Antony Blinken, el afrancesado
El futuro secretario de Estado de EE UU vivi¨® su infancia y adolescencia en el Par¨ªs de los a?os setenta en un ambiente cosmopolita y marcado por la figura de su padrastro, superviviente del Holocausto
Hay toda una mitolog¨ªa de los americanos en Par¨ªs. Desde los padres fundadores (Franklin, Jefferson, Adams), pasando por Hemingway y la generaci¨®n perdida, el cinematogr¨¢fico pintor-bailar¨ªn interpretado por Gene Kelly, y hasta Emily in Paris, una nueva serie que escenifica los t¨®picos de la fascinaci¨®n transatl¨¢ntica por la capital francesa. El club tiene otro miembro ilustre. Antony J. Blinken, futuro jefe de la diplomacia estadounidense, vivi¨® de ni?o y adolescente en la Ville Lumi¨¨re, donde descubri¨® la pasi¨®n por las relaciones internacionales y adquiri¨® una visi¨®n global que puede servirle para reparar los da?os del Am¨¦rica primero de Donald Trump.
¡°Era un alumno que se implicaba en todo, como los son los alumnos estadounidenses, con la costumbre de hacer otras actividades no acad¨¦micas¡±, dice Elisabeth Z¨¦boulon, que fue su profesora de matem¨¢ticas en la ?cole Jeannine Manuel, una escuela privada biling¨¹e fundada en la posguerra por una antigua resistente a los nazis, y en la que Tony Blinken estudi¨® entre 1971 y 1980. Una de las actividades a las que Blinken se dedic¨® en el ¨²ltimo a?o fue la elaboraci¨®n del yearbook, el anuario de final de curso. ¡°Era alguien abierto¡±, dice Z¨¦boulon, que ahora es la directora general del centro, ¡°siempre dispuesto a participar¡±.
El nombramiento de Blinken como secretario de Estado de la nueva Administraci¨®n de presidente electo, Joe Biden, se ha recibido como un b¨¢lsamo en Par¨ªs. ¡°Franc¨®filo y franc¨®fono¡±, celebraba en Le Point el exembajador franc¨¦s en Washington u ante la ONU, G¨¦rard Araud. El ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, dijo sentirse ¡°particularmente feliz¡± de que su nuevo hom¨®logo sea alguien a quien conoce ¡ªse tratan de ¡°t¨²¡±¡ª y que conoce Francia. Casi un franc¨¦s de adopci¨®n, un soplo de fraternit¨¦ entre ambos pa¨ªses despu¨¦s de los desplantes de los a?os de Trump.
Blinken (Nueva York, 1962) ten¨ªa nueve a?os cuando lleg¨® a Par¨ªs. Sus padres ¡ª¨¦l, diplom¨¢tico; ella, gestora cultural y promotora de la entente franco-estadounidense¡ª acababan de divorciarse. Su madre se cas¨® con Samuel Pisar, un abogado cuya vida dar¨ªa para varias pel¨ªculas. Pisar, nacido en Polonia en 1929, sobrevivi¨® a los campos de Majdanek, Auschwitz y Dachau. Sus padres y su hermana peque?a murieron en el holocausto. Unos familiares le acogieron en Australia y pudo estudiar en Harvard y en la Sorbona. Fue consejero de John F. Kennedy y amigo de los presidentes Val¨¦ry Giscard D¡¯Estaing y Fran?ois Mitterrand.
En paralelo a su actividad como abogado de renombre ¡ªentre sus clientes contaba con Rita Hayworth, Elizabeth Taylor o Catherine Deneuve¡ª, Pisar estaba empe?ado en promover el acercamiento entre EE UU y la URSS durante la Guerra Fr¨ªa por medio del comercio internacional. La idea era que los intercambios ¡ªel business¡ª entre ambos bloques acabar¨ªan debilitando al r¨¦gimen sovi¨¦tico. Cuenta Pisar en uno de sus libros que, cuando en 1980 Ronald Reagan, partidario de la confrontaci¨®n con Mosc¨², lleg¨® a la Casa Blanca, uno de los asesores del nuevo presidente celebr¨®: ¡°La era del pisarismo ha terminado¡±.
Este era el ambiente familiar en el que creci¨® Blinken. Por un lado, conectado con el Par¨ªs chic, el de las estrellas de cine y el de quienes manejan el poder. Por el lado, pol¨ªticamente cosmopolita y liberal, convencido de las virtudes del di¨¢logo y la cooperaci¨®n mundial, y muy consciente de peso de una historia traum¨¢tica que en su casa se hab¨ªa vivido en carne viva. En la escuela conflu¨ªan estos mundos. ¡°Le atra¨ªan las ciencias pol¨ªticas y las relaciones internacionales¡±, recuerda por correo electr¨®nico una compa?era de curso, Theodora van Leeuwen.
Blinken empez¨® entonces a tocar la guitarra electr¨®nica. Jugaba a soccer, el f¨²tbol europeo. ¡°Esqu¨ªa mucho mejor que yo. Pero ha aceptado renunciar a la moto de sus sue?os y espera el autom¨®vil que seguramente obtendr¨¢ ahora que ha pasado su examen de bachillerato en Par¨ªs y que ha sido admitido en Harvard¡±, escribi¨® Pisar en el libro de memorias Le sang de l¡¯espoir, publicado en 1979. En Harvard, el futuro secretario de Estado public¨® en el peri¨®dico The Crimson varias cr¨®nicas sobre pol¨ªtica francesa. En una de ellas, sobre la victoria del socialista Mitterrand en las presidenciales, describ¨ªa la rue Solf¨¦rino, sede del PS, como una calle ¡°larga y ondulada cerca de la Torre Eiffel¡± (en realidad es corta, recta y est¨¢ a 2,5 kil¨®metros de la Torre Eiffel).
Z¨¦boulon, en su despacho en la escuela, muestra el viejo anuario y pasa las p¨¢ginas. Ah¨ª est¨¢ el joven Tony en pose reflexiva y, debajo, una frase de una famosa canci¨®n del grupo Pink Floyd: ¡°Just another brick in the wall?¡± ¡°?Un ladrillo m¨¢s en el muro?¡± Y aqu¨ª, en otra p¨¢gina, uno de sus mejores amigos, un muchacho con melena rizada a lo Bob Dylan, ¡°muy brillante, muy revolucionario¡±. Se trata de Robert Malley que, como Blinken, ocupar¨ªa cargos de responsabilidad en las Administraciones Clinton y Obama. ¡°Fidel¡ comme Castro¡±, se lee debajo foto. ¡°Fiel [fidel, en franc¨¦s] como Castro¡±.
¡°En aquellos a?os, la opini¨®n p¨²blica francesa era bastante hostil a la pol¨ªtica exterior de EE UU. Esto sin duda le influy¨®: es un estadounidense con una visi¨®n internacional, un estadounidense que puede entender c¨®mo otros ven EE UU¡±, dice por tel¨¦fono Malley, que ahora preside el International Crisis Group, una ONG dedicada a la prevenci¨®n y resoluci¨®n de conflictos. El pasado julio, Blinken intervino por v¨ªdeo en la ceremonia virtual (pandemia obliga) de graduaci¨®n de los alumnos de ¨²ltimo curso. ¡°Os gradu¨¢is en un momento de mayor incertidumbre que nunca¡±, les dijo en referencia a la pandemia. ¡°Esto pasar¨¢¡±, les prometi¨®.
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