Nicola Gratteri, fiscal antimafia: ¡°Hoy es imposible derrotar a mafias como la ¡®Ndrangheta¡±
El fiscal calabr¨¦s ha instruido el mayor proceso contra el crimen organizado en Italia desde los a?os 80 y acaba de imputar a un pol¨ªtico que negociaba con el Ejecutivo de Conte la salida de la crisis
Nicola Gratteri (Gerace, 62 a?os), fiscal antimafia de Catanzaro, vive desde hace d¨¦cadas en un b¨²nker acorazado. Hace a?os que no va al cine ni pisa la orilla del mar. Hoy es el azote y objetivo principal de la ¡®Ndrangheta, el mayor grupo mafioso de Europa, que ha crecido enormemente en las ¨²ltimas d¨¦cadas, factura unos 43.000 millones de euros y tiene filiales en todo el mundo. Gratteri acaba de poner en marcha el mayor juicio de la historia contra esta organizaci¨®n criminal, un maxiproceso solo comparable en n¨²mero de acusados al que instruy¨® Giovanni Falcone contra la Cosa Nostra. En 2019 el fiscal orden¨® la detenci¨®n de m¨¢s de 400 personas en Italia, Alemania, Bulgaria y Suiza, en el marco de la Operaci¨®n Rinascita-Scott, que lleva el nombre del desaparecido Sieben William Scott, un agente especial de la unidad antidrogas estadounidense, la DEA, en Europa.
Este jueves lider¨® otra gran operaci¨®n donde imputaron a 50 personas, entre empresarios, mafiosos y pol¨ªticos. Uno de ellos era Lorenzo Cesa, hist¨®rico dirigente del partido Uni¨®n de Centro (UDC), el hombre con quien Giuseppe Conte negociaba estos d¨ªas el pase de parlamentarios decisivo para que su Ejecutivo sobreviviese a la crisis. Sonaba ya, incluso, como ministro. La operaci¨®n pol¨ªtica se ha ido al traste. Y acusan a Gratteri de hacer justicia de relojero (metaf¨®ricamente una justicia calculada, pensada en forma y tiempo para un contexto pol¨ªtico determinado). Al tel¨¦fono, ¨¦l lo niega y desgrana el inmenso poder de la organizaci¨®n que persigue.
Pregunta. En su ¨²ltima operaci¨®n ha imputado a Lorenzo Cesa. Un hist¨®rico pol¨ªtico que negociaba con Conte estos d¨ªas el paso de algunos parlamentarios¡
Respuesta. Mire, yo creo que Cesa y su partido hab¨ªan declarado que estar¨ªan en la oposici¨®n. No s¨¦ por qu¨¦ ahora dicen que estaban entre los que pod¨ªan apoyar el Gobierno.
P. S¨ª, pero hay un nivel alt¨ªsimo de infiltraci¨®n en la pol¨ªtica que llega a interlocutores del propio primer ministro.
R. Eso es cierto, porque la ¡®Ndrangheta controla un gran paquete de votos que luego son ofrecidos a los partidos pol¨ªticos.
P. La operaci¨®n muestra la horizontalidad de la organizaci¨®n.
R. S¨ª, lo que nos maravilla es que cada vez encontramos m¨¢s pol¨ªticos, empresarios y servidores p¨²blicos. Esto quiere decir que se est¨¢ bajando mucho el nivel ¨¦tico y moral. El abrazo entre la ¡®Ndrangheta, la empresa y la pol¨ªtica cada vez es mayor.
P. ?Usted ha instruido y ha comenzado un maxiproceso hace una semana contra la ¡®Ndrangheta en Calabria con 355 acusados, tambi¨¦n algunos pol¨ªticos. ?Qu¨¦ significa para la organizaci¨®n?
R. Es la piedra angular de nuestra lucha contra las mafias. Hemos atacado una estructura entera de ¡®Ndrangheta que ten¨ªa su cuartel general en la provincia de Vibo Valentia, con ramificaciones en 12 regiones de Italia, Sudam¨¦rica y Europa.
P. Pero esta mafia trasciende de largo Calabria. ?Qu¨¦ es hoy la ¡®Ndrangheta?
R. Una mafia que dispara cada d¨ªa menos, pero que hace negocios enormes. Est¨¢ muy infiltrada en el mundo de la empresa, el comercio y en la Administraci¨®n p¨²blica. Con el dinero procedente del tr¨¢fico de drogas logra corromper, penetrar en la Administraci¨®n p¨²blica y tener relaciones directas con el mundo de la abogac¨ªa y del dinero.
¡°Estos grupos son hoy un problema europeo, no solo italiano¡±
P. ?C¨®mo est¨¢ organizada?
R. Est¨¢ estructurada en ¡°locales¡±, la unidad de medida del territorio sobre el que ejercita su poder. En el v¨¦rtice est¨¢ el jefe, que tiene poder de vida y muerte. Luego est¨¢ el contable, que recauda y distribuye como si fueran sueldos, paga abogados o env¨ªa dinero a encarcelados. Luego est¨¢ el crimine, el ministro de la guerra. ?l es quien organiza las acciones militares, tiene las armas y se encarga de las misiones de muerte.
