La toga vuelve al Parlamento italiano
La autorizaci¨®n para procesar a Salvini reabre el debate sobre la complicada judicializaci¨®n de la pol¨ªtica en Italia, iniciada hace 28 a?os con Mani Pulite
Italia cambi¨® de rumbo el 17 de febrero de 1992. El fiscal Antonio di Pietro, un hombre del sur con una biograf¨ªa de perpetua aventura obrera relativamente an¨®nimo en Mil¨¢n, lider¨® un equipo de magistrados que puso patas arriba la pol¨ªtica italiana. Ese d¨ªa orden¨® el arresto del socialista Mario Chiesa, primera piedra de un hist¨®rico proceso contra la corrupci¨®n bautizado como Mani pulite (manos limpias) que encontr¨® uno de sus puntos ¨¢lgidos en la imputaci¨®n del ex primer ministro y l¨ªder del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi. Su salida del hotel romano Raphael mientras la gente le lanzaba monedas inaugur¨® el cambio de orden bautizado como Segunda Rep¨²blica. Desde entonces, la pol¨ªtica y la justicia italiana se han citado cada cierto tiempo en los ¨¢ngulos ciegos de la separaci¨®n de poderes para resolver sus cuitas a cuchilladas. Craxi, Giulio Andreotti, Silvio Berlusconi o Matteo Renzi, con mayor o menor motivo, lo conocen bien. El ¨²ltimo en descubrirlo ha sido Matteo Salvini, exministro del Interior y l¨ªder de un partido que naci¨®, como casi todos los fen¨®menos pol¨ªticos actuales en Italia, al calor de Mani pulite.
El Senado italiano dio el mi¨¦rcoles luz verde a que Salvini sea juzgado por un tribunal de la justicia ordinaria. Se le acusa de abuso de poder y secuestro de personas por haber bloqueado un barco con 131 inmigrantes a bordo a finales de julio de 2019. No era la primera vez. El parlamento y su entonces socio de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, le protegieron un a?o antes en un caso similar. Esta vez la imputaci¨®n hab¨ªa sido ya descartada por el mismo tribunal donde regresar¨¢ ahora. Y en caso de reabrirse, adem¨¢s, no parece que pueda resolverse hasta dentro de mucho tiempo. Sin embargo, la autorizaci¨®n del Senado a proceder contra Salvini trajo a muchos el mi¨¦rcoles ¡ªel propio l¨ªder de la Liga lo ha citado tambi¨¦n en su defensa¡ª la melod¨ªa de los a?os noventa.
La judicializaci¨®n de la vida parlamentaria italiana ha sido el hilo conductor que une todas las estaciones pol¨ªticas, los gobiernos rel¨¢mpago y el fragmentado relato hist¨®rico de los ¨²ltimos 30 a?os. El recurrente cortocircuito en la separaci¨®n de poderes permite trazar una l¨ªnea argumental que recorre el auge de la corrupci¨®n, la mafia o la historia de los medios de comunicaci¨®n.
Justicia y pol¨ªtica han mantenido una relaci¨®n tortuosa que alumbr¨® dos maneras de ver la cuesti¨®n: los llamados ¡°justicialistas¡± (aquellos que creen en una justicia supers¨®nica, severa e incluso sumaria para los delitos de la administraci¨®n p¨²blica) y los ¡°garantistas¡±, representados por aquellos que exigen el riguroso respeto a los principios constitucionales a la hora de afrontar el proceso judicial. Una obviedad, en realidad, que permiti¨® a Berlusconi erigirse a su manera en su m¨¢ximo representante para protegerse a ¨¦l y a sus empresas de una tormenta de juicios. Termin¨® despose¨ªdo de la inmunidad ¡ªtambi¨¦n inhabilitado de forma retroactiva por un delito fiscal a trav¨¦s de la ley Severino¡ª de un modo que podr¨ªa recordar al de Salvini.
