la reuni¨®n de inteligencia de alto nivel) y, segundo, que con Trump le costaba saber si lo que dice es verdad.
Hacia el mes de febrero, recuerda el periodista, el propio doctor Anthony Fauci, experto de referencia en la Casa Blanca, tambi¨¦n dec¨ªa al p¨²blico que no necesitaba cambiar de h¨¢bitos.
Tampoco public¨® esas conservaciones m¨¢s adelante, en primavera, por ejemplo, porque buscaba ofrecer una fotograf¨ªa m¨¢s completa, seg¨²n alega, y la l¨ªnea roja, en todo caso, eran las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, pues la gente debe sacar sus conclusiones antes de votar. ¡°Sab¨ªa que pod¨ªa escribir el segundo borrador de la historia", dijo en el Post, parafraseando al exeditor Phil Graham, que llam¨® al periodismo ¡°el primer borrador de la historia¡±.
La otra gran pregunta de fondo es por qu¨¦ Trump accedi¨® a hablar tanto a Woodward. "Lo hice por curiosidad, dice
La pol¨¦mica surgi¨® tambi¨¦n con las recientes memorias de John Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional, y con un libro de un reportero de The New York Times, Michael Schmit, a ra¨ªz de las investigaciones de la trama rusa.
El director de The New Yorker, David Remnick, recalca que ¡°el cargo ejecutivo con la funci¨®n de salvar vidas era y es Donald Trump, no Bob Woodward¡±. Margaret Sullivan, por su parte, apunta que no est¨¢ clara la diferencia que hubiese supuesto publicarlo meses atr¨¢s, pues esas declaraciones podr¨ªan perfectamente haberse desmentido y olvidado en la vor¨¢gine de noticias y esc¨¢ndalos que caracterizan la era de Trump. ¡°Aun as¨ª¡±, concluye, ¡°la m¨ªnima posibilidad de que esas revelaciones hubiesen podido salvar vidas es un poderoso argumento contra esta espera¡±.
Esas grabaciones ser¨¢n munici¨®n de primera para los dem¨®cratas durante la campa?a. El candidato presidencial, Joe Biden, ha acusado a Trump de ¡°traici¨®n al pueblo estadounidense en una cuesti¨®n de vida o muerte¡±.
El libro Rage, que sale a la venta el martes, revela otros aspectos peliagudos, como los comentarios degradantes de Trump hacia sus generales o c¨®mo uno de estos, el exjefe del Pent¨¢gono Jim Mattis, lo consideraba ¡°peligroso¡± para Estados Unidos.
La otra gran pregunta de fondo que plantea este episodio es c¨®mo el mandatario se prest¨® a hablar tanto con un periodista famoso por meterse hasta la cocina de los Gobiernos y hacer descripciones microsc¨®picas. La respuesta se encuentra en la volc¨¢nica personalidad de Trump, su amor-odio a la prensa, su adicci¨®n a los focos, la vanidad de hablar con alguien tan respetado como Woodward. As¨ª lo hab¨ªan hecho Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. El magnate no solo respondi¨® las preguntas del veterano reportero, sino que le facilit¨® un n¨²mero de tel¨¦fono directo para que el autor pudiese dejar mensajes con el fin de que este le llamase de vuelta. En al menos una ocasi¨®n lo hizo de noche, cuando probablemente no hab¨ªa asesores cerca.
¡°Bob Woodward es alguien que respeto, de haber o¨ªdo su nombre muchos a?os, no conozco mucho su trabajo¡±, dijo el jueves en la Casa Blanca, ¡°lo hice por curiosidad ¡ Me pregunto si alguien as¨ª puede escribir bien. No creo que pueda, pero veremos qu¨¦ pasa¡±. As¨ª surgi¨® este ¡°segundo borrador de la historia¡± que buscaba Woodward.
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