El a?o del doble juicio a Donald Trump
El mandatario de EE UU afrontar¨¢ la votaci¨®n sobre su destituci¨®n y luego el 3 de noviembre con las elecciones presidenciales, que mantendr¨¢ al mundo en vilo
Un doble juicio al presidente Donald Trump est¨¢ llamado a marcar el a?o 2020 en Estados Unidos. Uno abrir¨¢ el curso en el Senado, y otro lo cerrar¨¢ en las urnas. Del primero, la votaci¨®n sobre su impeachment que est¨¢ previsto que arranque en los pr¨®ximos d¨ªas, todo indica que saldr¨¢ indemne. El desenlace del segundo, en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, es una inc¨®gnita que mantendr¨¢ al mundo en vilo.
Sacudido repentinamente por la reciente escalada en Oriente Pr¨®ximo, Washington aguarda a que la presidenta de la C¨¢mara baja, Nancy Pelosi, entregue los art¨ªculos del impeachment, que sigue reteniendo en un pulso por obtener garant¨ªas de que la mayor¨ªa republicana respetar¨¢ determinados requisitos. Cuando Pelosi proceda, Donald Trump se convertir¨¢ en el tercer presidente de la historia del pa¨ªs en someterse a un juicio sobre su destituci¨®n. Lo har¨¢ por los cargos, aprobados por la C¨¢mara de Representantes en diciembre, de abuso de poder y obstrucci¨®n al Congreso, derivados de sus supuestas presiones a Ucrania para que investigara a sus rivales pol¨ªticos.
La mayor¨ªa republicana en el Senado pr¨¢cticamente garantiza la absoluci¨®n de Trump. Los dem¨®cratas tendr¨ªan que convencer a una veintena de senadores republicanos para alcanzar la preceptiva mayor¨ªa de dos tercios que llevar¨ªa a la destituci¨®n del presidente, algo que nunca ha sucedido y todo indica que tampoco ahora suceder¨¢. Uno de los ¨¦xitos de Trump en estos tres a?os ha sido lograr el cierre de filas en torno a ¨¦l en un partido que hace cuatro a?os le ve¨ªa, cuando menos, con suspicacia.
De modo que la principal inc¨®gnita ser¨¢ el papel que desempe?ar¨¢ el proceso en las elecciones de noviembre. Porque Donald Trump ser¨¢, salvo may¨²scula sorpresa, el primer presidente de la historia que acudir¨¢ a la reelecci¨®n tras sufrir un impeachment (en los anteriores casos sucedi¨® durante los segundos mandatos de los presidentes, cuando ya no pod¨ªan concurrir a las urnas).
Si el tono de la campa?a de 2016 fue m¨¢s bronco de lo habitual, todo indica que la de 2020 ser¨¢ la m¨¢s tensa de la historia reciente del pa¨ªs. El propio proceso de destituci¨®n constituye el traum¨¢tico colof¨®n de una presidencia extremadamente agresiva y divisoria, que ha ahondado las trincheras de la extrema polarizaci¨®n que ya lastr¨® la anterior contienda. En noviembre, millones de votantes acudir¨¢n a las urnas compartiendo un sentimiento: que lo que est¨¢ en juego, por unos u otros motivos, es la propia democracia estadounidense.
Superado el trance en el Capitolio, o en medio de ¨¦l, seg¨²n los plazos, la acci¨®n pol¨ªtica se trasladar¨¢ inmediatamente a Iowa, donde el 3 de febrero se celebra la primera gran cita de las primarias dem¨®cratas. Los candidatos libran desde hace meses una batalla ideol¨®gica y generacional por el futuro del partido, centrada en hasta d¨®nde tratar¨¢n de expandir el papel del Estado en garantizar el bienestar de sus ciudadanos. El debate est¨¢ m¨¢s a la izquierda de lo acostumbrado: incluso el candidato m¨¢s centrista, Joe Biden, maneja propuestas m¨¢s progresistas que las de Hillary Clinton hace cuatro a?os.
