Nueve detenidos por la decapitaci¨®n de un profesor de secundaria cerca de Par¨ªs
El terrorismo golpea al coraz¨®n de la Rep¨²blica, que es la escuela. La v¨ªctima hab¨ªa dado clases sobre la libertad de expresi¨®n y las caricaturas de Mahoma publicadas en ¡®Charlie Hebdo¡¯
Conflans-Sainte-Honorine ¡ªel municipio de 35.000 habitantes a 50 kil¨®metros de Par¨ªs, donde confluyen los r¨ªos Sena y Oise y conocido porque durante a?os tuvo como alcalde al primer ministro Michel Rocard¡ª se despert¨® este s¨¢bado con una sensaci¨®n entre el espanto y la irrealidad. Un profesor de historia y geograf¨ªa, que hab¨ªa dado clases sobre la libertad de prensa y las caricaturas de Mahoma en la revista Charlie Hebdo, apareci¨® decapitado cerca del Coll¨¨ge du Bois-D¡¯Aulne, donde ense?aba. El primer golpe del terrorismo islamista al templo de la Rep¨²blica que es la escuela cay¨® en una ciudad sin violencia ni conflictos sociales destacados, uno de esos lugares donde nunca pasa nada y la vida suele discurrir sin sobresaltos.
Nueve personas han sido detenidas en relaci¨®n con la decapitaci¨®n, el viernes en este mismo pueblo, de Samuel Paty, un profesor de historia y geograf¨ªa en el Coll¨¨ge du Bois-D¡¯Aulne, un centro de secundaria rodeado de campos para hacer deporte y en un barrio residencial de clase media en el extremo de la ciudad. De los nueve detenidos, cuatro son familiares del terrorista, un hombre identificado como Abdoullakh Abouyezidvitch A., nacido hace 18 a?os en Mosc¨² y de origen checheno, que viv¨ªa en la poblaci¨®n de Evreux ¡ªa 80 kil¨®metros de Conflnas¡ª y resid¨ªa legalmente en Francia como refugiado, seg¨²n inform¨® el fiscal antiterrorista Jean-Fran?ois Ricard. No ten¨ªa antecedentes penales ni constaba en los registros de sospechosos. Entre los otros cinco figura el padre de una alumna que, en los d¨ªas previos al atentado, agit¨® las redes sociales con mensajes contra el profesor, lo denunci¨® a la polic¨ªa y exigi¨® su expulsi¨®n.
En un pa¨ªs acostumbrado por desgracia a los atentados islamistas ¡ªla matanza en Charlie Hebdo y en un supermercado jud¨ªo en enero de 2015, que ahora se juzga en Par¨ªs, y los atentados de noviembre del mismo a?o en la sala de fiestas Bataclan y otros lugares de la capital¡ª, la decapitaci¨®n de Conflans-Sainte-Honorine tiene un car¨¢cter distinto. Por primera vez, el terrorismo golpea al coraz¨®n de la Rep¨²blica, que es la escuela. Y por primera vez la v¨ªctima es un profesor que hac¨ªa su trabajo: educar a los futuros ciudadanos adultos. ¡°No pasar¨¢n¡±, prometi¨® el presidente, Emmanuel Macron.
¡°Ha ocurrido en Conflans, pero podr¨ªa haber podido ocurrir en cualquier lugar de Francia¡±. A Jeanine Vinouze, directora ya jubilada de otra escuela en la ciudad, exconcejal socialista en el Ayuntamiento y vecina del barrio, le tiemblan las manos y las piernas mientras habla. ¡°Al principio cre¨ª que hab¨ªa habido un accidente. Despu¨¦s me di cuenta. Cuando entend¨ªa que era un profe y delante de la escuela¡ Es inimaginable, inconcebible.¡±
El misterio, y el motivo de un debate encendido en Francia sobre las condiciones que propician los actos terroristas, c¨®mo una pol¨¦mica entre padres y alumnos, y una campa?a contra un profesor por hacer su trabajo, acab¨® en un crimen que reaviva la pesadilla de los ataques yihadistas de los ¨²ltimos a?os en Francia. La investigaci¨®n deber¨¢ determinar c¨®mo el terrorista, que no era alumno de la escuela, fij¨® su atenci¨®n en Paty y c¨®mo lleg¨® a localizarlo.
El profesor hab¨ªa recibido amenazas. Antes de perpetrar el crimen, el terrorista aguard¨® a la salida de la escuela y pidi¨® a algunos alumnos informaci¨®n sobre la v¨ªctima. La Fiscal¨ªa Antiterrorista investiga el caso como un ¡°asesinato en relaci¨®n con un acto terrorista¡± y como una ¡°asociaci¨®n de malhechores terrorista y criminal¡±.
El viernes, hacia las cinco de la tarde, el profesor regresaba a casa cuando el terrorista le asalt¨® con un cuchillo de grandes dimensiones, le hiri¨® en los brazos, la cabeza y el tronco, y le cort¨® la cabeza. La polic¨ªa, alertada por un vecino, acudi¨® en seguida. El asesino tuvo tiempo de tomar una fotograf¨ªa del cad¨¢ver y difundirla en Twitter con un mensaje que reivindicaba el atentado. Los agentes le instaron a entregarse y, ante su negativa, dispararon. El terrorista muri¨® por los disparos de la polic¨ªa.
Samuel Paty era lo que el escritor de principios del siglo XX Charles P¨¦guy llam¨® los ¡°h¨²sares negros¡±, los soldados con tiza y pizarra que llevaban a todos los rincones de la naci¨®n los valores de libert¨¦, ¨¦galit¨¦, fraternit¨¦, inscritos en la fachada de esta y de todas las escuelas de la Rep¨²blica.
Los alumnos que este s¨¢bado acudieron a la escuela para deponer flores en memoria del maestro o para hablar con los psic¨®logos, le recordaban ¡ªel verbo recordar todav¨ªa se les hac¨ªa extra?o: lo hab¨ªan visto menos de un d¨ªa antes¡ª con gratitud y emoci¨®n. ¡°Era alguien sonriente y alegre, pr¨®ximo a los alumnos y orgulloso de ellos. Siempre nos animaba a hacerlo mejor¡±, dice una de las alumnas de tercer curso, Elinor Do Nascimento, de 14 a?os.
El viernes era el ¨²ltimo d¨ªa de clase. Los alumnos del tercer curso en el Coll¨¨ge du Bois-D¡¯Aulne en Conflants-Saint-Honorine se preparaban para las dos semanas de vacaciones de Todos los Santos. En la clase de tercero del profesor Samuel Paty se habl¨® de asuntos diversos. De las desigualdades entre los pa¨ªses ricos y pobres, y tambi¨¦n de la Segunda Guerra Mundial. Las clases de monsieur Paty eran as¨ª. Conectaba temas distintos, explica Do Nascimento. ¡°Nos dese¨® buenas vacaciones y nos dijo que nos ver¨ªamos en el regreso a las clases¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.