Los mensajes de Boris Johnson a un empresario pro Brexit revelan el favoritismo de Downing Street
La filtraci¨®n de los intercambios con James Dyson abre el debate sobre el f¨¢cil acceso al m¨®vil personal del primer ministro. Su equipo atribuye la filtraci¨®n al pol¨¦mico Dominic Cummings
Los altos funcionarios que vigilan todo lo que ocurre en Downing Street, para que nada se salga de la ley, mostraron ya hace unos meses su preocupaci¨®n por la alegr¨ªa con la que Boris Johnson intercambiaba wasaps y mensajes de texto con amigos y aliados. Tiene el mismo n¨²mero de m¨®vil desde hace una d¨¦cada, y lo ha repartido alegremente durante ese tiempo. La filtraci¨®n de sus intercambios con ...
Los altos funcionarios que vigilan todo lo que ocurre en Downing Street, para que nada se salga de la ley, mostraron ya hace unos meses su preocupaci¨®n por la alegr¨ªa con la que Boris Johnson intercambiaba wasaps y mensajes de texto con amigos y aliados. Tiene el mismo n¨²mero de m¨®vil desde hace una d¨¦cada, y lo ha repartido alegremente durante ese tiempo. La filtraci¨®n de sus intercambios con James Dyson, el empresario pro Brexit al que pidi¨® ayuda al principio de la pandemia, ha confirmado un secreto a voces: la ligereza y favoritismo con que los conservadores alcanzan acuerdos o ponen en marcha contratos p¨²blicos.
¡°Yo te lo arreglo ma?ana mismo¡±, aseguraba Johnson al ingeniero empresario que revolucion¨® el mundo de las aspiradoras y hoy est¨¢ al frente de un negocio multimillonario que apuesta por la innovaci¨®n tecnol¨®gica en los aparatos dom¨¦sticos. El Gobierno necesitaba entonces de la ¡°magia Dyson¡± para fabricar a toda velocidad los respiradores artificiales que escaseaban en las UCIs cuando estall¨® la crisis sanitaria, hace ya un a?o. El famoso inventor quer¨ªa ayudar a su pa¨ªs, pero no a costa de poner en riesgo las ventajas fiscales para su compa?¨ªa y sus empleados que hab¨ªa logrado al trasladar a?os antes el negocio a Singapur. ¡°???Rishi dice que ya est¨¢ todo arreglado!!! Te necesitamos aqu¨ª¡±, insist¨ªa Johnson en sus mensajes de texto. Rishi era Rishi Sunak, el ministro de Econom¨ªa, quien dos semanas despu¨¦s anunci¨® en la C¨¢mara de los Comunes que su departamento asegurar¨ªa que no cambiara el estatus fiscal de aquellos que ofrecieran ayuda al Reino Unido durante la pandemia.
A pesar de las cr¨ªticas de la oposici¨®n laborista, que reclama una investigaci¨®n parlamentaria del asunto, Johnson se muestra tranquilo. El pa¨ªs atravesaba una crisis descomunal, y ¨¦l hizo lo que ten¨ªa que hacer de un modo resolutivo: ¡°No tengo ninguna necesidad de pedir disculpas por haber removido cielo y tierra y hacer todo lo posible, como hubiera hecho en esas circunstancias cualquier primer ministro, para asegurar que los ciudadanos de este pa¨ªs tuvieran los respiradores necesarios¡±, respondi¨® a su contrincante, Keir Starmer, durante la sesi¨®n de control al Gobierno del mi¨¦rcoles.
