Los caminantes venezolanos vuelven a migrar
La precaria cotidianidad del pa¨ªs y la reapertura de la econom¨ªa en Colombia reactivan el ¨¦xodo de miles de personas tras meses de paralizaci¨®n por la pandemia
Juan estaba terminando un encargo de trabajo en una zona monta?osa de T¨¢chira, el Estado venezolano fronterizo con Colombia. All¨ª se cruz¨® con un grupo de personas con bolsos y maletas. Le preguntaron por d¨®nde bajar hasta la frontera. No es el primero con el que se ha topado en las ¨²ltimas semanas. Los migrantes que abandonan, o vuelven a abandonar el pa¨ªs a pie se multiplican de nuevo de tras siete meses de cuarentena por la covid-19. En los primeros meses de confinamiento, ...
Juan estaba terminando un encargo de trabajo en una zona monta?osa de T¨¢chira, el Estado venezolano fronterizo con Colombia. All¨ª se cruz¨® con un grupo de personas con bolsos y maletas. Le preguntaron por d¨®nde bajar hasta la frontera. No es el primero con el que se ha topado en las ¨²ltimas semanas. Los migrantes que abandonan, o vuelven a abandonar el pa¨ªs a pie se multiplican de nuevo de tras siete meses de cuarentena por la covid-19. En los primeros meses de confinamiento, miles de personas regresaron por la falta de recursos y el miedo a la enfermedad. Ahora, la crisis de Venezuela los expulsa una vez m¨¢s. El cierre ha supuesto una paralizaci¨®n casi total del pa¨ªs a la que se ha sumado la escasez de combustible, el colapso de los servicios p¨²blicos y la tensi¨®n social y pol¨ªtica.
Todos los d¨ªas Juan, que prefiere mantener su nombre oculto por seguridad, ve grupos de personas que salieron de sus casas a pie con rumbo a otro pa¨ªs. M¨¢s de cinco millones se fueron en busca de oportunidades en los ¨²ltimos seis a?os, seg¨²n el c¨¢lculo de Naciones Unidas y alrededor de dos se instalaron en la vecina Colombia. Los ha documentado para el Diario Calle, un medio comunitario de la ciudad fronteriza de San Antonio del T¨¢chira, y a trav¨¦s de redes sociales informa sobre lo que ocurre en el tenso corredor binacional. ¡°D¨ªas atr¨¢s vimos el ingreso de connacionales, pero como se reactiv¨® la econom¨ªa en Colombia a la gente le parece mejor regresar y a otros van a intentarlo porque ac¨¢ la cosa est¨¢ muy mal¡±, comenta el reportero, de 40 a?os. En Venezuela el 96% de la poblaci¨®n apenas tiene ingresos para comer y el salario m¨ªnimo, es decir, el que percibe la mayor¨ªa de la poblaci¨®n activa, est¨¢ en menos de un d¨®lar, el m¨¢s bajo de la regi¨®n.
Juan ha entrevistado a familias enteras que caminan desde los Estados de Yaracuy, Barinas, Valencia, Caracas incluso desde Barcelona, en la costa oriental del pa¨ªs a 850 kil¨®metros de la frontera. ¡°La historia de los caminantes era algo que se ve¨ªa del lado colombiano¡±, dice Juan. ¡°La gente que emigraba llegaba a San Antonio en buses y la terminal era un hervidero. Ahora no tienen dinero y tampoco hay buses por la cuarentena y por la falta de gasolina. Les toca caminar¡±.
Una de las que se cruz¨® fue Migdalia Tabares, de 34 a?os, que iba con sus cuatro hijos de entre siete y 14 a?os de edad. La mujer hab¨ªa regresado a Venezuela en agosto, despu¨¦s de estar cinco a?os en la ciudad de Bucaramanga. Ten¨ªa la intenci¨®n de quedarse en su pa¨ªs. ¡°Cuando vi todo, que el bol¨ªvar [la divisa local] no existe, que la comida es car¨ªsima y que mis dos hijos peque?os est¨¢n tan flaquitos, decid¨ª regresar y llev¨¢rmelos porque no pod¨ªan seguir ah¨ª con mi mam¨¢. La cosa all¨¢ est¨¢ horrible¡±, cuenta por tel¨¦fono un viernes por la ma?ana antes de salir a vender las empanadas y caf¨¦ con los que sobrevive en Colombia. Caminaron 21 d¨ªas entre Maracay y C¨²cuta. En algunos tramos pidieron un avent¨®n, en otros durmieron los cinco a la orilla de la carretera.
