La covid-19 empuja a Costa Rica a un estado de emergencia que no conoc¨ªa
El virus causa una muerte cada hora en el estable pa¨ªs centroamericano donde la poblaci¨®n no ha vivido guerras ni grandes desastres
Un mensaje en redes sociales hizo que cientos de personas intentaran vacunarse contra la covid-19 el viernes pasado en una cl¨ªnica de San Jos¨¦. Era el final de la semana en que Costa Rica alcanz¨® su cifra m¨¢xima de muertes en un solo d¨ªa por la enfermedad y los servicios hospitalarios cr¨ªticos llegaron a una saturaci¨®n del 140%. Se respiraba la ansiedad, pero dos funcionarias de la sanidad ped¨ªan a algunos hacer la fila y a otros les explicaban que no podr¨ªan recibir la vacuna porque la convocatoria era solo para los asegurados inscritos en esa ¨¢rea. No todos se lo tomaron bien.
¡°Me man...
Un mensaje en redes sociales hizo que cientos de personas intentaran vacunarse contra la covid-19 el viernes pasado en una cl¨ªnica de San Jos¨¦. Era el final de la semana en que Costa Rica alcanz¨® su cifra m¨¢xima de muertes en un solo d¨ªa por la enfermedad y los servicios hospitalarios cr¨ªticos llegaron a una saturaci¨®n del 140%. Se respiraba la ansiedad, pero dos funcionarias de la sanidad ped¨ªan a algunos hacer la fila y a otros les explicaban que no podr¨ªan recibir la vacuna porque la convocatoria era solo para los asegurados inscritos en esa ¨¢rea. No todos se lo tomaron bien.
¡°Me mandaron para la casa a esperar o a ir a la cl¨ªnica de donde yo vivo¡±, lamentaba Sandra Mora, una mujer de 61 a?os que vive en otro distrito, donde la vacunaci¨®n va m¨¢s rezagada, por debajo del 15% de avance en la poblaci¨®n del pa¨ªs centroamericano donde nadie recuerda una tragedia colectiva como esta. Con 3.800 fallecidos, el promedio es superior a una muerte cada hora, lo que ha llevado a un desbordamiento del sistema hospitalario como nunca en la historia. ¡°No hemos tenido una angustia como esta¡±, a?ade la mujer que lleva un a?o sin empleo porque la agencia tur¨ªstica para la que trabajaba quebr¨®. Ahora no tiene ingresos propios, perdi¨® el seguro de salud y dej¨® de cotizar para la pensi¨®n, pero lo que m¨¢s la agobia es el riesgo de enfermarse, como lo estaban ese fin de semana uno de cada 75 costarricenses, seg¨²n las cifras oficiales.
Sin que ni siquiera los pobladores mayores hayan vivido guerras, dictaduras ni desastres que hayan obligado a contar muertos por centenares, la pandemia de la covid-19 supone un golpe que intentan comprender Sandra, los estudiosos en la academia y las autoridades pol¨ªticas. Los hospitales p¨²blicos ya no est¨¢n en capacidad de dar la atenci¨®n necesaria y la probabilidad de morir aumenta despu¨¦s de que Costa Rica alcanz¨® en mayo una tasa de contagio que en el continente solo superan Argentina y Uruguay. El personal sanitario est¨¢ exhausto, la escalada de contagios ha frenado el intento de recuperaci¨®n de la industria tur¨ªstica y las autoridades educativas se vieron obligadas a suspender el viernes el curso lectivo por dos meses.
Sin embargo, la crisis no es algo que se observe f¨¢cil en las calles, donde los comercios permanecen abiertos, los autobuses viajan llenos y las carreteras apenas muestran menos tr¨¢nsito que antes. Los centros tur¨ªsticos se mantienen abiertos y el aeropuerto recibe viajeros sin exigirles una prueba PCR. No hay filas para conseguir ox¨ªgeno, los entierros se hacen individualizados y solo se ha conocido alg¨²n caso de muerte por la covid-19 fuera del hospital. Si no fuera por las mascarillas y los avisos de ¡°se vende¡± o ¡°se alquila¡± en numerosos edificios, pocos advertir¨ªan que la poblaci¨®n costarricense vive su peor desgracia, aunque en una encuesta de abril aparec¨ªa la pandemia como el principal problema del pa¨ªs, por encima del desempleo.
Tras las paredes de los hospitales, el mundo es otro. ¡°Decimos que estamos como en una guerra, pero con el cuartel lleno de gente herida y cansada¡±, dice la m¨¦dica intensivista Lineth Piedra, a cargo de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital San Juan de Dios, en San Jos¨¦. ¡°Nunca imaginamos c¨®mo ser¨ªa esto, ha sido dur¨ªsimo, uno se siente como en un limbo. Tuvimos que despedirnos de un compa?ero que se contagi¨® y muri¨® trabajando. Cuesta entender esto que estamos viviendo; es como para los soci¨®logos, porque como sociedad siempre nos hemos considerado afortunados, libres de grandes tragedias. Y v¨¦anos¡±.
Ahora dan un reporte de la cantidad de pacientes que esperan un espacio en una UCI y los hospitales privados reciben enfermos con otros males para abrir cupos a infectados con covid-19 en el sistema p¨²blico. Nunca ha habido tantos internados por un mismo motivo en los 80 a?os de existencia del sistema de sanidad social, dice su presidente ejecutivo, Rom¨¢n Macaya.
