La vida sigue igual en Cuba, aunque sin Castros
El Congreso del que saldr¨¢ el nuevo l¨ªder del pa¨ªs se celebra a puertas cerradas y con estrictos controles en la calle para evitar protestas
Un amigo me acaba de escribir: ¡°CONSEGU? CAF?!!!!¡±. As¨ª, con letras en may¨²sculas y con signos de exclamaci¨®n de m¨¢s. Mi amigo est¨¢ alegre porque esta vez no pas¨® en vano toda la madrugada despierto, encima de un ¨¢rbol, escondido de la polic¨ªa, para, en el amanecer, lanzarse desde la rama donde estuvo sentado y ser de los primeros en la fila de una tienda en d¨®lares ¡ªlos cubanos ganan sus salarios en moneda nacional¡ª. Esta vez, despu¨¦s de todo ese malabarismo, mi amigo no regres¨® a casa con las manos vac¨ªas como en otras muchas ocasiones. En Cuba, por la pandemia, hay un toque de queda desde las nueve de la noche hasta las cinco de la ma?ana, y a mucha gente no le queda de otra que, para alcanzar a comprar algo de lo poco que hay en las tiendas y mercados por la grave situaci¨®n econ¨®mica que atraviesa el pa¨ªs, tener que estar todas esas horas escondidos en pasillos o escaleras de edificios o pagar por el alquiler de alg¨²n balc¨®n cercano a la tienda para pernotar o, como mi amigo, treparse a un ¨¢rbol frondoso donde las ramas tapen el cuerpo cuando las patrullas de la polic¨ªa transitan por la v¨ªa p¨²blica velando que se cumpla la no circulaci¨®n de personas.
Mientras el pueblo protagoniza escenas surrealistas como la anterior para sobrevivir al pantano que han dejado las m¨¢s de 240 medidas de la administraci¨®n de Donald Trump contra Cuba, los recortes de las ayudas econ¨®micas de la aliada Venezuela, la ca¨ªda del turismo en la isla tras la pandemia y el desacertado reordenamiento econ¨®mico que impulsa el presidente Miguel D¨ªaz-Canel, en el Palacio de las Convenciones de La Habana se re¨²nen los dirigentes y miembros seleccionados del ¨²nico partido pol¨ªtico autorizado en el pa¨ªs, el comunista. El c¨®nclave es el octavo congreso en la historia de la organizaci¨®n que, seg¨²n la Carta Magna, es la ¡°fuerza pol¨ªtica dirigente superior de la sociedad y del Estado¡± y de ¨¦l saldr¨¢n las directrices gubernamentales que tracen el devenir de la naci¨®n para el pr¨®ximo lustro.
Lo han llamado el congreso de la ¡°continuidad hist¨®rica¡±, lo que se podr¨ªa interpretar como un parche antes de que salga un posible descosido. Con Fidel Castro bajo tierra y con su heredero y hermano Ra¨²l Castro, que de esta cita se ir¨¢ a casa con su jubilaci¨®n bajo el brazo a sus casi 90 a?os d¨¢ndole paso a la nueva generaci¨®n de bur¨®cratas, el r¨¦gimen ha dejado claro que el relevo generacional en el partido no significa un cambio pol¨ªtico en el pa¨ªs. Por eso el llamado de los comunistas a continuar, aunque sin Castros como gu¨ªas, con la misma f¨®rmula para mantener a flote el status quo de la naci¨®n que ellos desean.
El llamado a que la vida siga igual en Cuba pese a que la realidad de la isla demande un urgente giro de tim¨®n, es una muestra m¨¢s de que los cubanos est¨¢n desamparados. La cacareada continuidad es, sin dudas, solo para los que est¨¢n sentados en el poder o los que se benefician de estos, que son, en definitiva, los que no tienen que a diario ingeniarse un plato de comida, encontrar con qu¨¦ asearse, con qu¨¦ medicarse o sentarse en un calabozo por promulgar una ideolog¨ªa contraria a la del gobierno o reclamar los m¨¢s b¨¢sicos derechos ciudadanos.
No es una paradoja que el congreso, donde se baraja el futuro de la naci¨®n, se celebre a puertas cerradas y que las noticias que conozcamos sean solo las que desee el r¨¦gimen. Que sea as¨ª, tiene todo el sentido del mundo, no podr¨ªa ser de otra manera, pues, a fin de cuentas, el r¨¦gimen siempre act¨²a y toma sus decisiones desoyendo a la ciudadan¨ªa, que es el modo que encontr¨® a lo largo de los a?os para perpetuarse.
Aunque en el Palacio de las Convenciones le den la espalda al pueblo, el verdadero saldo de lo que all¨ª ocurre, est¨¢ en las calles, donde el impulso de internet en los ¨²ltimos a?os ha hecho crecer aceleradamente a la disidencia pol¨ªtica y, donde con una frecuencia inusual, se est¨¢n sucediendo escenas de protestas que hablan de una pujanza social por una nueva Cuba. En este mismo instante, para evitar manifestaciones en contra de la reuni¨®n comunista o cualquier otro tipo de actividad que al r¨¦gimen le suene a eso, la Seguridad del Estado tiene sitiados en sus domicilios a periodistas independientes, artistas contestatarios, activistas de la sociedad civil y a opositores, a los que ha advertido de encarcelar en caso de intentar poner un pie fuera de sus casas durante cualquiera de los cuatro d¨ªas del congreso, como ya le ha pasado a alguno.
Esa ¡°continuidad¡± que se propone desde el poder para el quinquenio que viene en Cuba, significa que la isla seguir¨¢ siendo, al menos a corto plazo, un estado donde los derechos fundamentales de los ciudadanos son pisoteados, la reproducci¨®n de las l¨®gicas empleadas durante las ¨²ltimas seis d¨¦cadas donde un pu?ado de personas, la c¨²pula comunista, ha decidido de manera arbitraria el destino de un pa¨ªs.
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