La contienda incluye a una escritora de autoayuda, exitosos empresarios, un magnate millonario de la comunicaci¨®n, veteranos senadores septuagenarios y un inexperto alcalde treinta?ero de una peque?a ciudad de Indiana. Por el camino ha habido sonadas bajas (el ilusionante Beto O¡¯Rourke, la s¨®lida senadora Kamala Harris o, esta misma semana, el latino Juli¨¢n Castro) pero tambi¨¦n incorporaciones rodeadas de inc¨®gnitas, como la de Michael Bloomberg, que arroj¨® sus millones al ruedo a mediados de noviembre y ya es el quinto m¨¢s respaldado de los 14 en liza.
Cuatro candidatos se han separado ostensiblemente del pelot¨®n, en este orden: el exvicepresidente Biden, que no despierta pasiones pero promete una anhelada vuelta a la normalidad; el senador Bernie Sanders, ¡°socialista democr¨¢tico¡± que ya le puso las cosas m¨¢s que dif¨ªciles a Hillary Clinton en las primarias de 2016; la tambi¨¦n izquierdista senadora Elizabeth Warren, que promete combatir las desigualdades pero sin enterrar el capitalismo, y, por ¨²ltimo, el pragm¨¢tico Pete Buttigieg, alcalde de South Bend y ¨²nico del p¨®quer de candidatos en cabeza que a¨²n no ha cumplido los 70 a?os (le faltan 33).
La sustancia program¨¢tica del debate, en el los candidatos m¨¢s izquierdistas prometen ambiciosos planes de asistencia sanitaria universal o de lucha contra la crisis clim¨¢tica, quiz¨¢ no sea lo m¨¢s relevante que est¨¢ en juego en las primarias. Sucede que, aunque tambi¨¦n se eligen en noviembre 33 esca?os del Senado, la mayor¨ªa en manos republicanas, no es probable que los dem¨®cratas vayan a hacerse con la mayor¨ªa en la C¨¢mara alta. Lo previsible es que el Congreso siga dividido, dificultando acometer reformas de calado y augurando otra bronca legislatura.
Ser¨¢ el debate t¨¢ctico subyacente el que tendr¨¢ profundas consecuencias. Este a?o, el Partido Dem¨®crata decidir¨¢ si gira a la izquierda para movilizar a los j¨®venes (m¨¢s de la mitad de los dem¨®cratas j¨®venes apoya a Sanders) o al centro para pescar en los calderos de indecisos. Los defensores de la primera opci¨®n argumentar¨¢n que poco indeciso queda por pescar en un pa¨ªs tan polarizado; los partidarios de la segunda apuntar¨¢n que un candidato radical movilizar¨ªa a los j¨®venes, s¨ª, pero tambi¨¦n a los m¨¢s conservadores en sentido contrario.
En las filas republicanas, al margen de los bajos ¨ªndices de popularidad del candidato, el peor enemigo de Trump es el enfriamiento de la econom¨ªa estadounidense. Lo normal es que los presidentes ganen la reelecci¨®n y ninguno en la historia moderna del pa¨ªs la ha perdido con una econom¨ªa fuerte. Estados Unidos ha resistido hasta ahora a la ralentizaci¨®n del crecimiento global, pero la confianza puede caer en 2020 y los estadounidenses acudir¨¢n a las urnas con el temor de que el periodo m¨¢s largo de expansi¨®n econ¨®mica desde que existen registros se acerca a su fin.
Con todo, la polarizaci¨®n del pa¨ªs es tal que Trump tiene tan dif¨ªcil aumentar su base como los dem¨®cratas erosionarla. Lo que convierte en un escenario probable que, como hace cuatro a?os, las elecciones se decidan por unos miles de votos en un pu?ado de Estados particularmente disputados. En 2016 Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos m¨¢s que Trump. Si el republicano vuelve a ser elegido con una minor¨ªa del voto popular, arreciar¨¢n las cr¨ªticas a la legitimidad del sistema electoral.
Pero el arranque del a?o ha introducido en la ecuaci¨®n una nueva variable que puede cambiarlo todo. La promesa de Trump de mirar m¨¢s hacia dentro no ha hecho menos probable un conflicto b¨¦lico, sino todo lo contrario. Los acontecimientos de los ¨²ltimos indican que la pol¨ªtica exterior tendr¨¢ un peso decisivo en el a?o del doble juicio al presidente Donald Trump.
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