Bruselas y Londres crean una estructura paralela a la UE encargada de vigilar el post-Brexit
Las dos partes acuerdan la creaci¨®n de un Consejo de direcci¨®n, con presencia de la Comisi¨®n Europea y del Gobierno brit¨¢nico, y de 18 comit¨¦s especializados
M¨¢s que un adi¨®s, el final del Brexit ser¨¢ un hasta la vista. El acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido que debe entrar en vigor el pr¨®ximo 1 de enero establecer¨¢ una estructura de vigilancia y supervisi¨®n que replica en gran parte, aunque a menor escala, el entramado institucional que vela por la integridad del club comunitario. Las dos partes han acordado la creaci¨®n de un Consejo de direcci¨®n, con p...
M¨¢s que un adi¨®s, el final del Brexit ser¨¢ un hasta la vista. El acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido que debe entrar en vigor el pr¨®ximo 1 de enero establecer¨¢ una estructura de vigilancia y supervisi¨®n que replica en gran parte, aunque a menor escala, el entramado institucional que vela por la integridad del club comunitario. Las dos partes han acordado la creaci¨®n de un Consejo de direcci¨®n, con presencia de la Comisi¨®n Europea y del Gobierno brit¨¢nico, y de 18 comit¨¦s especializados, con competencias similares a las carteras de los comisarios europeos. El acuerdo incluso contempla la posibilidad de crear una Asamblea parlamentaria conjunta, compuesta por miembros del Parlamento Europeo y del brit¨¢nico.
El acuerdo alcanzado por los negociadores, todav¨ªa pendiente de aprobaci¨®n, no es tan ambicioso como pretend¨ªa la Uni¨®n Europea y como probablemente hubiera aceptado el Gobierno de Theresa May. El primer ministro brit¨¢nico actual, el conservador Boris Johnson, opt¨® tras llegar al poder por rebajar dr¨¢sticamente el alcance de la relaci¨®n con Bruselas tras la consumaci¨®n del Brexit el pasado 31 de enero y el final del per¨ªodo transitorio de salida el 31 de diciembre.
El tajo dej¨® fuera de las negociaciones los cap¨ªtulos relacionados con pol¨ªtica exterior, seguridad y defensa. Y lo redujo a un acuerdo que garantice, dentro de lo posible, la fluidez de la relaci¨®n comercial y, en concreto, en el intercambio de mercanc¨ªas, m¨¢s un cap¨ªtulo sobre la cooperaci¨®n policial y judicial en materia penal.
Aun as¨ª, el acuerdo establece un esquema de cooperaci¨®n y coordinaci¨®n que, seg¨²n la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, ¡°puede sentar los cimientos para un nuevo comienzo y una amistad a largo plazo¡±. Para Johnson, ¡°este acuerdo facilita una cooperaci¨®n estrecha y amigable con nuestros vecinos en todas las numerosas ¨¢reas donde nuestros valores e intereses coinciden¡±.
Las dos partes han pactado una gobernanza que, seg¨²n el pre¨¢mbulo del texto cerrado el pasado jueves, pretende ¡°garantizar la gesti¨®n eficiente y la correcta interpretaci¨®n y aplicaci¨®n de este Acuerdo¡±. Londres ha insistido durante los 10 meses de negociaci¨®n, hasta extremos cansinos para el equipo de Michel Barnier, en la necesidad de respetar la soberan¨ªa brit¨¢nica. Pero ha aceptado la creaci¨®n de una estructura de supervisi¨®n del acuerdo que reproduce en gran parte el organigrama institucional de la UE.
La gran ventaja del Reino Unido es que en el nuevo modelo la relaci¨®n pasa a ser bilateral entre el Gobierno brit¨¢nico y la Comisi¨®n, con una toma de decisiones por consenso mutuo que da a Londres el mismo peso que a Bruselas en las materias relacionadas con el acuerdo. Con el Brexit, el Reino Unido deja atr¨¢s unas instituciones multilaterales en las que cada vez se sent¨ªa m¨¢s minorizado y donde su influencia deca¨ªa de manera proporcional a los avances en la integraci¨®n europea.
