Biden fuerza un compromiso de Johnson para preservar la paz en Irlanda del Norte
Washington exigi¨® a Londres que rebajara su tensi¨®n con la UE y buscara una soluci¨®n negociada, horas antes del primer encuentro entre ambos l¨ªderes
El pol¨ªtico que lleg¨® a describir a Boris Johnson como un ¡°clon f¨ªsico y emocional de Donald Trump¡± puede acabar siendo mejor aliado que su antecesor para el primer ministro brit¨¢nico. Joe Biden despleg¨® este jueves, en el primer encuentro cara a cara de los dos l¨ªderes, una imagen de unidad y entendimiento destinada a rebajar la tensi¨®n de las horas previas. A trav¨¦s de canales diplom¨¢ticos y declaraciones de miembros del equipo del presidente, Washington hab¨ªa dejado claro a Londres que esperaba menos ret¨®rica inflamatoria y m¨¢s sentido com¨²n para encontrar una soluci¨®n a la crisis de Irlanda del Norte, que enfrenta al Gobierno de Johnson con la UE. Biden jug¨® a su llegada la carta de la amabilidad, pero extrajo del Reino Unido el compromiso, por escrito, de ¡°trabajar estrechamente con todas las partes para proteger el delicado equilibrio del Acuerdo [de Paz de Viernes Santo]¡±. Si Trump improvis¨® tuits, desde el avi¨®n presidencial, que provocaron pol¨¦mica antes incluso de pisar suelo brit¨¢nico, Biden ha aterrizado suavemente y con los deberes hechos.
La localidad costera de Carbis Bay, en la regi¨®n de Cornualles, acoger¨¢ este fin de semana la primera cumbre presencial del G-7, el grupo de naciones m¨¢s ricas del planeta, y Biden ha aprovechado las horas previas para mantener un encuentro con Johnson. Todo un regalo para el pol¨ªtico que flirte¨® demasiado, para su arrepentimiento, con Trump, y que busca ahora a toda costa un buen entendimiento con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Es un objetivo esencial para demostrar que el actor internacional surgido despu¨¦s del Brexit sigue contando en la alta pol¨ªtica exterior. Saludo con los codos, como mandan las reglas de restricci¨®n social, caminata junto a sus esposas, Jill Biden y Carrie Symonds, por el paseo mar¨ªtimo del pueblo, y broma obligada para distender posibles tensiones desde un principio. ¡°Ambos tenemos algo en com¨²n: nos hemos casado con alguien muy por encima de nosotros¡±, dec¨ªa Biden. ¡°No pienso discutirle eso al presidente Biden, ni eso ni ninguna otra cosa¡±, respond¨ªa un Johnson que parec¨ªa m¨¢s azorado de lo habitual.
Washington y Londres hab¨ªan preparado una revisi¨®n actualizada de la Carta Atl¨¢ntica que firmaron en su d¨ªa Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt, y que supuso el inicio de una ¡°relaci¨®n especial¡± que todos los primeros ministros brit¨¢nicos, Johnson incluido, han intentado potenciar. Una menci¨®n que suele poner nerviosos a los diplom¨¢ticos, porque es un arma de doble filo. La misma relaci¨®n que fue un ¨¦xito entre Margaret Thatcher y Ronald Reagan fue un desastre entre Tony Blair y George W. Bush. ¡°Que Biden acceda a firmar esta declaraci¨®n conjunta debe leerse como un gesto de generosidad que busca la mejora de las relaciones entre los dos pa¨ªses, pero palidece al compararla con la Carta Atl¨¢ntica original y no creo que pase de una nota a pie de p¨¢gina¡±, asegura el historiador Richard Toye, de la Universidad de Exeter.
Aun as¨ª, el texto rezuma ambici¨®n. Los dos dignatarios se comprometen a ¡°apoyar las sociedades abiertas y la democracia en todo el planeta¡±; a hacer frente a los nuevos desaf¨ªos desde un multilateralismo renovado; a reforzar sus compromisos mutuos de ¡°defensa, seguridad e inteligencia¡±; a impulsar conjuntamente la lucha contra el cambio clim¨¢tico y a asegurar entre los dos pa¨ªses un aumento sustancial ¡°del suministro de vacunas contra la covid-19 en todo el mundo¡±.
Captar el mensaje de Washington
En un terreno m¨¢s alejado de la ret¨®rica y m¨¢s pegado a la realidad, el documento fija un objetivo concreto y omite un asunto delicado. Los dos Gobiernos se comprometen a poner en marcha un equipo de trabajo con el prop¨®sito de reanudar, ¡°en cuanto sea posible¡± las rutas de viaje entre ambos. No se menciona en el texto, sin embargo, el futuro acuerdo comercial entre Washington y Londres que con tantas ansias desea Johnson para demostrar que el abandono del Mercado Interior de la UE puede sustituirse pronto con nuevas oportunidades. Si la renovaci¨®n de la ¡°relaci¨®n especial¡± era la zanahoria que tra¨ªa consigo Biden, el palo es el retraso de una negociaci¨®n que estar¨¢ muy condicionada al modo en que Londres gestione su actual crisis con la Uni¨®n Europea en torno al Protocolo de Irlanda del Norte. Es el modo de mantener la presi¨®n sobre un Johnson especializado en zafarse de los problemas, aqu¨ª y ahora, y dejar que la bola siga rodando sin aportar soluci¨®n alguna.
¡°?Le ha exigido el presidente Biden algo concreto respecto a Irlanda del Norte?¡±, preguntaba la prensa al primer ministro brit¨¢nico al finalizar la reuni¨®n. ¡°No, no lo ha hecho. Pero creo que si en algo estamos de acuerdo Estados Unidos, el Reino Unido y la UE es en nuestra voluntad de proteger el Acuerdo del Viernes Santo¡±. Y admit¨ªa de ese modo, salvando la cara, que hab¨ªa captado el mensaje de Washington.
Johnson y Biden tienen mucho terreno com¨²n sobre el que comenzar a construir su relaci¨®n. La lucha contra la pandemia, su voluntad de recuperar un orden mundial basado en las instituciones multilaterales, su obsesi¨®n con el cambio clim¨¢tico ¨Dla pr¨®xima cumbre, COP26, se celebrar¨¢ en Glasgow¨D o el an¨¢lisis compartido de que las dos principales amenazas a las que hace frente Occidente en estos momentos se llaman Rusia y China. Quiz¨¢ sea este ¨²ltimo punto el que pueda provocar mayor tensi¨®n entre ambos, porque Washington querr¨ªa una posici¨®n m¨¢s firme de Londres frente al gigante asi¨¢tico.
La ¨²ltima Revisi¨®n Integral de Defensa y Pol¨ªtica Exterior elaborada por el Gobierno brit¨¢nico apunta a un equilibrio con China que reconoce el desaf¨ªo que supone, pero no renuncia a perseguir una buena relaci¨®n comercial. Al m¨¢s puro estilo Johnson de nadar y guardar la ropa, para contentar a Washington y al ala m¨¢s dura del Partido Conservador y preservar a la vez posibilidades futuras. El primer ministro supo esquivar, con su car¨¢cter afable y chistoso, las exigencias de un Donald Trump en ca¨ªda libre. No le ser¨¢ tan f¨¢cil con un Biden en ascenso.
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