Borrell aboga por dotar a la UE de una ¡°autonom¨ªa estrat¨¦gica¡± que le permita resolver sus problemas
El actual Alto Representante de Pol¨ªtica Exterior celeba el d¨¦cimo aniversario del Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior junto a sus predecesores Federica Mogherini y Javier Solana
La UE celebra este martes el d¨¦cimo aniversario de la creaci¨®n del Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior con un debate abierto y retransmitido a trav¨¦s de EL PA?S entre tres de las personalidades que han dado forma y visibilidad a la diplomacia comunitaria: Javier Solana, Federica Mogherini y Josep Borrell. El actual vicepresidente de la Comisi¨®n y Alto Representante para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n de la UE, Josep Borrell, aboga por una Europa que ¡°aprenda a hablar el lenguaje del poder¡± en un escenario mundial donde la emergencia de nuevas potencias y la fuerza de corrientes antidemocr¨¢ticas ha puesto en jaque el orden multilateral construido tras la Segunda Guerra Mundial.
Borrell ha defendido durante el acto la necesidad de que Europa se dote de una autonom¨ªa estrat¨¦gica respecto a EE UU, un concepto que genera gran debate e incluso divisi¨®n entre los socios comunitarios tras la victoria de Joe Biden y la inminente salida de Donald Trump de la Casa Blanca. Algunos pa¨ªses, con Francia al frente, defienden la necesidad de seguir adelante con los planes ya iniciados para reforzar la autonom¨ªa europea en materia de defensa, seguridad o inteligencia. Otros, como Alemania, apoyan el avance pero piden cautela para dejar claro que no se trata de dar la espalda a Washington ni a la OTAN.
¡°Lo contrario de autonom¨ªa es dependencia, y no queremos ser dependientes¡±, ha se?alado Borrell durante el debate con sus predecesores en el cargo. ¡°Tenemos que ser aut¨®nomos para afrontar los problemas que otros no nos pueden resolver¡±, ha a?adido el Alto Representante. Borrell ha precisado que ¡°no se trata de dejar de lado a la OTAN ni a la relaci¨®n transatl¨¢ntica. Al contrario. Ser socios significa ser capaces de actuar¡±.
Tanto Mogherini, que ocup¨® el mismo cargo que Borrell entre 2014 y 2019, como Solana (jefe de la incipiente diplomacia europea entre 1999 y 2009) han apoyado la misma tesis. ¡°Totalmente de acuerdo con lo manifestado por Borrell¡±, ha subrayado Solana. Y ha recordado que ¡°en la primera estrategia que se dise?¨®, que fue bajo mi mandato, no est¨¢bamos preparados todav¨ªa para decirlo con tanta claridad, pero la filosof¨ªa [de la autonom¨ªa estrat¨¦gica] ya estaba ah¨ª¡±.
Una d¨¦cada despu¨¦s del final del mandato de Solana, la pol¨ªtica exterior de la UE ha madurado, en gran parte, gracias a la creaci¨®n del Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior (SEAE) tras la entrada en vigor en 2009 del Tratado de Lisboa.
El SEAE naci¨® oficialmente el 1 de enero de 2011 con vocaci¨®n de convertirse en el ministerio europeo de Asuntos Exteriores y de codearse y disputar el terreno internacional a maquinarias tan bien engrasadas como el Departamento de Estado de Estados Unidos o el Foreign Office del Reino Unido. Y aunque todav¨ªa no ha llegado tan lejos, en una d¨¦cada, el Servicio europeo de Acci¨®n Exterior s¨ª ha logrado abrirse un hueco en la escena global. Y sentar las bases de una pol¨ªtica exterior europea, dirigida en la actualidad por Borrell. En los ¨²ltimos a?os, con la sacudida al orden internacional provocada por Trump, Putin y el Brexit, el SEAE ha sido un basti¨®n en la defensa del multilateralismo, la lucha contra las campa?as internacionales de desinformaci¨®n y fake news y el mantenimiento de acuerdos globales como el del clima o la desnuclearizaci¨®n de Ir¨¢n.