La nueva estructura estar¨¢ dirigida por un Consejo del Partenariado, copresidido por un comisario europeo y por un miembro del Gobierno brit¨¢nico a nivel ministerial. El Consejo, que se reunir¨¢ alternativamente en Bruselas y Londres, podr¨¢ adoptar decisiones en todas las materias cubiertas por el acuerdo (comercio, transporte a¨¦reo y rodado, energ¨ªa, aduanas, propiedad intelectual, licitaci¨®n p¨²blica, gesti¨®n del IVA, productos sanitarios y fitosanitarios, pesca¡), dirigir recomendaciones a una de las partes sobre la aplicaci¨®n de lo pactado y crear o disolver los comit¨¦s especializados que supervisar¨¢n cada ¨¢rea.
El trabajo del Consejo estar¨¢ asistido por 18 comit¨¦s especializados, encargados cada uno de ellos de supervisar la ejecuci¨®n del acuerdo en sus diferentes ¨¢reas. Ambas partes se comprometen a designar representantes ¡°que tengan el conocimiento necesario con respecto a los temas en discusi¨®n¡±, pero sin concretar el rango de los participantes.
El reparto de tareas de los comit¨¦s sigue las ¨¢reas del acuerdo y coinciden con la cartera de alguno de los 27 miembros de la Comisi¨®n Europea. Los m¨¢s importantes, al menos en el arranque de la nueva relaci¨®n, parecen llamados a ser el comit¨¦ de comercio, el de bienes y el de aduanas y reglas de origen. Pero el destinado a la cooperaci¨®n reguladora y el encargado de velar por una competencia leal entre ambas partes pueden convertirse en los foros m¨¢s activos a medida que la legislaci¨®n europea y la brit¨¢nica sigan su propio camino, con riesgo de posibles divergencias y discrepancias.
El Consejo y los comit¨¦s se reunir¨¢n al menos una vez al a?o. Pero podr¨¢n ser convocados en cualquier momento por cualquiera de las dos partes.
El acuerdo tambi¨¦n establece cuatro grupos de trabajo para garantizar que no hay discrepancias graves en puntos tan concretos como los productos org¨¢nicos, los componentes de autom¨®vil o la coordinaci¨®n de los reg¨ªmenes de Seguridad Social.
La desconfianza provocada por el Brexit y, sobre todo, por la presencia de Johnson en Downing Street, ha llevado a Bruselas a blindar el cumplimiento del acuerdo con sistemas de arbitraje en caso de discrepancias y con calendarios draconianos para imponer represalias comerciales si fuera necesario. Pero el laborioso texto pactado, de 1.246 p¨¢ginas, tambi¨¦n incluye el marco institucional que en el futuro podr¨ªa permitir una convivencia estable y, quiz¨¢, m¨¢s estrecha cada vez. ¡°Reino Unido es, por supuesto, cultural, espiritual y emocionalmente, parte de Europa¡±, afirma Johnson en la carta de presentaci¨®n del acuerdo a los ciudadanos brit¨¢nicos.
El texto pactado por el equipo de Barnier y el de [David] Frost llega incluso a prever la posibilidad de que el Parlamento Europeo y el de Westminster puedan crear una Asamblea parlamentaria conjunta, compuesta por miembros electos de ambas c¨¢maras. El nuevo hemiciclo eurobrit¨¢nico tendr¨ªa que ser informado de la labor del Consejo del Partenariado, al que podr¨ªa tambi¨¦n dirigir recomendaciones.
El dise?o sigue llamativamente la creaci¨®n del Parlamento Europeo, que tambi¨¦n comenz¨® como una asamblea sin poderes legislativos ni miembros elegidos directamente, pero que a partir de 1979 cuenta con europarlamentarios electos por sufragio directo y ha ido ganando competencias legislatura tras legislatura.
Bruselas y Londres se han comprometido adem¨¢s a facilitar la organizaci¨®n de un Foro de la sociedad civil que esperan convocar al menos una vez al a?o, con representaci¨®n de organizaciones no gubernamentales, empresas, patronales, sindicatos o grupos en defensa del desarrollo sostenible, los derechos humanos o el medioambiente.