Las acusaciones de racismo de Meghan Markle y el pr¨ªncipe Enrique abren otra crisis en la monarqu¨ªa brit¨¢nica
Los laboristas exigen que se investigue la denuncia de los duques de Sussex en la entrevista en televisi¨®n con Oprah Winfrey
La rabia y la pol¨¦mica desatadas en los medios informativos brit¨¢nicos a medida que avanzaba el domingo la emisi¨®n de la entrevista de la presentadora estadounidense Oprah Winfrey a los duques de Sussex muestra la gravedad del asunto. Las comparaciones con aquella lejana crisis institucional que provoc¨® Diana de Gales cuando se decidi¨® en 1995 a comparecer ante las c¨¢maras no sirven. En el tiempo del Black Lives Matter, en que se derriban estatuas de personas con pasado esclavista; en el tiempo del Me Too, en que no se mira a otro lado ante cualquier abuso de poder sobre una mujer, y con una nueva generaci¨®n que ya es m¨¢s isabelina que mon¨¢rquica, las acusaciones de racismo, crueldad y manipulaci¨®n lanzadas por la pareja contra el entramado de la casa real han reavivado la divisi¨®n cultural e ideol¨®gica de la sociedad brit¨¢nica en torno a su instituci¨®n por excelencia.
El palacio de Buckingham decidi¨® mantener silencio. En el mundo anal¨®gico que todav¨ªa habitan, la entrevista ni siquiera exist¨ªa porque el domingo solo se hab¨ªa emitido para la audiencia estadounidense, al otro lado del Atl¨¢ntico y los brit¨¢nicos no tendr¨ªan oportunidad de verla ¨ªntegramente hasta la noche del lunes. Daba igual que los medios digitales brit¨¢nicos la hubieran retransmitido minuto a minuto, y que las redes sociales ya se hubieran enzarzado en el debate. El primer veredicto lo emit¨ªa un peri¨®dico tan institucional como The Times a los 20 minutos de comenzar el programa: ¡°Las revelaciones son peores de lo que Palacio pudo haber temido¡±. Solo en Estados Unidos, la entrevista tuvo mayor audiencia que cualquier otro acontecimiento televisivo.
En dos horas de programa, de las que una la consumieron los anuncios, los ¡°exiliados¡± duques de Sussex rompieron todos los puentes con la casa real brit¨¢nica. Sin poner nombres ni apellidos a sus acusaciones, aseguraron que un miembro de la familia ¡ªni la reina ni su marido, matiz¨® luego el pr¨ªncipe Enrique a la presentadora¡ª hab¨ªa llegado a mostrar su ¡°preocupaci¨®n¡± por el tono de piel que tendr¨ªa el primer beb¨¦ de Meghan Markle, siendo ella hija de un matrimonio mixto. Y que el racismo fue la causa fundamental por la que se decidi¨® que el peque?o Archie no reciba en el futuro el t¨ªtulo de pr¨ªncipe ni disfrute de las medidas de seguridad que conlleva su condici¨®n.
La exactriz estadounidense denunci¨® la falta de atenci¨®n ¡ªcasi el desprecio¡ª que recibi¨® cuando, embarazada de cinco meses, pidi¨® ayuda m¨¦dica para frenar los instintos suicidas que le provocaba un aislamiento forzado en el palacio de Kensington. ¡°Hab¨ªa perdido las ganas de vivir¡±, lleg¨® a admitir en la entrevista. Y recalc¨® c¨®mo el entorno que le hizo creer que la arropar¨ªa en su aterrizaje comenz¨® de inmediato a alimentar a los tabloides con mentiras y difamaciones que proteg¨ªan a miembros m¨¢s valiosos de la realeza mientras ella era arrastrada por el fango. ¡°De lo ¨²nico que me arrepiento es de haberles cre¨ªdo cuando me aseguraron que me proteger¨ªan¡±, se lament¨® Markle. Ella es la protagonista de la entrevista, pero el nieto de Isabel II corrobora en su escasa participaci¨®n todos los supuestos desagravios. Especialmente, el referido al racismo.