La brit¨¢nica Catherine Ashton, en su calidad de comisaria europea y Alta Representante, fue la encargada de poner en marcha en 2009 el SEAE, que naci¨® como un ¨®rgano aut¨®nomo de la UE, separado tanto de la secretaria del Consejo como de la Comisi¨®n. Con sede en Bruselas y 4.474 personas empleadas a finales del a?o pasado (2.392 de ellas repartidas por 140 delegaciones en los cinco continentes), el SEAE ha desarrollado una diplomacia comunitaria que combina, no siempre sin fricciones, los recursos de la Uni¨®n con los de los ministerios nacionales de Exteriores y de Defensa.
Ashton recogi¨® el testigo del espa?ol Javier Solana, que durante una d¨¦cada fue secretario general de la UE y Mr. Pesc, tributo inevitable de la pasi¨®n de la UE por los acr¨®nimos indescifrables. La memoria oral de Bruselas cuenta que los l¨ªderes europeos crearon el puesto de Mr. Pesc (Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n) con la intenci¨®n de dejarlo sin competencias ni atribuciones. Pero se lo dieron a un infatigable Solana, que lo llen¨® de contenido pol¨ªtico, contactos internacionales y kil¨®metros de avi¨®n.
Solana logr¨® que la UE apareciese en escenarios internacionales donde ni estaba ni se la esperaba, desde el conflicto israel¨ª-palestino a Darfur o el Congo. Ya en 2007, Jean-Claude Juncker aseguraba que Solana ¡°ha puesto cara a la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n, una cara que el mundo ve y reconoce¡±. El antiguo Mr Pesc ha se?alado este martes que en su ¨¦poca ¡°ten¨ªamos menos poder, pero quiz¨¢ ten¨ªamos m¨¢s influencia, incluida la influencia personal¡±. Para Mogherini, que ocup¨® el cargo entre 2014 y 2019. ¡°el mundo actual es mucho m¨¢s complejo que entonces¡± y la influencia del Alto Representante ¡°debe lidiar con geometrias variables, con pa¨ªses que son socios en comercio, por ejemplo, y rivales en derechos humanos¡±.
Mogherini y su predecesora en el cargo, Catherine Ashton (2009-2014), se encargaron de transformar el embri¨®n de la PESC en un aparato diplom¨¢tico profesionalizado y dotado de un presupuesto anual que ronda ahora los 1.000 millones de euros. Ambas contribuyeron de manera decisiva a la negociaci¨®n del acuerdo internacional sobre desnuclearizaci¨®n de Ir¨¢n, firmado en 2015 y dejado peligrosamente en el aire por la retirada de EE UU tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. ¡°El d¨ªa de la firma del acuerdo sobre Ir¨¢n fue el m¨¢s emotivo de mi mandato¡±, ha recordado Mogherini.
Mogherini hasta 2019 y Borrell a partir de entonces han logrado mantener vivo el acuerdo iran¨ª, pero con pocas posibilidades de supervivencia ¨²til incluso tras la victoria de Joe Biden en las elecciones estadounidenses del pasado 3 de noviembre. En Ir¨¢n, como en muchas otras ¨¢reas, Bruselas y Washington escribir¨¢n a partir de 2021 una nueva p¨¢gina en la historia de su convivencia en la escena internacional.
El actual Alto Representante afronta el reto de embarcar a EE UU de nuevo en una agenda global que aspira a ir mucho m¨¢s all¨¢ que la vieja relaci¨®n transatl¨¢ntica del siglo XX y que pretende forjar un frente democr¨¢tico ante el ascenso de reg¨ªmenes autoritarios o iliberales.
