Polonia estrecha el cerco contra los historiadores del Holocausto
La condena contra dos investigadores y el interrogatorio a una periodista desatan las protestas de organizaciones internacionales que investigan la Segunda Guerra Mundial
La historia de la Segunda Guerra Mundial en Polonia, sobre todo de la persecuci¨®n de los jud¨ªos por parte de sus vecinos cat¨®licos, sigue arrojando numerosos espacios de sombra dado que se trata de un campo de investigaci¨®n reciente, en el que solo se ha podido avanzar con amplio acceso a testigos y documentos despu¨¦s de la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista en 1989. Sin embargo, el Gobierno ultranacionalista polaco de Ley y Justicia (PiS), en el poder desde 2015, ha lanzado una ofensiva legislativa c...
La historia de la Segunda Guerra Mundial en Polonia, sobre todo de la persecuci¨®n de los jud¨ªos por parte de sus vecinos cat¨®licos, sigue arrojando numerosos espacios de sombra dado que se trata de un campo de investigaci¨®n reciente, en el que solo se ha podido avanzar con amplio acceso a testigos y documentos despu¨¦s de la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista en 1989. Sin embargo, el Gobierno ultranacionalista polaco de Ley y Justicia (PiS), en el poder desde 2015, ha lanzado una ofensiva legislativa contra la investigaci¨®n independiente que se ha traducido en una primera condena contra dos historiadores, conocida este martes, y el interrogatorio a una periodista por parte de la polic¨ªa.
Dos investigadores respetados internacionalmente, Jan Grabowski, profesor de la Universidad de Ottawa y premio Yad Vashem por sus trabajos sobre la Shoah, y Barbara Engelking, directora del Centro Polaco de Investigaci¨®n del Holocausto, fueron condenados este martes a rectificar un p¨¢rrafo de un ensayo de 1.600 p¨¢ginas titulado Noche sin fin: el destino de los jud¨ªos en la Polonia ocupada. Deber¨¢n rectificar y disculparse, aunque no pagar la multa de 22.000 euros que ped¨ªa la demandante. Sin embargo, Grabowski considera que la sentencia causa un da?o enorme a la investigaci¨®n del Holocausto.
En el libro, sostienen que el alcalde del pueblo de Malinowo, en el noroeste de Polonia, Edward Malinowski, rob¨® a una mujer jud¨ªa a la que rescat¨® y entreg¨® a los ocupantes nazis a jud¨ªos escondidos en un bosque. Los investigadores fueron denunciados por la sobrina de 80 a?os del alcalde, Filomena Leszczynska, que cont¨® con el apoyo de organismos cercanos a Ley y Justicia, como la Liga Polaca contra la Difamaci¨®n y el Instituto Nacional de la Memoria. El Gobierno ha declarado que no tiene nada que ver con el juicio, que se apoya sin embargo en una ley de 2018 promovida desde el Ejecutivo que condena los ¡°insultos p¨²blicos a la naci¨®n polaca¡± y que fue rebajada despu¨¦s de las protestas internacionales y de un conflicto diplom¨¢tico con Israel.
Por otro lado, la periodista Katarzyna Markusz, colaboradora en la web jewish.pl y que escribe para la Jewish Telegraphic Agency, fue interrogada por la polic¨ªa el jueves de la semana pasada por orden del fiscal de un distrito de Varsovia. Seg¨²n relataba este mi¨¦rcoles por correo electr¨®nico la propia Markusz, se la acusa de insultos contra la naci¨®n polaca por haber escrito esta pregunta en un art¨ªculo para la publicaci¨®n Krytyka Polityczna: ¡°?Viviremos para ver el d¨ªa en que las autoridades polacas admitan que entre los polacos, en general, no hab¨ªa simpat¨ªa por los jud¨ªos y que la participaci¨®n polaca en el Holocausto es un hecho hist¨®rico?¡±.
¡°Cuando me pregunt¨® la polic¨ªa si hab¨ªa querido insultar a la naci¨®n polaca, asegur¨¦ que este art¨ªculo no pretende insultar a nadie¡±, relata Markusz, de 39 a?os. ¡°Hubo polacos que traicionaron a los jud¨ªos y otros que les hicieron da?o. Son hechos hist¨®ricos. Es como si los alemanes se enfureciesen porque alguien escribe que invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939. Puedo decir que estoy orgullosa de que se me acuse conforme al mismo apartado (art. 133 pt. 1 del C¨®digo Penal) que al profesor Jan Tomasz Gross¡±.
La periodista se refiere al primer caso sonado de la ofensiva ultranacionalista contra la investigaci¨®n hist¨®rica en Polonia: Jan T. Gross public¨® en un 2001 un libro que tuvo una enorme repercusi¨®n, Vecinos, en el que relataba el pogromo de Jedwabne, en 1941, atribuido durante d¨¦cadas a los nazis, pero que Gross demostr¨® que fue perpetrado por sus vecinos cat¨®licos. Desde entonces, la bibliograf¨ªa sobre las persecuciones de jud¨ªos por parte de polacos ha aumentado considerablemente e incluso es el tema de fondo del filme Ida, de Pawel Pawlikowski, que gan¨® el ?scar a la Mejor Pel¨ªcula Extranjera y que fue repudiado por el Gobierno.