La clave de un drama tan poli¨¦drico la dio la periodista Winfrey cuando invit¨® a su amiga y vecina en Montecito (California) a exponer ¡°su verdad¡±. No los hechos objetivos, respaldados por nombres o pruebas, sino el sentimiento subjetivo de desamparo y abuso que tuvo la reci¨¦n llegada a la Casa Windsor.
Charles Anson, quien fuera secretario de prensa de Isabel II durante siete a?os, respondi¨® el lunes airado: ¡°Hubo una sensaci¨®n abrumadora de bienvenida a Meghan [Markle] y a ese matrimonio. No creo que haya una brizna de racismo en la casa real¡±.
Para el l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Keir Starmer, ¡°los asuntos expuestos por Meghan en torno al racismo y a la salud mental son muy serios. Son un recordatorio de que mucha gente sufre agresiones racistas en el Reino Unido del siglo XXI, y nos lo tenemos que tomar muy, muy en serio¡±. ¡°Es algo que supera el ¨¢mbito de la familia real¡±, incidi¨® el pol¨ªtico de izquierdas.
Silencio en Downing Street
El primer ministro, Boris Johnson, es el ¨²nico que fren¨® su ¨ªmpetu y dio instrucciones a su equipo de remitir a Buckingham cualquier pregunta sobre el asunto. ¡°He pasado mucho tiempo sin comentar los asuntos de la familia real y no tengo intenci¨®n de desviarme hoy [por el lunes] de ese criterio¡±, asegur¨® Johnson a los periodistas.
La toma de posici¨®n de unos y otros sobre la bomba plantada por los duques de Sussex ha sacado a la superficie un debate cultural, ideol¨®gico y generacional latente en la sociedad brit¨¢nica. Burgueses frente a bohemios. Tradicionalistas frente a descre¨ªdos. Los baby boomers frente a los mileniales. Y, solo en parte, izquierda contra derecha. Porque el propio sir Keir Starmer (nombrado caballero por sus servicios al frente de la Fiscal¨ªa de la Corona) ser¨ªa el primero en salir en defensa de Isabel II.
Toda pol¨¦mica se congela frente a la figura de la reina, que mantiene su popularidad y respeto entre la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos. Es la garante de una tregua que nadie sabe si perdurar¨¢ cuando ella falte. Tanto el pr¨ªncipe Enrique como Meghan Markle se preocuparon en deshacerse en elogios hacia la monarca y la libraron de toda culpa.
Sus principales cr¨ªticos evitaban el lunes caer en esa trampa. Para Piers Morgan, el popular periodista que agita cada ma?ana en televisi¨®n la guerra contra los duques de Sussex, ¡°han arrojado basura sobre el pr¨ªncipe Carlos, sobre el pr¨ªncipe Guillermo y sobre [la esposa de este] Kate Middleton. Han arrojado basura sobre todo lo que la reina se ha esforzado en construir. ?Y se intentan presentar como dos personas compasivas?¡±. La diputada conservadora Andrea Jenkyns tuite¨®: ¡°Su majestad sigue trabajando por todos nosotros mientras su marido [Felipe de Edimburgo] est¨¢ en el hospital. Gran Breta?a estar¨¢ siempre al lado de nuestra reina¡±. Es una m¨¢s entre un pu?ado de pol¨ªticos conservadores que se han apresurado a defender a la corona.
¡°No desear una rep¨²blica porque te gusta la reina es como no querer m¨¢s elecciones porque te gusta Boris Johnson. No puedes parar la m¨²sica porque te guste la persona que ocupa la silla¡±, escribi¨® la asociaci¨®n Republic, todav¨ªa marginal en el Reino Unido, pero que este lunes logr¨® dominar las redes sociales con la etiqueta #abolishthemonarchy (¡°abolir la monarqu¨ªa¡±).
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