Borrell, como sus predecesores, no lo tiene f¨¢cil porque la pol¨ªtica exterior es una prerrogativa en gran parte exclusiva de los Estados de la UE y su gesti¨®n se canaliza casi siempre a trav¨¦s de cauces intergubernamentales. El Alto Representante, que preside el consejo de ministros de Asuntos Exteriores de la UE, se ve obligado a buscar la unanimidad de los 27 socios para tomar posiciones que, ante el riesgo de veto, a menudo llegan tarde o descafeinadas.
El espa?ol ha esquivado sus limitaciones recurriendo a f¨®rmulas apoyadas en el respaldo ¡°de una amplia mayor¨ªa¡±, lo que le ha permitido pisar m¨¢s fuerte en asuntos tan pol¨¦micos como la relaci¨®n con Israel. Borrell aboga tambi¨¦n por activar el art¨ªculo del Tratado que permite pasar de la unanimidad a la mayor¨ªa cualificada en ciertas ¨¢reas de pol¨ªtica exterior (como la imposici¨®n de ciertas sanciones) aunque de momento no lo ha logrado.
Pero a pesar de sus limitaciones, el SEAE ha podido anotarse ¨¦xitos y mostrar su valor a?adido respecto a una gesti¨®n puramente nacional. Tras el estallido de la pandemia de la covid-19, el departamento de Borrell coordin¨® un programa de repatriaci¨®n de europeos que devolvi¨® a la UE a m¨¢s de 590.000 ciudadanos comunitarios en vuelos fletados por los Estados miembros y a otros 60.000 en 270 vuelos financiados por el mecanismo europeo de protecci¨®n civil. ¡°Nunca pens¨¦ que pudiera haber tantos europeos fuera¡±, se?alaba Borrell tras el ¨¦xito de la operaci¨®n.
En mayo de 2020, la UE pon¨ªa en marcha tambi¨¦n un puente a¨¦reo para ayudar a pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica a luchar contra la pandemia. Los vuelos han llevado m¨¢s de 1.100 toneladas de material m¨¦dico y casi 1.700 personas del sector sanitario a pa¨ªses como Afganist¨¢n, Hait¨ª, Somalia o Venezuela.
M¨¢s all¨¢ de los momentos de crisis, la UE tambi¨¦n ha avanzado hacia una dimensi¨®n ciudadana de su presencia exterior. El Tratado de Lisboa del que naci¨® el SEAE tambi¨¦n permiti¨® que, a partir de 2015, los ciudadanos europeos en el exterior puedan pedir protecci¨®n en caso de necesidad en el consulado de cualquier Estado miembro si su pa¨ªs no tiene representaci¨®n. Bruselas calcula que la medida favorece a casi siete millones de europeos que residen o viajan por zonas donde su pa¨ªs de origen no tienen consulados. Solo en EE UU, China, India y Rusia tienen presencia consular todos los socios de la UE.
El brazo exterior de la Uni¨®n tambi¨¦n se ha reforzado con una pol¨ªtica de sanciones mucho m¨¢s amplia. Al sistema tradicional de sanciones contra ciertos Gobiernos por violaciones de valores fundamentales o infracciones del orden internacional (el castigo ata?e ahora mismo a 30 pa¨ªses, desde Rusia a Venezuela, Siria o China), Bruselas ha a?adido tres reg¨ªmenes horizontales contra el terrorismo, los ciberataques y la proliferaci¨®n de armas qu¨ªmicas.
Adem¨¢s, Borrell conf¨ªa en que a primeros de este mes se aprueba la versi¨®n europea de la llamada Ley Magnitsky, la norma que EE UU adopt¨® para castigar a los responsables de ciertas violaciones de derechos humanos aunque su pa¨ªs de origen no est¨¦ sometido a sanciones. La Magnitsky europea nace impulsada por el reciente ataque qu¨ªmico contra el opositor ruso Alex¨¦i Navalni, atribuido a la instigaci¨®n del Kremlin.
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