Un antiguo ni?o soldado y excomandante de un grupo rebelde de Uganda, condenado por cr¨ªmenes de guerra
La CPI concluye que Dominic Ongwen, del Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or de Joseph Kony, cometi¨® secuestros, torturas, violaciones y asesinatos, incluidos beb¨¦s
El antiguo ni?o soldado ugand¨¦s y excomandante de la organizaci¨®n extremista cristiana Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or, Dominic Ongwen, ha sido hallado culpable de 61 cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad cometidos entre 2002 y 2005 en campos de desplazados de Uganda. El fallo, difundido este jueves por la Corte Penal Internacional (CPI) tras cinco a?os de juicio, considera probado que captur¨® ni?os para que pelearan, saque¨®, tortur¨® y asesin¨® a civiles, incluidos beb¨¦s. Convirti¨®, adem¨¢s, a las ni?as en esclavas sexuales y las forz¨® al matrimonio y posterior embarazo, cargos estos ¨²ltimos calificados por primera vez por la Corte de cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad.
La cuant¨ªa de la condena se dar¨¢ a conocer en unas semanas, seg¨²n ha indicado la Corte. Ongwen fue secuestrado de peque?o por milicianos de Joseph Kony, l¨ªder del Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or (LRA, en sus siglas en ingl¨¦s), que pretende imponer un r¨¦gimen teocr¨¢tico en el pa¨ªs, y lleg¨® a lugarteniente. Los jueces no han considerado una eximente la biograf¨ªa del condenado, un debate que ha sobrevolado el caso. Al contrario, subrayan que es responsable de unos delitos perpetrados en la mayor¨ªa de edad y en pleno uso de sus facultades mentales.
Seg¨²n el fallo, Ongwen era apreciado por sus subordinados y sus jefes alababan su trabajo. ¡°No era un pelele [de Joseph Kony], sino que tomaba la iniciativa e incluso discut¨ªa las ¨®rdenes recibidas. Tuvo la posibilidad de abandonar el LRA, como hicieron otros de sus camaradas. En su lugar, ascendi¨® en la milicia y delinqui¨® tambi¨¦n en la intimidad. No hay eximente y es responsable de sus actos¡±, ha dicho Bertram Schmitt, presidente de la sala. La sentencia hace hincapi¨¦ en los informes de los psic¨®logos que le han examinado, y que no observaron desorden alguno, as¨ª como en las declaraciones de testigos, en particular las mujeres que fueron esclavizadas.
Una vez consumado el rapto en serie de civiles en distintos campos de desplazados abiertos en Uganda, Ongwen ¡°forz¨® a varias mujeres a convertirse en sus esposas y sirvientas y le dijo al resto que los menores ser¨ªan entrenados como ni?os soldado¡±. Las ni?as eran regaladas como esclavas sexuales a los milicianos, y si no cumpl¨ªan con sus deberes eran apaleadas; a veces hasta la muerte, explica el fallo. Debido a ello, la Corte ha a?adido el delito de matrimonio y embarazo a la fuerza como cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad: ¡°El matrimonio es un estado que se adquiere de forma voluntaria y que tiene efectos sociales, religiosos y personales que afectan a la intimidad de la persona. Si la v¨ªctima se ve atada de forma ileg¨ªtima, ello deriva en estigma social y en la p¨¦rdida de su dignidad¡±.
El terror de las ni?as obligadas a tener relaciones sexuales con sus captores ha resonado en la sala. Las que se negaban o comet¨ªan errores al servir a sus due?os, pod¨ªan morir a golpes o ser obligadas a matar a palos a otras. En su testimonio, una de esas v¨ªctimas dijo: ¡°No quer¨ªa yacer con un hombre mayor y de esta forma. Ten¨ªa miedo a negarme a ser su esposa a la fuerza, pero ante una muerte segura ?qu¨¦ elegir¨ªa usted?¡±. Ongwen tuvo varios hijos con siete de ellas en estas condiciones.
