Estados Unidos y la UE sancionan a una decena de altos cargos rusos por el envenenamiento y arresto de Navalni
El primer castigo de la Administraci¨®n de Biden al Kremlin se ha coordinado con el bloque comunitario y supone el bloqueo de los activos financieros de los afectados
Estados Unidos y la Uni¨®n Europea suman fuerzas para adoptar represalias contra el Kremlin. La Administraci¨®n de Joe Biden ha anunciado este martes sanciones a siete miembros del Gobierno ruso pr¨®ximos a Vlad¨ªmir Putin, por el envenenamiento y posterior arresto del l¨ªder opositor Alex¨¦i Navalni. El castigo ha sido coordinado con la Uni¨®n Europea, que ha aprovechado la ocasi¨®n para hacer p¨²blicas las sanciones contra cuatro altos cargos de la Administraci¨®n rusa acordadas la semana pasada por el mismo motivo. En ambos casos, la decisi¨®n conlleva el bloqueo del acceso de estos individuos a sus activos financieros y de todo tipo, y su entrada en territorio estadounidense y en la UE. Esta sincronizaci¨®n entre Washington y Bruselas recupera la coordinaci¨®n en las represalias contra el Kremlin, perdida durante los cuatro a?os de la presidencia de Donald Trump. Washington tambi¨¦n introducir¨¢ controles y aplicar¨¢ penalizaciones sobre 13 entidades involucradas en la producci¨®n del agente biol¨®gico utilizado para atacar a Navalni en virtud de la Ley de Control de Armas Biol¨®gicas.
La primera represalia del nuevo Gobierno estadounidense contra Mosc¨² es limitada y selectiva, al igual que la acordada por los aliados europeos que se basa por primera vez en el nuevo r¨¦gimen de sanciones de la UE por violaciones de los derechos humanos, pese a las voces dentro de Europa que ped¨ªan elevar el tono. El republicano Donald Trump rehus¨® culpar directamente a Putin del envenenamiento a Navalni y evit¨® sumarse a las sanciones europeas, a diferencia de lo ocurrido con el ataque qu¨ªmico contra el agente doble Sergei Skripal en 2018, cuando s¨ª replic¨® las medidas tomadas por sus aliados del otro lado del Atl¨¢ntico.
Aunque la decisi¨®n supone un cambio de tercio, Biden no ha tomado medidas contra el propio Putin o los oligarcas que sostienen al r¨¦gimen, lo que permite frenar una escalada de tensi¨®n. El Departamento del Tesoro hizo p¨²blica por la tarde la lista de los siete sancionados, que son el director del Servicio de Seguridad Federal, Aleksandr Bortnikov; jefe del directorio de pol¨ªtica presidencial, Andrei Yarin; el jefe adjunto del gabinete de la oficina presidencial, Sergei Kiriyenk; el viceministro de Defensa Aleksey Krivoruchko, otro viceministro de Defensa, Pavel Popov; el director del Servicio Federal de Prisiones, Alexander Kalashnikov, y el fiscal general, Igor Krasnov.
Estos dos ¨²ltimos tambi¨¦n han sido sancionados por la UE, que a?ade a la lista al jefe del comit¨¦ de investigaci¨®n de la Federaci¨®n Rusa, Alexander Bastrykin, que rinde cuentas directamente ante Putin; y el jefe de la Guardia Nacional, Viktor Zolotov, que amenaz¨® en p¨²blico a Navalni en 2018.
Algunos de los socios de la UE y el Partido Popular Europeo abogaban por incluir en el listado a los millonarios cercanos a Putin, como v¨ªa de presi¨®n directa sobre el c¨ªrculo m¨¢s estrecho del presidente ruso. Pero el Consejo de la UE ha descartado esa posibilidad porque, a efectos legales, era necesario establecer una relaci¨®n directa entre las personas sancionadas y la persecuci¨®n y encarcelamiento de Navalni. La mayor parte de los sancionados suelen recurrir al Tribunal de Justicia europeo, que ha revocado varias de las decisiones cuando no se han seguido escrupulosamente los procedimientos previstos.
