Greensill: el hijo del granjero australiano que ha hecho temblar al sector financiero europeo
La financiera estrella de la City de Londres, que contrat¨® como asesor al ex primer ministro David Cameron, presenta suspensi¨®n de pagos y alerta a las autoridades reguladoras
La vertiginosa historia del auge y ca¨ªda de Greensill, la empresa especializada en financiaci¨®n de la cadena de suministro ¨Do lo que en la jerga se llama factoring inverso¨D presenta demasiadas similitudes con otros experimentos de ingenier¨ªa financiera del pasado ¨Dlas hipotecas subprime o basura, por ejemplo¨D como para haber hecho saltar las alarmas entre las autoridades reguladoras. Las sospechas de una nueva ¡°banca en la sombra¡±, insuficientemente controlada, se acrecientan hasta generar la duda de un posible riesgo sist¨¦mico. Es decir, una incertidumbre que pudiera generar olas inesperadas.
Lex Greensill, (Bundaberg, Australia, 44 a?os), no descubri¨® la p¨®lvora, pero como otros antes que ¨¦l, convenci¨® a los inversores de que hab¨ªa dado con el modo de hacerla explotar m¨¢s y de modo m¨¢s rentable. La financiaci¨®n de cadena de suministro lleva funcionando en los mercados desde hace d¨¦cadas. B¨¢sicamente, cuando un proveedor vende a un gran cliente, sabe que tardar¨¢ un tiempo considerable en cobrar. La entidad financiera se queda con la factura y paga el monto correspondiente menos un porcentaje de descuento. La entidad recaudar¨¢ m¨¢s tarde del cliente deudor el pago total. Y todos salen ganando.
El m¨¦rito de Greensill, que de trabajar en la granja de su padre pas¨® a un puesto relevante en Morgan Stanley y a crear despu¨¦s su propia compa?¨ªa, fue una mezcla de ingenio, audacia y capacidad de vender una historia personal atractiva. Fueron los apuros que vio pasar a su padre para cobrar de sus clientes el az¨²car de ca?a y las sand¨ªas que les vend¨ªa, repet¨ªa una y otra vez, los que le llevaron a volcarse en un sistema de financiaci¨®n que proporcionara tranquilidad a los empresarios. Su brillante idea fue transformar esas deudas de suministro en bonos atractivos para los fondos de inversi¨®n. Algo parecido a aquellas hipotecas basuras que, convenientemente separadas en lonchas, se convirtieron en un producto financiero de gran rentabilidad, hasta que todo explot¨® en 2008.
¡°Una de las cautelas que provoca una compa?¨ªa como Greensill Capital (y en general toda la financiaci¨®n de suministro) es que esas pr¨¢cticas ayudan a las empresas a ocultar a inversores y prestamistas su capacidad de generaci¨®n de caja y su fondo de maniobra [liquidez a corto plazo]¡±, ha se?alado el analista Stephen Clapham en su blog BehindTheBalanceSheet. Porque ese tipo de operaciones no aparecen reflejadas en el balance contable como deuda financiera de la empresa, sino como cuentas a pagar a proveedores. Cuentas que pueden obedecer a un encargo puntual, pero tambi¨¦n a encargos futuros ¡ªfinanciaci¨®n de cuentas a pagar futuras, se llama el original instrumento¡ª con lo que se transforman en una v¨ªa r¨¢pida y f¨¢cil de obtener capital. Y arriesgada. Pero no sometida a la regulaci¨®n y escrutinio de otras actividades financieras.
Lex Greensill era el ni?o bonito del establishment brit¨¢nico, el empresario de la principal fintech del Reino Unido, que obten¨ªa respaldo y hasta garant¨ªas del Gobierno, y recib¨ªa de manos del pr¨ªncipe Carlos en 2018 la orden de Caballero del Imperio Brit¨¢nico. Un idilio que el financiero correspond¨ªa con halagos hacia un pa¨ªs embarcado en la incierta aventura del Brexit: ¡°No podr¨ªamos hacer lo que hacemos globalmente sin la infraestructura que ofrece el Reino Unido. Ya hemos votado con nuestros pies, y confiamos en que otros sigan nuestro ejemplo¡±, explicaba Greensill a Bloomberg TV hace un a?o el por qu¨¦ de su decisi¨®n de hacer de Londres la base de operaciones de la compa?¨ªa. 2,3 millones de clientes en 165 pa¨ªses. Operaciones de compleja ingenier¨ªa a velocidad de impulsos electr¨®nicos; nada que ver con la tradicional visita y papeleo en el banco. Otro actor ¡°disruptivo¡± llamado a cambiar el sentido de un mercado tradicional, con importantes conexiones, como qued¨® plasmado con la incorporaci¨®n a la compa?¨ªa como asesor del ex primer ministro brit¨¢nico, David Cameron. Perfecto para lograr que se abrieran ciertas puertas.
