El diablo vuelve al Parlamento italiano
La pol¨ªtica del pa¨ªs se sume en un caos sist¨¦mico y recupera viejas costumbres en busca de una quincena de tr¨¢nsfugas para salvar al Ejecutivo tras la ruptura de Matteo Renzi
Clemente Mastella es un personaje casi mitol¨®gico de la pol¨ªtica italiana. Hoy puede parecer solo el alcalde de Benevento, una peque?a localidad de la regi¨®n de Campania. Pero tambi¨¦n fue ministro en los Gobiernos de Romano Prodi y de Silvio Berlusconi, urdidor de las tramas que tumbaron el del primero y, sobre todo, n¨ªtido destello de la los ¨²ltimos estertores de la Democracia Cristiana (DC). De su parte m¨¢s decadente. Clemente Mastella, que se define como un ¡°transe¨²nte de la pol¨ªtica¡±, ha vuelto. ...
Clemente Mastella es un personaje casi mitol¨®gico de la pol¨ªtica italiana. Hoy puede parecer solo el alcalde de Benevento, una peque?a localidad de la regi¨®n de Campania. Pero tambi¨¦n fue ministro en los Gobiernos de Romano Prodi y de Silvio Berlusconi, urdidor de las tramas que tumbaron el del primero y, sobre todo, n¨ªtido destello de la los ¨²ltimos estertores de la Democracia Cristiana (DC). De su parte m¨¢s decadente. Clemente Mastella, que se define como un ¡°transe¨²nte de la pol¨ªtica¡±, ha vuelto. O nunca se fue, dir¨¢ ¨¦l. Ahora, junto a su esposa y en medio del caos, se ha erigido en encargado de reunir al grupo de senadores que deber¨ªa sustituir a los 18 parlamentarios de Matteo Renzi en el Senado para que el Ejecutivo de Giuseppe Conte pueda seguir adelante. La nueva mayonesa parlamentaria que evitar¨ªa la dimisi¨®n del primer ministro tendr¨¢ nombres de Forza Italia, del grupo mixto e, incluso, del partido de Renzi. En Italia los llaman ¡°responsables¡±. El Palacio del Quirinal sugiere ¡°constructores¡±. En el resto del mundo son tr¨¢nsfugas: la clave de la pol¨ªtica italiana de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El renacido Mastella, que tambi¨¦n estuvo a punto de participar en la Isla de los Famosos, da entrevistas a todas horas. Se sabe importante. Pero lo es todav¨ªa m¨¢s porque explica el modo de hacer de la pol¨ªtica italiana en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Da igual si el relato de la historia se empe?a en clasificar los periodos con solemnes t¨¦rminos como Primera, Segunda o Tercera rep¨²blica. El modus operandi hoy es el mismo que sirvi¨® a Giulio Andreotti para perpetuarse siete veces como primer ministro o a Silvio Berlusconi para cabalgar cuatro presidencias del Consejo, pese a todos sus esc¨¢ndalos. Renzi se llevar¨¢ 18 senadores y hay que encontrar, como m¨ªnimo, a una quincena para superar levemente los 161 m¨ªnimos. Hasta el ¨²ltimo minuto, si uno tiene algo que ofrecer antes del lunes, cuando Conte se someter¨¢ a la moci¨®n de confianza (el martes en el Senado), puede suceder todo y lo contrario en el Palacio Madama, sede del Senado. Es la hora de los profesionales de los pasillos, de personajes olvidados. Y el Parlamento italiano se dispone a sacar la vajilla buena para la ocasi¨®n. ¡°Es posible formar el nuevo grupo¡±, susurra al tel¨¦fono uno de los elegidos.
Italia ha tenido 67 Gobiernos y una treintena de primeros ministros distintos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Esta legislatura va camino de poner en ¨®rbita el tercero y, si nadie lo remedia, su primer ministro volver¨¢ a ser elegido por s¨¦ptima vez consecutiva sin haber pasado por las urnas (el ¨²ltimo que obtuvo esa legitimidad fue Berlusconi en 2008). Hay muchos motivos. Puede que el origen fuese el temor a la vuelta de un monstruo como el que encarn¨® Mussolini. La protecci¨®n fue un sistema pol¨ªtico bicameral perfecto que, en realidad, genera bloqueos e inestabilidad (Renzi quiso liquidarlo con su fallida reforma). La promiscuidad entre partidos y la propensi¨®n a llegar a acuerdos de los italianos, en las ant¨ªpodas del car¨¢cter espa?ol, lo empeoran.
