La Gran Breta?a Global de Johnson arranca con mal pie
La rebeli¨®n conservadora contra el recorte a la ayuda al desarrollo, y el enfrentamiento con la UE por Irlanda del Norte, arrojan sombras sobre la cumbre del G-7
Boris Johnson ha comenzado a aplicar el manual de instrucciones del Brexit y a muchos brit¨¢nicos no les gusta la imagen que les devuelve el espejo. El recorte del 0,7% al 0,5% de la ayuda internacional al desarrollo, en contra de la obligaci¨®n impuesta por la ley de 2015, ha provocado una rebeli¨®n sin precedentes entre muchos conservadores. La excusa es la pandemia y el enorme gasto p¨²blico interno que ha sido necesario para paliar sus efectos. La consecuencia: cuando este viernes comience en Cornualles la cumbre del G-7, el Reino Unido ser¨¢ la ¨²nica de las econom¨ªas ricas que recorta en ayuda exterior. La Gran Breta?a Global que Johnson prometi¨® despu¨¦s de la salida de la UE ser¨¢ as¨ª, a ojos de muchos cr¨ªticos, un pa¨ªs m¨¢s ego¨ªsta y con menos influencia internacional.
¡°No es moralmente defendible aliviar nuestra carga financiera a costa de algunas de las personas m¨¢s pobres y m¨¢s vulnerables del mundo¡±, ha dicho el ex primer ministro conservador, John Major. Los cinco ¨²ltimos jefes de Gobierno anteriores a Johnson -el propio Major, Tony Blair, Gordon Brown, David Cameron y Theresa May- han unido sus voces en contra de una decisi¨®n que consideran un golpe irreversible a la imagen del Reino Unido. Junto a ellos, todos los partidos de la oposici¨®n, las principales asociaciones humanitarias, y hasta una docena de congresistas estadounidenses dem¨®cratas, que han exigido a Joe Biden que se pronuncie contra esos recortes, justo cuando Washington eleva considerablemente su partida presupuestaria.
Un grupo de rebeldes del Partido Conservador, liderados por el exministro para el Desarrollo Internacional, Andrew Mitchell, han forzado este martes un debate en la C¨¢mara de los Comunes sobre la presunta ilegalidad de la decisi¨®n. Han contado con la complicidad del speaker (presidente) del Parlamento brit¨¢nico, Lindsay Hole, el primer indignado ante los intentos del Gobierno de impedir que los diputados trataran el asunto. Ha sido un ¡°debate de emergencia¡±, y el Gobierno ha evitado que hubiera votaci¨®n final, pero la mayor¨ªa de intervenciones han sacado los colores al Johnson liberal e internacionalista que presume de defender las causas justas. ¡°Me present¨¦ a unas elecciones en las que el programa de mi partido se compromet¨ªa a mantener con orgullo la promesa del 0,7%¡±, ha dicho la ex primera ministra May con notable irritaci¨®n en su rostro. ¡°No nos escuchan en el resto del mundo porque seamos el Reino Unido, sino por nuestros hechos, y por c¨®mo llevamos a la pr¨¢ctica nuestros principios. El da?o a nuestra reputaci¨®n de esta medida nos har¨¢ m¨¢s d¨¦biles a la hora de argumentar cualquier causa¡±.
La ayuda brit¨¢nica al desarrollo exterior seguir¨¢ siendo una de las m¨¢s elevadas de las naciones desarrolladas, pero el recorte previsto, cerca de 5.200 millones de euros, se traduce en un dr¨¢stico descenso de la partida destinada a la escolarizaci¨®n de ni?as, purificaci¨®n de aguas o combate contra el tr¨¢fico de esclavos en naciones como Somalia, Siria, Yemen o Afganist¨¢n. La desaparici¨®n de un departamento concreto destinado al Desarrollo Internacional, la integraci¨®n de su presupuesto en el del Ministerio de Asuntos Exteriores, y el incremento de la ayuda la vacunaci¨®n internacional, ha agotado los recursos para otros proyectos que requieren de la misma o mayor urgencia.
A la espera de los tribunales
El Gobierno de Johnson asegura que su decisi¨®n es coyuntural, y que regresar¨¢ al 0,7% en cuanto la econom¨ªa lo permita. La Ley de Objetivo de Ayuda Internacional, aprobada en 2015, contempla en su texto una excepci¨®n: ¡°las circunstancias econ¨®micas, y en particular, un cambio sustancial en el producto interior bruto¡±. Pero es una excepci¨®n jur¨ªdicamente discutible, puesto que se refiere a la posibilidad de que el objetivo no se pueda cumplir, no al hecho de que se cambie de modo deliberado. M¨¢s a¨²n, Downing Street se ha resistido incluso al compromiso de revertir la medida el a?o que viene, a pesar de que el Banco de Inglaterra ha anunciado -y el Gobierno de Johnson cuenta con ello- que la econom¨ªa volver¨¢ a crecer con fuerza en la segunda mitad de 2021. Todo apunta a que la ¨²ltima palabra ser¨¢ la de los tribunales brit¨¢nicos.