La doble tanda de sanciones de Washington y Bruselas coincide con el fortalecimiento de la relaci¨®n transatl¨¢ntica tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden. Y con un grave deterioro de las relaciones de la UE con Rusia visualizado durante la reciente visita a Mosc¨² del alto representante de Pol¨ªtica Exterior de la UE, Josep Borrell. El encontronazo en la capital rusa entre Borrell y el ministro ruso de Exteriores, Sergu¨¦i Lavrov, marc¨® un punto de inflexi¨®n y, desde entonces, Bruselas ha endurecido la ret¨®rica y los gestos hacia Rusia. Este mismo martes, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha visitado por primera vez Ucrania, como punto final de una gira que ha pasado tambi¨¦n por Georgia y Moldavia, otros dos de los puntos de fricci¨®n entre Europa y Rusia. ¡°No est¨¢is solos, estamos de vuestro lado¡±, ha sido el desafiante mensaje de Michel en unos pa¨ªses que se sienten amenazados por las t¨¢cticas de guerra h¨ªbrida y agresi¨®n territorial que el Kremlin utiliza con algunos de sus vecinos de la parte occidental.
Desclasificaci¨®n de informes
Junto con las sanciones, el presidente dem¨®crata tambi¨¦n desclasific¨® la conclusi¨®n de sus servicios de inteligencia sobre el caso Navalni, que apuntan al Servicio de Seguridad de Rusia (su gran agencia de inteligencia) como responsable del envenenamiento. Queda a¨²n pendiente de anunciar su respuesta al masivo ciberataque de 2020 a nueve agencias gubernamentales estadounidenses y a unas 100 empresas privadas, en una operaci¨®n conocida como Solarwinds.
Navalni, de 44 a?os, activista contra la corrupci¨®n y uno de los grandes azotes del Kremlin, sufri¨® un grave envenenamiento en Siberia en agosto de 2020 y viaj¨® a Alemania para curarse. Cuando regres¨® a Rusia, el pasado 17 de enero, fue arrestado de inmediato, acusado de violar los t¨¦rminos de la libertad condicional que le hab¨ªa impuesto una sentencia de 2014. Aquel fallo le hab¨ªa suspendido una condena despu¨¦s de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos la tachase de ¡°arbitraria e injusta¡±.
Ahora est¨¢ condenado a cumplir la condena, lo que le obligar¨¢ a pasar tres a?os y medio en una colonia penal (una c¨¢rcel en la que los reclusos generalmente siguen un r¨¦gimen de trabajo), ante al estupor de la comunidad internacional y pese a la resoluci¨®n cautelar del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ha exigido la liberaci¨®n ¡°inmediata¡± del opositor alegando que su vida corre peligro entre rejas.
En Europa conviven las voces alarmadas por la deriva autoritaria de Mosc¨² y las de las grandes capitales, como Berl¨ªn, que defienden reacciones muy progresivas. En Estados Unidos, Trump pas¨® cuatro a?os mostrando una sorprendente cordialidad hacia el dirigente ruso, que estaba acusado de haber orquestado una campa?a de injerencia electoral en 2016. El entonces presidente estadounidense cuestion¨® la palabra de los servicios de inteligencia de su pa¨ªs y de su propio Departamento de Justicia y dio el beneficio de la duda a Putin, que siempre neg¨® la acusaci¨®n. El apoyo levant¨® ampollas porque aquella interferencia en las presidenciales iba dirigida precisamente a favorecer su victoria frente a la dem¨®crata Hillary Clinton.
El cambio de Gobierno ha puesto en la Casa Blanca a un viejo conocido de Putin, un exvicepresidente de la Administraci¨®n de Barack Obama que vivi¨® ocho a?os de relaci¨®n muy dif¨ªcil con Rusia. No empieza ahora un periodo m¨¢s f¨¢cil. El 19 de febrero, en su primer discurso en una cumbre internacional, una Conferencia de Seguridad de M¨²nich virtual, Biden apunt¨® hacia Mosc¨²: ¡°Putin busca erosionar nuestra alianza transatl¨¢ntica porque para el Kremlin es mucho m¨¢s f¨¢cil atacar y amenazar a los pa¨ªses de forma individual que negociar con una alianza unida¡±.
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