Los municipios fronterizos de Venezuela se mantienen en cuarentena estricta desde marzo, con un toque de queda que va de las cuatro de la tarde hasta las diez de la ma?ana. La multiplicaci¨®n de puestos militares y policiales en las v¨ªas principales para controlar el confinamiento ha hecho que los caminantes tomen empinados caminos de monta?a para evadir a la polic¨ªa y las posibles extorsiones para permitirles seguir el recorrido. Pueden ser ocho horas de caminata de monta?a entre San Crist¨®bal, la capital del Estado T¨¢chira, y San Antonio, la ¨²ltima ciudad venezolana antes de cruzar a C¨²cuta. Aun as¨ª, Juan asegura que a diario llegan centenares.
La frontera permanece cerrada por las autoridades, pero por las trochas o caminos informales siguen el trasiego de migrantes, que deben pagar ente 10 y 30 d¨®lares a los grupos irregulares que controlan esos cientos de pasos. ¡°Si llegan de madrugada, o tienen que esperar para pasar porque hay alg¨²n problema en las trochas, se quedan durmiendo en las plazas en San Antonio, en la calle, por todas partes se les ve¡±, cuenta el vecino y reportero. En redes sociales tambi¨¦n han corrido las fotos de los caminantes a ambos lados de la frontera. Esta semana se vio la escena de una gandola ¡ªun cami¨®n de gran tama?o con remolque¡ª dando un avent¨®n de 70 kil¨®metros entre C¨²cuta y Pamplona a decenas de venezolanos. Peri¨®dicos locales reportaron que a diario pasan por esa ciudad colombiana unos 600 venezolanos, familias enteras con ni?os, a los que una ya consolidada red de solidaridad ayuda con un plato de sopa y agua.
Un documental
En enero de 2019 el comediante venezolano Jos¨¦ Rafael Guzm¨¢n acompa?¨® a los caminantes en su peregrinaci¨®n entre C¨²cuta y Bogot¨¢, un viaje de 570 kil¨®metros y siete d¨ªas en carreteras que a muchos le dejaron ampollas en los pies y a ¨¦l, las ingles, en carne viva. El documental Caminantes, que recogi¨® lo que vivi¨® en esos d¨ªas, se estren¨® hace unas semanas en una cadena de Estados Unidos.
Entonces Guzm¨¢n encontr¨® el mismo impulso para emprender una migraci¨®n a pie. ¡°La principal motivaci¨®n era comer. En Venezuela no se consigue nada y lo que se consigue es demasiado caro, el sueldo no alcanza para nada¡±, cuenta desde Ciudad de M¨¦xico, donde emigr¨® luego de que censuraran los programas de humor en televisi¨®n y radio en los que trabaj¨® en Venezuela y recibiera amenazas de prisi¨®n por mensajes difundidos en sus redes sociales que supuestamente violaban la llamada Ley contra el Odio, con la que se ha encarcelado a opositores del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro.
El camino es de penurias, dice Guzm¨¢n, aunque su intenci¨®n al principio fue hacer humor. ¡°En el camino te encuentras con cualquier tipo de calamidad, te pueden dar ganas de llorar por varias cosas. Pero cuando ya llevas dos o tres d¨ªas caminando con ellos, eres uno m¨¢s. A m¨ª no me salieron ampollas en los pies como al resto, pero s¨ª me dio una pa?alitis salvaje. Termin¨¦ con las entrepiernas en fuego y sangre de tanto caminar¡±, cuenta. ¡°Hay mucho cansancio y dolor y tienes que lidiar con tus demonios porque no hay c¨®mo volver¡±.