Greensill era demasiado atractivo para dejarlo escapar. El fondo de inversi¨®n estadounidense General Atlantic invirti¨® 250 millones de d¨®lares en la compa?¨ªa en 2018. Un a?o despu¨¦s, Softbank, el conglomerado japon¨¦s de energ¨ªa, tecnolog¨ªa y finanzas, desembolsaba otros 800 millones de d¨®lares en el capital de la empresa, a trav¨¦s de su fondo de inversiones Vision Fund. Los inversores acud¨ªan al atractivo de un producto prometedor, y su participaci¨®n se canalizaba a trav¨¦s de la firma suiza de inversi¨®n GAM y del fondo de Credit Suisse. El banco teji¨® una alianza con el empresario australiano y condujo hasta 10.000 millones de d¨®lares de sus clientes hacia los complejos productos financieros de Greensill.
Investigaci¨®n abierta
En 2016, la compa?¨ªa roz¨® el borde del abismo. Se amontonaron las empresas que fallaron en sus pagos, y Greensill lleg¨® a sufrir p¨¦rdidas por valor de 54 millones de d¨®lares. Una cantidad mayor que sus ingresos, y diez veces superior a las p¨¦rdidas del a?o anterior.
El caballero salvador del financiero australiano ser¨ªa a la larga su condena. Sanjeev Gupta, el ¡°bar¨®n del acero brit¨¢nico¡± que hab¨ªa adquirido gran parte de esta industria en declive ¡ªen el Reino Unido y en todo el mundo¡ª a trav¨¦s de su compa?¨ªa Liberty House y daba empleo a 35.000 trabajadores, vio en Greensill una oportunidad de financiar sus negocios. Y a trav¨¦s de GAM cre¨® un tri¨¢ngulo de beneficios mutuos en el que Gupta obten¨ªa fondos a trav¨¦s de contratos de suministro con empresas de su propio conglomerado, destinaba ese dinero a esas mismas empresas y generaba con sus compromisos la mayor parte de los ingresos de Greensill. Cuando los inversores comenzaron a sospechar y retiraron su participaci¨®n de los fondos, Credit Suisse congel¨® el suyo y GAM empez¨® a devolver el dinero, Greensill recurri¨® a la soluci¨®n extrema que alert¨® a las autoridades: traslad¨® la mayor¨ªa de la deuda del gigante del acero a un banco creado en el coraz¨®n industrial de Alemania, el Greensill Bank, y a trav¨¦s de esta entidad intent¨® devolver el dinero que le estaban exigiendo los clientes.
La Autoridad Federal de Supervisi¨®n Financiera de Alemania, conocida por sus siglas BaFin, ha abierto una investigaci¨®n criminal. Greensill ha declarado la suspensi¨®n de pagos. Miles de empresas y sus trabajadores, dependientes del esquema de pronta liquidez que proporcionaba la compa?¨ªa, han entrado en un periodo de incertidumbre. Comenzando por Liberty House, cuyos problemas son tambi¨¦n problema del Gobierno brit¨¢nico. Mucho m¨¢s con el esc¨¢ndalo a?adido del dudoso papel de David Cameron como facilitador y garante de su amigo australiano. ¡°Est¨¢is perpetrando el asesinato de mi reputaci¨®n¡±, fue lo ¨²nico que respondi¨® Lex Greensill al Financial Times, el diario cuya investigaci¨®n ha sido crucial para destapar otro milagro de la creatividad financiera que ha acabado revel¨¢ndose como un nuevo esquema piramidal en el que todos se apresuraron a invertir sin entender d¨®nde lo hac¨ªan.
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