Fragilidades de Macron
Benjamin Griveaux ya era ceniza antes del fuego porque no hab¨ªa podido representar en Par¨ªs la alternativa que el presidente franc¨¦s lleva tratando de implantar desde hace dos a?os y medio
No es la primera vez, ni ser¨¢ la ¨²ltima, que un esc¨¢ndalo sexual hace derrapar la campa?a de un candidato antes de llegar a las urnas. Tampoco los sondeos ofrec¨ªan demasiadas esperanzas en Par¨ªs para Benjamin Griveaux, el candidato de La R¨¦publique en Marche (LRM), dimitido tras la publicaci¨®n de unos contenidos ¨ªntimos. Su figura declinaba ante la recuperaci¨®n de la alcaldesa Hidalgo y la resucitada Rachida Dati, a la que un buen papel en los pr¨®ximos comicios puede devolverle a la escena nacional.
Si tiene alguna trascendencia el asunto, m¨¢s all¨¢ de anticipar unos resultados muy desalentadores en toda Francia para LRM el pr¨®ximo mes de marzo, es por c¨®mo refleja la creciente vulnerabilidad de Emmanuel Macron en su intento permanente por asentar un liderazgo en permanente cuestionamiento. La ca¨ªda de Griveaux expone tres fragilidades estructurales del macronismo tras agotar media legislatura.
De entrada, la persistente debilidad organizativa de su partido. Estas elecciones municipales resultan cruciales para LRM en su intento de desarrollar lealtades s¨®lidas entre sus potenciales bases sociales a lo largo del territorio y facilitar as¨ª anclajes de voto que afiancen al partido m¨¢s all¨¢ de la personalidad carism¨¢tica de su l¨ªder.
Adem¨¢s, la ca¨ªda de Griveaux demuestra, de nuevo, la endeblez que supone la excesiva dependencia de individualidades pol¨ªticas, y que el macronismo ha elevado a un nivel sin precedentes. J¨®venes profesionales pol¨ªticos en esta nueva rep¨²blica de apparatchiks que han ido sustituyendo la gesti¨®n cl¨¢sica de las carreras pol¨ªticas francesas. Los l¨ªmites impuestos a la tradicional pr¨¢ctica de la acumulaci¨®n de mandatos permiten ascensos tan r¨¢pidos como vol¨¢tiles. Quiz¨¢ por ello, Macron sigue teniendo entre sus principales apoyos a los ministros o alcaldes que mejor representan la vieja pol¨ªtica de partidos, como Le Drian o Le Maire.
Y todo ello deja en evidencia los l¨ªmites de la verticalidad del poder ejercido por Macron para consolidar una agenda pol¨ªtica que recupere la complicidad social con unas bases electorales tan plurales como fragmentadas. Griveaux ya era ceniza antes del fuego porque no hab¨ªa podido representar en Par¨ªs la alternativa que el presidente franc¨¦s lleva tratando de implantar desde hace dos a?os y medio.
Ante estas debilidades, y el tiempo menguante para resolverlas, Macron sigue contando con una baza, hasta ahora ganadora: una estrategia de polarizaci¨®n entre bloques en el que su principal adversario electoral siga siendo la derecha radical de Le Pen y que obligue al resto de franceses a optar por el mal menor. La ca¨ªda de su candidato en Par¨ªs le recuerda cu¨¢n arriesgada puede resultar depender de esa ¨²nica baza.
Juan Rodr¨ªguez, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
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