La volatilidad, sin embargo, ha crecido en los ¨²ltimos a?os. La inestabilidad de la llamada Primera Rep¨²blica (del 1948 a 1994) fue una ilusi¨®n ¨®ptica. Gobernaba la DC y los pactos y las rupturas estaban pilotados, recuerda el polit¨®logo y ensayista Giovanni Orsina. La crisis de los partidos pol¨ªticos en los primeros a?os noventa lleg¨® con los esc¨¢ndalos del caso de corrupci¨®n Tangentopoli, que tumb¨® a primeros ministros como Bettino Craxi. La estructura que manten¨ªa en pie el pa¨ªs salt¨® por los aires y fue sustituida por Berlusconi. ¡°Y Berlusconi es quien estructur¨® el sistema pol¨ªtico, porque construy¨® la derecha a su alrededor y a la izquierda contra ¨¦l. Tras ese esquema, quedaron solo pedazos de partidos, ninguno central. La crisis del berlusconismo dej¨® a Italia sin partidos, sin el propio Berlusconi y con una criatura bizarra e inestable como el Movimiento 5 Estrellas. Un partido que rechaza la organizaci¨®n de partido, la jerarqu¨ªa y tiene a un c¨®mico en el v¨¦rtice. Si sumas todo eso obtienes el actual sistema pol¨ªtico italiano que, b¨¢sicamente, no existe ya. Y por eso puedes hacer una cosa y la contraria. Si no hay una l¨®gica posible, solo quedan los objetivos personales¡±, apunta.
Riccardo Nencini es otro personaje que a casi nadie sonar¨¢, pero al que conviene prestar atenci¨®n estos d¨ªas. En las ¨²ltimas elecciones se present¨® con la marca del extinto Partido Socialista Italiano. No lleg¨® al m¨ªnimo para que su formaci¨®n entrase en el Senado, aunque logr¨® un asiento aparentemente est¨¦ril. Pero todo en la pol¨ªtica italiana se puede aprovechar. Renzi buscaba un s¨ªmbolo cuando se escindi¨® del Partido Democr¨¢tico hace dos a?os para agrupar a los parlamentarios huidos bajo su nueva marca de Italia Viva. La c¨¢mara obliga a hacerlo bajo un marco legal presentado a las elecciones. En caso contrario, toca ir al grupo mixto. Y ahora Nencini, de quien nadie se acordaba, medita formar parte de los responsables y quiz¨¢ se lleve su marca y deje al partido de Renzi sin paraguas en el Senado. Es su momento de gloria: ¡°Excepto Obama y Tony Blair, creo en estas horas me han llamado todos. Me siento como Ulises en su barco, entre tormentas, pero con coherencia socialista nos dirigimos a ?taca¡±. La isla griega ser¨ªa hoy el pasado.
El ¨²ltimo heredero
Giuseppe Conte es el ¨²ltimo heredero de la Democracia Cristiana. El primer ministro, un profesor de derecho que tanto puede gobernar con la extrema derecha, como con los socialdem¨®cratas, sabe que resistir y esperar pacientemente es ganar. Cuenta ahora con el apoyo de los dos partidos principales de la coalici¨®n de gobierno ¡ªMovimiento 5 Estrellas y el Partido Democr¨¢tico¡ª y con la complicidad total de otro de los grandes residuos democristianos: el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella. ?l mismo est¨¢ haciendo llamadas. Y en los pasillos del Senado comienzan las reuniones, las promesas e, incluso, la grabaci¨®n de conversaciones de quienes tienen algo que ofrecer para no ser traicionados en el ¨²ltimo momento.
Las pr¨®ximas horas, hasta que Conte someta su cargo a la votaci¨®n de las C¨¢maras y compruebe si su estrategia ha funcionado, Italia desempolvar¨¢ sus viejas costumbres. Veremos el retorno tambi¨¦n de personajes como Silvio Berlusconi, que no desperdiciar¨¢ la ocasi¨®n para sacar tajada de un posible apoyo (entre 2006 y 2008 fue condenado en primer grado por pagar tres millones de euros para corromper a un senador y tumbar el Gobierno Prodi). Tambi¨¦n de actores pol¨ªticos de reparto, que a cambio de la chaqueta nueva, disfrutar¨¢n en las pr¨®ximas semanas ¡ªsi el plan llega a buen puerto¡ª de cargos o privilegios ministeriales. Y todo ello, patrocinado por el Movimiento 5 Estrellas, el partido que gan¨® las elecciones con un 33% bramando contra la casta, invocando un cambio de ¨¦poca y prometiendo que jam¨¢s habr¨ªa pactado con los viejos partidos (lo ha hecho ya con casi todos). El Gatopardo de siempre, que todo cambiase para que todo siguiese igual.