Como ocurri¨® con los mensajes enviados a miembros del Ejecutivo por el ex primer ministro David Cameron, en los que ped¨ªa ayuda p¨²blica para la financiera quebrada Greensill a la que entonces asesoraba, la posible ilegalidad es muy difusa. ?Est¨¢ obligado un ministro, o un jefe de Gobierno, a revelar el contenido de sus conversaciones por tel¨¦fono m¨®vil? El C¨®digo Ministerial de Conducta -manual sagrado para el buen Gobierno- obliga a que un civil servant (los prestigiosos altos funcionarios brit¨¢nicos) est¨¦ presente en toda reuni¨®n en la que se traten asuntos o se cierren compromisos de car¨¢cter p¨²blico. WhatsApp ha venido a difuminar esos l¨ªmites y controles. Por eso varios medios se?alaron ya la semana pasada la creciente preocupaci¨®n que exist¨ªa en Whitehall -como se denomina, por su localizaci¨®n, al entramado que abarca la oficina del primer ministro y el resto de departamentos gubernamentales- ante la alegr¨ªa con que se mensajeaban diputados, empresarios, asesores y miembros del Gobierno. Simon Case, el jefe de Gabinete de Johnson y m¨¢ximo responsable del cuerpo de altos funcionarios, habr¨ªa recomendado al primer ministro, seg¨²n esos mismos medios, que cambiara de n¨²mero de tel¨¦fono. Downing Street ha desmentido, aunque solo a medias, esa sugerencia.
¡°S¨®rdido, s¨®rdido, s¨®rdido¡±, repet¨ªa en el Parlamento el laborista Starmer, quien ha visto en estos episodios de favoritismo y chalaneo la oportunidad de hacer mella en un Gobierno que vive un momento de relativa tranquilidad y apoyo popular, gracias al ¨¦xito de la campa?a de vacunaci¨®n. ¡°El primer ministro consigue beneficios fiscales para sus amigos. El ministro de Econom¨ªa mueve los hilos para ayudar al empresario Lex Greensill. El ministro de Sanidad llega incluso a tomarse unas copas con ¨¦l, y David Cameron manda como loco mensajes de texto a todo aquel que le responda¡±, denunciaba el l¨ªder laborista. La respuesta de Downing Street ha sido iniciar una investigaci¨®n, que m¨¢s parece una cacer¨ªa, para dar con el responsable de la filtraci¨®n de los mensajes de Johnson. Aunque, llevado por la aparente indignaci¨®n de que se pusiera en duda su honorabilidad, el primer ministro prometi¨® que har¨ªa p¨²blico el contenido de los mensajes de texto que intercambi¨® con Dyson, su equipo ha sido hasta el momento incapaz de precisar cu¨¢ndo lo har¨¢ y qu¨¦ contenido preciso ser¨¢ el que muestre. A ¨²ltima hora del jueves, a la sombra de favoritismo en Downing Street se sumaba la de un posible ajuste de cuentas. Fuentes del entorno de Johnson, citadas por varios medios, atribu¨ªan la filtraci¨®n al que fuera gur¨² del primer ministro e ide¨®logo del Brexit, Dominic Cummings. Expulsado de su puesto asesor en medio de una desastrosa gesti¨®n de la pandemia a la que a?adi¨® sus constantes enfrentamientos con la pareja de Johnson, Carrie Symonds, Cummings se habr¨ªa llevado consigo abundante material comprometedor para ir dosificando a los medios a fuego lento.
A medida que el esc¨¢ndalo agarra tracci¨®n, comienzan a surgir nuevos intercambios privados entre Johnson y otros personajes relevantes. Por ejemplo, la petici¨®n personal de ayuda que le envi¨® el pr¨ªncipe heredero de Arabia Saud¨ª, Mohamed Bin Salm¨¢n, para que le ayudara a comprar el equipo de f¨²tbol ingl¨¦s Newcastle United, despu¨¦s de que la Premier League hubiera prohibido la inversi¨®n.
La mayor¨ªa conservadora que apoya a Johnson rechaz¨® abrir una investigaci¨®n sobre el esc¨¢ndalo de Greensill, pero dos comisiones han esquivado el mandato y han comenzado a indagar. ¡°Contratos a amiguetes, donaciones desde la sombra, acuerdos dudosos... el goteo empieza a convertirse en un torrente¡±, ha advertido la n¨²mero dos del Partido Laborista, Angela Rayner.