Pocas horas despu¨¦s del veredicto, Grabowski expresaba por tel¨¦fono desde Varsovia, donde se encuentra actualmente, que ¡°la sentencia supone un problema muy grave para todos los historiadores del Holocausto en Polonia, pero tambi¨¦n en el extranjero¡±. No quiso extenderse mucho en sus respuestas, porque su abogado pretende recurrir la sentencia, aunque se?al¨® que ¡°se trata de un asunto que nunca deber¨ªa haber llegado a un tribunal porque no son los tribunales los que deben establecer lo que es cierto o no en t¨¦rminos hist¨®ricos¡±.
Numerosos centros de investigaci¨®n del Holocausto ¨Cel Yad Vashem de Jerusal¨¦n, el Centro Simon Wiesenthal, la Fundaci¨®n por la Memoria de la Shoah de Par¨ªs, la Asociaci¨®n de Estudios Eslavos y de Europa del Este, la Asociaci¨®n Hist¨®rica Americana, la Asociaci¨®n de Estudios Polacos con sede en Par¨ªs, adem¨¢s de la comunidad jud¨ªa de Varsovia¨C mostraron su apoyo p¨²blico a los historiadores antes de la sentencia y consideran, en palabras de la Fundaci¨®n por la Memoria de la Shoah, que el proceso ¡°representa una caza de brujas¡± que ¡°tendr¨¢ un efecto pernicioso sobre el coraz¨®n mismo de la investigaci¨®n hist¨®rica¡±. La investigadora estadounidense Deborah E. Lipstadt, experta en el negacionismo del Holocausto, escribi¨® en su cuenta de Twitter: ¡°Polonia se dedica a negar el Holocausto de forma suave. No niega el genocidio. Solo reescribe el papel de algunos polacos en ¨¦l... y castiga a los historiadores que dicen la verdad¡±.
El Yad Vashem, que adem¨¢s de museo del Holocausto es uno de los grandes centros de estudio de la Shoah en el mundo, emiti¨® este jueves un comunicado en el que mostraba su ¡°profunda preocupaci¨®n¡± por el veredicto. ¡°La investigaci¨®n hist¨®rica debe reflejar la compleja realidad de un periodo determinado, bas¨¢ndose en el an¨¢lisis escrupuloso de la documentaci¨®n existente, como se ha hecho en este riguroso libro de los dos investigadores. Como toda investigaci¨®n, este volumen sobre el destino de los jud¨ªos durante el Holocausto forma parte de un debate en curso y, como tal, est¨¢ sujeto a cr¨ªticas en el ¨¢mbito acad¨¦mico, pero no en los tribunales. La documentaci¨®n existente, junto con muchas d¨¦cadas de investigaci¨®n hist¨®rica, demuestra que bajo la draconiana ocupaci¨®n alemana nazi de Polonia y, a pesar del sufrimiento generalizado del pueblo polaco bajo esa ocupaci¨®n, hubo polacos que participaron activamente en la persecuci¨®n de los jud¨ªos y en su asesinato¡±.
Sostiene Katarzyna Markusz: ¡°Es evidente que el Gobierno polaco quiere silenciar a los historiadores y periodistas que pretenden escribir la verdad sobre el Holocausto: hubo polacos que atacaron a los jud¨ªos durante la guerra. Es un hecho. ?Por qu¨¦ se nos persigue por decir esto?¡±. Grabowski, de 57 a?os, se?ala por su parte: ¡°Esta sentencia representa un jarro de agua fr¨ªa sobre lo que los estudiantes polacos y los historiadores pueden hacer. Estoy muy preocupado y soy muy pesimista¡±.
V¨ªctimas y verdugos
Polonia fue uno de los pa¨ªses que m¨¢s sufri¨® durante la larga noche del terror nazi. Ocupada desde el principio del conflicto por nazis y sovi¨¦ticos, seis millones de polacos fueron asesinados por el Tercer Reich, entre ellos tres millones de jud¨ªos. La Alemania nazi instal¨® en su territorio seis campos de exterminio, en cuyo funcionamiento los polacos no tuvieron nada que ver. Es m¨¢s, fueron v¨ªctimas en ellos: Auschwitz, por ejemplo, se abri¨® como un campo de concentraci¨®n destinado primero a polacos y prisioneros sovi¨¦ticos. Tampoco hubo un Gobierno colaboracionista y la resistencia fue constante. Polonia es, adem¨¢s, el pa¨ªs del mundo que tiene m¨¢s Justos entre las Naciones reconocidos por el Yad Vashem: 7.112 personas que se jugaron la vida, o la perdieron, ayudando a jud¨ªos. Se trata de hechos que forman parte del consenso sobre la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, sobre todo a partir de 1989 con el final de la dictadura comunista, tambi¨¦n es un hecho reconocido por todos los expertos en la Shoah que ciudadanos polacos asesinaron, robaron, chantajearon, denunciaron y persiguieron a jud¨ªos durante y despu¨¦s del conflicto y que adem¨¢s colaboraron con los nazis en su asesinato ¡ªno en los campos de exterminio, pero s¨ª en pogromos, guetos y fusilamientos¡ª. Lo prueban miles de documentos y testimonios. Grabowski cree que la cifra que proporcion¨® en un libro anterior de 200.000 jud¨ªos asesinados por polacos es conservadora. Se trata de un hecho investigado por historiadores como Havi Dreifuss, Anna Bikont, Engelking, Gross o el propio Grabowski, que adem¨¢s aparece en numerosos ensayos cl¨¢sicos sobre el Holocausto de autores como Timothy Snyder, Keith Lowe, Raul Hilberg o Tony Judt. Nadie en el mundo acad¨¦mico lo duda. Sin embargo, en la Polonia del siglo XXI se puede ser juzgado o interrogado por la polic¨ªa por afirmarlo.