Es tambi¨¦n la primera vez que la Corte juzga un caso relacionado con los cr¨ªmenes perpetrados por el Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or ugand¨¦s, y Ongwen ha sido condenado en su calidad de comandante de la brigada Sinia, una de las cuatro que compon¨ªan la milicia. Perpetr¨® o bien orden¨® los cr¨ªmenes, y el relato de los ataques contra campos de civiles desplazados de sus hogares por culpa de los choques entre el Ej¨¦rcito y los rebeldes de Joseph Kony, resum¨ªan en cierto modo su propio pasado.
Ongwen vio de peque?o los horrores que luego orden¨®: secuestros de ni?os y la muerte a tiros y machetazos de los mayores; el terror de las marchas forzadas hasta los campamentos del LRA en las que los beb¨¦s eran arrancados de los brazos de sus madres y abandonados en el bosque porque molestaban con su llanto; los d¨¦biles golpeados hasta la muerte; el saqueo y la destrucci¨®n. Todo ello se ha o¨ªdo en la sala de vistas, mientras Ongwen escuchaba con la mascarilla puesta, debido a las medidas de seguridad impuestas por la pandemia. La sentencia no solo ha descrito hechos atroces, sino que los nombres de las v¨ªctimas han sido le¨ªdos en voz alta porque, seg¨²n ha dicho el juez Schmitt, ¡°tienen derecho a que no se olvide su sufrimiento¡±.
La familia de Ongwen ha relatado que fue secuestrado en 1990 a los 10 a?os por los rebeldes de Kony cuando iba al colegio, seg¨²n recoge Human Rights Watch. Los m¨¦todos de entrenamiento de los ni?os soldado incluyen infundirles terror y obligarles a matar a adultos, y a otros menores en su misma situaci¨®n que hayan desobedecido e intenten huir. La CPI considera un crimen de guerra el reclutamiento forzoso de menores y ¨¦l ha sido el ¨²nico ex ni?o soldado juzgado hasta la fecha por sus jueces. Como en el resto de sus casos, la Corte ha permitido la participaci¨®n de las v¨ªctimas para que expresen su opini¨®n al margen de los testigos. Es una caracter¨ªstica ¨²nica en la justicia internacional, y esta vez se ha recogido y reconocido la intervenci¨®n de 4.000 personas, que ante la incapacidad de desplazarse a la Corte, han sido representadas a trav¨¦s de siete testimonios.
Seg¨²n ha explicado el propio Ongwen durante el juicio, desert¨® en 2015 del LRA cuando se encontraba en la Rep¨²blica Centroafricana, y fue custodiado en la base militar estadounidense de Obbo, al sureste del pa¨ªs, hasta que las autoridades le entregaron a la Corte. Desde 2005, pesaba sobre ¨¦l una orden internacional de arresto, y el Gobierno de Uganda, que es miembro de la Corte, pidi¨® a su fiscal¨ªa que se ocupe del caso. En la misma situaci¨®n estaban otros tres comandantes del LRA, a los que se le da por muertos, y el propio Joseph Kony, que ha huido. La Corte carece de polic¨ªa y depende de la comunidad internacional para arrestar a los sospechosos, una cooperaci¨®n no siempre adecuada.
El LRA es una de las milicias rebeldes m¨¢s violentas de ?frica, y Joseph Kony es una especie de jefe espiritual que pretende derribar al presidente Yoweri Museveni, en el poder desde 1986. Una vez en su puesto, sus planes consisten en regir el pa¨ªs de acuerdo con los 10 mandamientos. Entre 2010 y 2017, Estados Unidos llev¨® a cabo una operaci¨®n destinada a erradicar al grupo o arrestar a sus miembros, que concluy¨® debido a su coste y porque el LRA perdi¨® fuerza. Seg¨²n Human Rights Watch, Kony se encuentra en Kafia Kingi, una zona en la frontera entre Sud¨¢n y Sud¨¢n del Sur.
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