El ¡®caso Cameron¡¯ revela el descontrol de las puertas giratorias en el Reino Unido
Dos comit¨¦s parlamentarios sortean a Boris Johnson y abren su propia investigaci¨®n sobre las presiones al Gobierno del ex primer ministro para ayudar a la financiera quebrada Greensill
La C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica no est¨¢ dispuesta a permitir que sea solo el zorro quien revise las reglas del gallinero. El mandatario brit¨¢nico Boris Johnson ha ordenado una investigaci¨®n interna de los intentos de influencia ejercidos por el ex primer ministro David Cameron sobre algunos miembros del Gobierno, en representaci¨®n de la financiera quebrada Greensill. Sin embargo, Downing Street movi¨® esta semana s...
La C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica no est¨¢ dispuesta a permitir que sea solo el zorro quien revise las reglas del gallinero. El mandatario brit¨¢nico Boris Johnson ha ordenado una investigaci¨®n interna de los intentos de influencia ejercidos por el ex primer ministro David Cameron sobre algunos miembros del Gobierno, en representaci¨®n de la financiera quebrada Greensill. Sin embargo, Downing Street movi¨® esta semana sus hilos para que la mayor¨ªa conservadora votara en contra de la investigaci¨®n parlamentaria propuesta por la oposici¨®n laborista. Dos comisiones, la de Administraci¨®n P¨²blica y Asuntos Constitucionales y la de Est¨¢ndares ?ticos, han decidido comenzar a indagar por su cuenta en un esc¨¢ndalo que pone en evidencia la debilidad de los controles del sistema brit¨¢nico sobre las puertas giratorias entre la pol¨ªtica y la empresa.
La inmediata reacci¨®n de Johnson, nada m¨¢s publicar su predecesor Cameron un comunicado p¨²blico en el que admit¨ªa a rega?adientes sus errores de c¨¢lculo, ten¨ªa m¨¢s de ejercicio de control de da?os que de revisi¨®n en profundidad de un sistema con muchos agujeros legales. Incluso era en parte un ajuste de cuentas personal, despu¨¦s de que su anterior jefe hubiera puesto al actual primer ministro de vuelta y media en sus memorias reci¨¦n publicadas, For The Record. El libro refleja a un Johnson oportunista que se sum¨® a la aventura del Brexit, seg¨²n Cameron, para impulsar su carrera pol¨ªtica.
Las ramificaciones que no dejan de surgir en torno al asunto Greensill han puesto de manifiesto que la actividad de los grupos de presi¨®n en el Reino Unido se desenvuelve en un terreno difuso. Esta misma semana surg¨ªa la noticia de que Bill Crothers, un alto funcionario del Gobierno al frente del Departamento de Adquisiciones y Compras, fue contratado por la financiera quebrada sin necesidad de abandonar su cargo p¨²blico. Crothers hab¨ªa comunicado a sus superiores la decisi¨®n, y obtenido su autorizaci¨®n.
A los dos meses, en noviembre de 2015, dej¨® definitivamente la funci¨®n p¨²blica y se centr¨® ¨ªntegramente en su nuevo trabajo. En teor¨ªa, no cometi¨® ninguna ilegalidad. Como no la cometi¨® Cameron al enviar mensajes de texto en nombre de Greensill al ministro de Econom¨ªa, Rishi Sunak, o promover una cita, copa incluida, entre su nuevo jefe, el financiero australiano al frente de la compa?¨ªa, y el ministro de Sanidad, Matt Hancock. De hecho, el Gobierno de Johnson rehus¨® que la empresa participara en las ayudas y avales crediticios puestos en marcha para suavizar el impacto de la covid-19.