Renato Brunetta, diputado de Forza Italia y exministro del Ejecutivo de Berlusconi, insiste en distinguir cada caso, pero advierte de un problema ¡°de base¡±. ¡°Es el conflicto entre un poder, que es el legislativo, y la magistratura que es un orden. Los poderes seg¨²n las bases constitucionales son los que tienen legitimaci¨®n del pueblo: legislativo y ejecutivo. Lamentablemente, por la debilidad de la pol¨ªtica, un orden se ha transformado en poder y ha rellenado los vac¨ªos producido en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, se?ala. Brunetta, cuyo partido forma parte de la coalici¨®n de centroderecha, cree que el Senado ten¨ªa que haberse opuesto al proceso de Salvini. ¡°Aquello fue una decisi¨®n pol¨ªtica del Gobierno: es un precedente grav¨ªsimo. Yo no soy un salviniano, pero habr¨ªa votado que no. Las decisiones pol¨ªticas no pueden estar en manos de la magistratura. El justicialismo es un bumer¨¢n¡±.
La revisi¨®n hist¨®rica de Mani pulite estos d¨ªas en Italia, con un creciente ejercicio de rehabilitaci¨®n de la figura de Craxi ¡ªcon pel¨ªcula incluida en el 20 aniversario de su muerte¡ª, empieza a culpar a aquel proceso judicial de la tormenta populista vivida en los ¨²ltimos a?os. El exsenador del Partido Dem¨®crata Luigi Manconi se?ala ese momento como punto de inflexi¨®n y considera que hoy, ¡°por desgracia¡±, es ya casi imposible separar el juicio pol¨ªtico del jur¨ªdico. ¡°El garantismo es dif¨ªcil de compaginar con la lucha pol¨ªtica. Es inevitable, casi fatal, que el centroizquierda votase el mi¨¦rcoles a favor de proceder contra Salvini. Yo lo hubiera hecho. Pero hasta tal punto la pol¨ªtica ha impregnado el derecho y hasta tal punto el derecho est¨¢ condicionado por las inclinaciones pol¨ªticas, que dar una valoraci¨®n en t¨¦rminos exclusivamente de derecho procesual y conseguir valorar con nitidez la diferencia entre juicio pol¨ªtico y jur¨ªdico es ya pr¨¢cticamente imposible¡±.
El caso Salvini, l¨ªder de un partido que ahora se proclama ¡°garantista¡±, pero que en los noventa se presentaba en el Senado blandiendo sogas y exigiendo a gritos justicia, resulta diab¨®lico en este sentido. ?l mismo quiso ser procesado para obtener un r¨¦dito pol¨ªtico y atraer a posibles votantes a un teatro judicial que consider¨® favorable. La situaci¨®n era dif¨ªcil de evitar. Pero incluso en la bancada del PD hay quien considera que Italia pone al descubierto un grave problema cuando solo es capaz de combatir determinados fen¨®menos pol¨ªticos, por muy nocivos que puedan resultar, en los tribunales. Uno de lo senadores de la mayor¨ªa de gobierno que vot¨® el mi¨¦rcoles a favor de levantar la inmunidad a Salvini, lo resume as¨ª. ¡°M¨¢s all¨¢ de que el acto pol¨ªtico y qui¨¦n lo ha llevado a cabo puedan gustar m¨¢s o menos, y en mi caso es evidente la terrible impresi¨®n que me causa, provoca algo de v¨¦rtigo que el asunto termine en los tribunales y la pol¨ªtica acepte esa impotencia sistem¨¢ticamente¡±. Puede que el bumer¨¢n siga regresando 28 a?os despu¨¦s.
La reforma de la justicia hace tambalear al Gobierno
La reforma de la justicia que pretende agilizar los procesos y reducir el tiempo de prescripci¨®n de los delitos ha provocado un terremoto en el Gobierno. La ley actual, aprobada en el anterior Ejecutivo formado por la Liga y Movimiento 5 Estrellas, permit¨ªa introducir reformas en el plazo de un a?o. Pero Italia Viva, el partido de Matteo Renzi, quiere ahora que sea abolida o ampliado el plazo para cambiarla porque considera que la nueva norma abre la puerta al justicialismoy resta garant¨ªas procesuales a los acusados. Si no se cumplen sus exigencias, podr¨ªa retirar el apoyo al Ejecutivo y tumbarlo.
El problema de fondo, siendo importante la cuesti¨®n, reside en la voluntad de Renzi de adquirir mayor relieve pol¨ªtico. Ayer, de hecho, las dos ministras de su partido, se ausentaron del Consejo de Ministros, desatando la ira del primer ministro, Giuseppe Conte. ¡°Italia Viva es un partido de la mayor¨ªa de Gobierno que se comporta como si hiciera oposici¨®n agresiva¡±.
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