P. ?Y la base?
R. Partiendo desde abajo encontramos al contrasto onorato, el que aspira a ser ¡®ndranghetista, y hace una especie de beca para ser puesto a prueba. Los ritos de afiliaci¨®n se hacen con una vela encendida, caen dos gotas de sangre sobre una imagen del arc¨¢ngel San Miguel y se dice: ¡°Te quemar¨¢s como esta imagen si traicionas a la organizaci¨®n, y si es necesario deber¨¢s matar a tu padre, hermano o hermana¡±. M¨¢s arriba est¨¢ el camorrista, que jura con la imagen de Santa Nuncia: ¨¦l puede organizar estafas, extorsiones¡ Luego, la figura superior, el sgarrista, que tiene como protector a Santa Liberata ...
P. Pero esa no es la ¡®Ndrangheta de los grandes negocios, ?no?
R. En los setenta los j¨®venes se rebelaron y dijeron que no quer¨ªan pertenecer m¨¢s a una organizaci¨®n que se ocupaba de transporte, estafas¡ Quer¨ªan entrar en la pol¨ªtica y la Administraci¨®n p¨²blica. Y crearon la Santa. Ah¨ª los protectores eran personajes del Risorgimento, como Mazzini, Garibaldi, Cavour¡ que eran masones. Entrar en la Santa es tener la doble afiliaci¨®n, tambi¨¦n con la masoner¨ªa desviada. Y as¨ª tuvieron el contacto directo con la burgues¨ªa y la clase dirigente.
P. ?Nunca ha habido un solo hombre al mando?
R. No, no es como Cosa Nostra. Sol¨ªa haber una reuni¨®n anual en el Santuario de la Virgen de Polsi, en plena monta?a, donde se ratificaban los nombramientos. Ahora se hace a distancia porque la zona est¨¢ muy controlada.
P. ?El origen del dinero que luego se lava en otros negocios sigue siendo la coca¨ªna?
R. La actividad principal es el tr¨¢fico de coca¨ªna. Importan toneladas de Colombia. En Italia entra a trav¨¦s de los puertos de Gioia Tauro, Livorno o G¨¦nova. Pero tambi¨¦n en Europa a trav¨¦s de Rotterdam o Amberes.
P. ?Qu¨¦ impacto ha tenido la pandemia en sus negocios?
R. A medio y largo plazo las reforzar¨¢n. Est¨¢n presentes en el territorio siempre y no tienen las trabas del sistema burocr¨¢tico del Estado. Cientos de miles de personas que trabajaban en negro no tienen ahora nada. Si el Estado tarda en dar los subsidios o no llega Caritas, se encarga el capo de turno. Y se mostrar¨¢n muy agradecidos cuando necesiten esconder a un fugitivo o haya que votar al candidato de la ¡®Ndrangheta.
¡°La pandemia los reforzar¨¢. Cuanto m¨¢s tarden las ayudas, peor¡±
P. ?Cu¨¢ntos afiliados tiene?
R. En Calabria m¨¢s de 30.000. Pero luego miles de c¨®mplices y encubridores.
P. Esta ¨²ltima operaci¨®n y algunas otras nacen de arrepentidos. Es algo nuevo en la ¡®Ndrangheta, que siempre fue impermeable a ese tipo de traici¨®n.
R. Es algo raro hasta ahora, s¨ª. Pero estamos dando golpes muy duros y eso genera colaboradores. Pero aun as¨ª el n¨²mero de arrepentidos es menor que en la Cosa Nostra o la Camorra. La estructura de la organizaci¨®n es patriarcal. Un local se compone de dos o tres familias siempre muy herm¨¦ticas, el lazo siempre es de sangre.
P. ?La pol¨ªtica se ha tomado en serio el problema?
R. Tengo gran relaci¨®n con los v¨¦rtices de las fuerzas del orden. Pero para combatir a la mafia hace falta una revoluci¨®n sobre el plano judicial, cultural y de la educaci¨®n. El sistema judicial italiano es muy duro. Pero eso no basta. Tenemos que modificar el c¨®digo tanto como haga falta hasta que no convenga delinquir.
P. ?La coordinaci¨®n internacional funciona?
R. El problema es que los otros sistemas son m¨¢s blandos que el italiano y, a menudo, los ¡®ndranghetistas se trasladan a Espa?a, Suiza, B¨¦lgica... Necesitamos un sistema judicial igual en este sentido para afrontarlo de manera unida. Las mafias son un problema europeo, no italiano.
P. ?En Espa?a est¨¢ muy difundida?
R. S¨ª. Y muchas familias de colombianos con toneladas de dep¨®sitos de coca¨ªna a punto para ser vendida en Europa. Espa?a es un pa¨ªs de tr¨¢nsito de la coca¨ªna y los sudamericanos se quedan ah¨ª con gusto, porque tienen facilidad por la lengua, la cultura y porque no tiene un sistema duro.
P. Lo pinta muy crudo. ?Se puede derrotar a la ¡®Ndrangheta?
R. No, con el sistema judicial actual, no. Podemos redimensionarla, pero no derrotarla.
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