Todo el episodio, sin embargo, ha abochornado a muchos diputados conservadores y escandalizado a la oposici¨®n laborista. Y ha puesto de manifiesto que las actuales leyes de incompatibilidades, puestas en marcha parad¨®jicamente durante el Gobierno de Cameron, son claramente insuficientes. Todos los grupos de presi¨®n deben figurar en la actualidad en un registro espec¨ªfico para ello, y cualquier pol¨ªtico o alto funcionario debe esperar dos a?os antes de incorporarse a un puesto en la empresa privada que tenga alguna relaci¨®n con la tarea que desempe?aba previamente en la administraci¨®n p¨²blica.
Pero no basta para controlar a los actores solitarios que, como Cameron, echan mano de sus contactos e influencias para abrir puertas. Y el organismo controlador de las posibles incompatibilidades, el Comit¨¦ Asesor de Nombramientos en Puestos de Direcci¨®n (Acoba, en sus siglas en ingl¨¦s), es una instituci¨®n sin capacidad coercitiva ni sancionadora. ¡°No pretendo sonar demasiado brusco, pero en estos momentos no parece haber ning¨²n tipo de fronteras ni l¨ªmites¡±, ha admitido este jueves con resignaci¨®n su actual director, Erick Pickles, ante la Comisi¨®n Parlamentaria de Administraci¨®n P¨²blica. ¡°El problema lo tenemos con los grupos de presi¨®n no regulados, con los grupos de presi¨®n secretos que obtienen una serie de ventajas injustas¡±, ha se?alado. ¡°Todas nuestras carreras pol¨ªticas se han construido a trav¨¦s de alg¨²n tipo de contacto o influencia, pero se convierte en algo malo cuando se realiza sin la regulaci¨®n y la transparencia apropiadas¡±.
Tanto el propio Cameron como el ministro de Econom¨ªa, Sunak, han adelantado ya su disposici¨®n a comparecer ante los diputados cuando sean convocados. Ambos se sienten lo suficientemente seguros legalmente como para dar la cara. ¡°Como ex primer ministro, entiendo ahora que las comunicaciones con el Gobierno deben realizarse ¨²nicamente a trav¨¦s de los canales m¨¢s formales, para no dar lugar a interpretaciones err¨®neas¡±, ha admitido Cameron en su comunicado p¨²blico. ¡°Pero el contexto era importante¡±, ha a?adido, ¡°y en ese momento, el Gobierno estaba tomando decisiones r¨¢pidas sobre el mejor modo de apoyar a la econom¨ªa real. Agradec¨ªa cualquier informaci¨®n en tiempo real y todo di¨¢logo posible¡±. Cameron aprovech¨® esa ¡°ventana de di¨¢logo¡± para favorecer a una empresa que asesoraba, y de la que ten¨ªa un importante paquete de participaciones cuyo valor, despu¨¦s de la quiebra, se ha volatilizado.
El jefe de Gabinete de Johnson y jefe m¨¢ximo del prestigioso cuerpo de altos funcionarios brit¨¢nico, Simon Case, ha dado una orden estricta pero reveladora a la vez del actual descontrol. Antes de que termine la semana, todos aquellos servidores p¨²blicos que tengan un doble empleo ¡ªalgo, por otra parte, permitido en el peculiar sistema brit¨¢nico¡ª deber¨¢n comunicarlo a sus superiores.
El l¨ªder laborista, Keir Starmer, ha encontrado un fil¨®n en el esc¨¢ndalo Greensill, despu¨¦s de un a?o en que su ¨²nica materia para ejercer la oposici¨®n era la gesti¨®n de la pandemia, con las precauciones que implicaba presionar sobre una crisis sanitaria tan delicada. ¡°Este esc¨¢ndalo es solo la punta del iceberg. Contemplamos el regreso de la corrupci¨®n tory, con contratos sospechosos, acceso privilegiado y trabajos para los amigotes¡±, dec¨ªa Starmer en la C¨¢mara de los Comunes este mi¨¦rcoles a un Johnson que se empe?aba en ensalzar las ventajas de una relaci¨®n fluida entre la administraci¨®n p¨²blica y la empresa privada aunque, admit¨ªa, ¡°en este caso las fronteras no estaban muy claras¡±.