M¨¢s all¨¢ de la obstinaci¨®n del ministro de Econom¨ªa, Rishi Sunak, por cuadrar las cuentas, hay una raz¨®n pol¨ªtica por la que Johnson persiste en su empe?o. Los votantes tradicionalmente de izquierdas en el llamado ¡°muro rojo¡± del norte de Inglaterra, los mismos que respaldaron el Brexit y que se han pasado ahora a las filas de un Partido Conservador mucho m¨¢s nacionalista y populista, respaldan la decisi¨®n. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta de YouGov, un 54% de los ciudadanos, frente a un 28%, cree que ¡°el Gobierno acierta al reducir la ayuda exterior¡±.
¡°Esta decisi¨®n es inmoral para el mundo y muy poco pr¨¢ctica para el Reino Unido¡±David Davis, diputado conservador
El problema de esas encuestas, sin embargo, radica en la simplicidad de su pregunta. Lo explicaba parad¨®jicamente el diputado conservador David Davis, uno de los m¨¢s rabiosos defensores de la salida del Reino Unido de la UE que, sin embargo, se ha aliado en esta ocasi¨®n con los rebeldes: ¡°Por supuesto prefieren que el dinero se gaste en los colegios brit¨¢nicos antes que en los de otro pa¨ªs¡±, ha dicho Davis. ¡°Pero cuando pones sobre la mesa la verdadera cuesti¨®n es cuando surge la honestidad brit¨¢nica. Cuando preguntas si desean que los ni?os mueran por culpa del agua contaminada, un 76% se muestra en contra. Esta decisi¨®n es inmoral para el mundo y muy poco pr¨¢ctica para el Reino Unido¡±.
Despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de pandemia y de confinamiento forzoso, durante el que Johnson apenas ha podido hacer otra cosa que proclamar con discursos y gestos su visi¨®n de un nuevo Reino Unido ¡°libre de las cadenas de la UE¡± y abierto al mundo, su mejor oportunidad de brillar iba a llegar este fin de semana. La cumbre del G-7 en Cornualles, que comienza el viernes, era el primer encuentro en persona de los l¨ªderes de las naciones m¨¢s ricas del mundo. Y la primera visita a Europa del nuevo presidente estadounidense, Joe Biden. Su mensaje de solidaridad global, su esfuerzo renovado para combatir el cambio clim¨¢tico, su apuesta por extender las vacunas a todos los continentes, se han visto precedidos por un enorme tir¨®n de orejas del Parlamento, que ha acusado al primer ministro de mostrar el lado m¨¢s feo de la Gran Breta?a Global que el Brexit iba a traer consigo.
Un tir¨®n de orejas por Irlanda del Norte
A Joe Biden nunca le gust¨® el Brexit. Pero m¨¢s all¨¢ de esa realidad ya irreversible, el presidente estadounidense, de ra¨ªces irlandesas, considera fundamental el mantenimiento del Protocolo de Irlanda del Norte que trajo consigo el Acuerdo de Retirada del Reino Unido de la UE. Es la garant¨ªa, cree Washington, para preservar la paz alcanzada en la regi¨®n con los Acuerdos de Viernes Santo. Biden llega esta semana a territorio brit¨¢nico justo cuando la tensi¨®n entre Londres y Bruselas por este asunto est¨¢ a su nivel m¨¢s alto. David Frost, el negociador de Johnson para asuntos europeos, y el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Maros Sefcovic, se re¨²nen este mi¨¦rcoles en la capital del Reino Unido para intentar desencallar una situaci¨®n muy delicada. Frost exige a la UE m¨¢s flexibilidad para revisar un protocolo que ha impuesto serias trabas burocr¨¢ticas al comercio entre Irlanda del Norte y Gran Breta?a. Y que ha encendido los ¨¢nimos de las fuerzas unionistas en la regi¨®n. Sefcovic ha advertido, en las p¨¢ginas del diario brit¨¢nico The Daily Telegraph, de que ¡°si el Reino Unido toma m¨¢s medidas unilaterales en las pr¨®ximas semanas [el Gobierno de Johnson ha decidido ignorar los controles acordados], la UE no ser¨¢ t¨ªmida en reaccionar de un modo r¨¢pido y firme¡±. En el pasado, el equipo de Biden ya ha sugerido que una falta de cumplimiento por parte de Londres, de sus compromisos sobre Irlanda del Norte, ser¨ªa un obst¨¢culo muy serio para la conclusi¨®n de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y el Reino Unido. Justo el principal objetivo que se marc¨® el Gobierno conservador para demostrar que la aventura del Brexit hab¨ªa merecido la pena.
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