De la caminata, que es una m¨ªnima porci¨®n del recorrido que han hecho decenas de miles de venezolanos de los millones que han emigrado, Guzm¨¢n sac¨® algunas lecciones. Los que emigren de esta manera deben llevar comida con alta concentraci¨®n de calor¨ªas como cambures (bananas) o frutos secos, porque puede haber d¨ªa y medio de distancia entre un refugio. En la carretera, el constante flujo de venezolanos ha generado una red de comunicaciones y apoyo que son fundamentales en el camino. El tramo m¨¢s duro es el P¨¢ramo de Berl¨ªn y ah¨ª es importante atender los consejos de los lugare?os. Guzm¨¢n lleg¨® a ese punto del trayecto cuando todav¨ªa quedaba la estela de la noticia de una venezolana que iba con un beb¨¦ y muri¨® de fr¨ªo en una de las heladas comunes en la zona. ¡°La muchacha quiso seguir aunque le hab¨ªan dicho que era mejor esperar¡±. Ir en grupos peque?os facilita conseguir un avent¨®n de la suerte. A ¨¦l le toc¨® viajar con otras cinco personas en el compartimiento de maletas de un autob¨²s durante seis horas: ¡°No s¨¦ c¨®mo no morimos por el mon¨®xido¡±.
Maltrato a los retornados
A finales de septiembre el director de Migraci¨®n Colombia, Juan Francisco Espinosa, anunci¨® la pr¨®rroga del cierre de las fronteras hasta el 1 de noviembre, que ten¨ªan previsto levantar el 1 de octubre. Entonces se?alaba que de los 100.000 venezolanos que hab¨ªan retornado a su pa¨ªs durante la pandemia, 40.000 ten¨ªa intenciones de regresar. Calcul¨® que con la apertura de los pasos llegar¨¢n al pa¨ªs vecino m¨¢s de 200.000 venezolanos. Sin embargo, las restricciones al flujo tambi¨¦n las ha impuesto el r¨¦gimen de Maduro, que ha achacado el aumento de los casos de coronavirus en el pa¨ªs al regreso de personas contagiadas en Colombia, a las que ha llamado ¡°bioterroristas¡±. En Venezuela son sometidas a una cuarentena obligatoria en 271 centros de aislamiento, los llamados Puestos de Atenci¨®n Social Integral.
Human Rights Watch (HRW) y la Universidad de John Hopkins denunciaron esta semana en un informe los abusos que comete el Gobierno con los m¨¢s de 130.000 retornados durante la pandemia en albergues en condiciones insalubres y con poca comida, donde no se aplican los protocolos adecuados. ¡°Enviar a los retornados a centros de cuarentena insalubres y sobrepoblados, donde es imposible cumplir con las medidas de distanciamiento social, es una f¨®rmula perfecta para propagar la covid-19¡±, se?ala en el informe Kathleen Page, m¨¦dica y acad¨¦mica de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. ¡°Exigirles quedarse all¨ª por m¨¢s del plazo establecido de 14 d¨ªas no hace m¨¢s que agravar el riesgo de que se contagien y no contribuye a ning¨²n prop¨®sito razonable de salud p¨²blica¡±.
Venezuela, seg¨²n el registro oficial, ha confirmado m¨¢s de 86.000 casos de coronavirus y suma 731 muertes en siete meses. La limitada capacidad de diagn¨®stico, con apenas dos laboratorios habilitados en el pa¨ªs pone en entredicho la cifra. En septiembre, modelos matem¨¢ticos de la Academia de Ciencias F¨ªsicas Matem¨¢ticas y Naturales advirtieron que la epidemia estaba en fase de expansi¨®n y proyectaban m¨¢s de 14.000 casos diarios para fin de a?o. Sin embargo, las autoridades han informado una disminuci¨®n de los casos en sus reportes, que nunca han superado los 1.500 contagios al d¨ªa. Maduro habla incluso de que para diciembre, cuando espera renovar el Parlamento en unas cuestionadas elecciones, se reactivar¨¢n m¨¢s sectores econ¨®micos.