El virus fue la principal causa de muerte en 2020: caus¨® uno de cada 11 fallecimientos a¨²n antes de que se sumaran los 1.600 atribuidos al virus en solo cinco meses de 2021. La pobreza lleg¨® a superar el 26% y casi uno de cada cinco trabajadores est¨¢ en el paro. La econom¨ªa comenz¨® este a?o con el reto de sobreponerse a la peor ca¨ªda en 40 a?os, pero depende de un ajuste fiscal comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de una Asamblea Legislativa de mayor¨ªa opositora en a?o preelectoral. El Gobierno de Carlos Alvarado se ha quedado sin recursos y finiquit¨® el plan de ayudas para quienes perdieron el empleo por la pandemia en 2020, como Sandra. ¡°Da tristeza vernos as¨ª en este pa¨ªs que siempre ha sido bendecido¡±, dice ella.
El historiador Vladimir de la Cruz, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad de Costa Rica (UCR), explica que la sensaci¨®n de esta mujer no es aislada. ¡°No somos un pa¨ªs acostumbrado a lidiar con la muerte, con el estallido de crisis o expresiones violentas como s¨ª han debido hacerlo nuestros vecinos centroamericanos. Por eso se nos ha hecho tan dif¨ªcil de digerir ver que nuestro sistema de salud, una de las cosas de las que alarde¨¢bamos, se ha visto vulnerado con esta pandemia¡±.
David D¨ªaz, director del Instituto de Investigaciones Hist¨®ricas de Am¨¦rica Central en la UCR, refuerza que esta es ¡°la mayor crisis de los ¨²ltimos 80 o 90 a?os en el impacto a la vida de las personas, a la econom¨ªa y por supuesto en muertes¡±. Menciona la guerra civil de 1948, que caus¨® menos muertos que esta pandemia y dur¨® cinco semanas, pero la mayor¨ªa de la poblaci¨®n solo escuch¨® los relatos o ley¨® la historia. Los mayores de cincuenta recuerdan algunos efectos de las guerras centroamericanas de los a?os ochenta o de la crisis econ¨®mica tambi¨¦n a inicios de esa d¨¦cada, pero las repercusiones fueron acotadas. Lo mismo con la epidemia de poliomielitis a mitad de siglo o desastres naturales, cuyo saldo en muertes no superaron las 50 personas (terremoto en el Caribe, en 1991). A todo esto ha sobrevivido el Estado de bienestar de Costa Rica, donde la emigraci¨®n hasta ahora ha sido muy inferior a la llegada de extranjeros en busca de trabajo, seguridad o salud.
Ahora el ministro de Salud, Daniel Salas, prefiere usar la palabra ¡°sindemia¡±. ¡°Hay una complejidad de factores que se han agravado ligados al fen¨®meno sanitario. En lo econ¨®mico y lo social hay una presi¨®n mayor y mayores necesidades de las que ten¨ªamos hace unos meses. Tenemos que hacer que funcione el pa¨ªs y evitar llegar al caos¡±, dijo el m¨¦dico de 44 a?os que ha liderado el manejo de la emergencia. Aunque sin poderes fuertes que posibiliten toques de queda ni confinamientos obligatorios, las autoridades han aplicado restricciones intermitentes criticadas por sectores empresariales ¡®por excesivas¡¯ y por el personal sanitario ¡®por d¨¦biles¡¯, lo que se refleja en una baja popularidad del Gobierno de Carlos Alvarado mientras el pa¨ªs se prepara para los comicios nacionales de 2022.
Las autoridades no cesan de llamar a la responsabilidad individual para prevenir los contagios, ahora con mensajes dirigidos a los j¨®venes que cada vez pesan m¨¢s en el acumulado de casos y hospitalizaciones. Es, adem¨¢s, la poblaci¨®n a la que la vacuna no ha llegado, pese a las gestiones oficiales por acelerar la entrega de las dosis contratadas a las empresas Pfizer y AstraZeneca, adem¨¢s de la plataforma Covax de la OMS. ¡°Se creyeron supermanes y pensaron que era solo cuidar a los abuelos. Ahora vemos que los viejos estamos vacunados, pero muchos no se quieren enterar de lo que estamos pasando¡±, apunta Luis Narv¨¢ez, vendedor de peri¨®dicos de origen que huy¨® de su natal Nicaragua cuando a¨²n humeaba la revoluci¨®n de 1979. A ¨¦l s¨ª lo vacunaron ese viernes en la cl¨ªnica de su barrio.
A otros no, por m¨¢s que insistieran, como Johnny Arce, un administrador de empresas de 53 a?os, hipertenso y obeso. ¡°Estoy muy preocupado por mi salud, por la de personas cercanas y en general por todo el pa¨ªs. Este ha sido un pa¨ªs especial y creo que por eso nos confiamos. Pensamos que de nuevo una mano divina nos iba a evitar vivir lo que viven otros pa¨ªses. Ahora estamos pag¨¢ndola y no s¨¦ si se pondr¨¢ peor¡±. Agradece que tiene trabajo estable, pero no duerme tranquilo pensando que quiz¨¢s s¨ª tiene s¨ªntomas del coronavirus. Se ha hecho tres pruebas que han dado negativo, pero eso no le da paz, quiere la vacuna que solo ha recibido el personal de atenci¨®n de la emergencia, personas mayores o quienes han podido pagar su viaje a Estados Unidos. Se sabe en riesgo y por eso pasaba a preguntar si era cierto lo del mensaje sobre las vacunas. Un d¨ªa antes desconectaron del respirador a un amigo y dos semanas atr¨¢s muri¨® un viejo amigo del colegio. Por eso est¨¢ nervioso. ¡°Es que yo ser¨ªa de esos que no salen vivos de cuidados intensivos. Ese es el temor m¨ªo y de muchos¡±. La covid-19 empuja a Costa Rica a un estado de emergencia que no conoc¨ªa.
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