Pedro Castillo: el Per¨² que tiene en mente el vencedor en las urnas
El candidato se muestra ambiguo sobre la igualdad de g¨¦nero y los derechos LGTBI, promueve una nueva Constituci¨®n, la mano dura contra la inmigraci¨®n y renegociar los contratos con empresas extranjeras. Sus contradicciones y falta de concreci¨®n lastran su discurso
La llegada al poder de Pedro Castillo en Per¨² viene envuelta en misterio. Durante la primera vuelta hizo campa?a en las plazas de los pueblos m¨¢s alejados del centro del poder, en Lima. El radar de las ¨¦lites no detect¨® a aquel hombre de estatura media, pantalones holgados de tergal y sombrero de palma. Cuando se quisieron dar cuenta, el maestro rural encabezaba las encuestas a la presidencia. Su discurso de izquierda populista, en contra del establishment y a favor de las clases hist¨®ricamente olvidadas, est¨¢ regado de propuestas ultraconservadoras, como la mano dura contra los delincuentes, la inmigraci¨®n o el rechazo a la igualdad de g¨¦nero. En las propuestas claves para cambiarle la cara al Estado no ha sido del todo claro o se ha desdicho. Su idea de pa¨ªs todav¨ªa es algo abstracta.
Castillo ha ganado por solo tres d¨¦cimas de diferencia a la conservadora Keiko Fujimori. Ella ha pedido la nulidad de 800 mesas electorales que podr¨ªa dar un vuelco al resultado, lo que ha retrasado dos semanas la elecci¨®n presidencial. Los expertos consultados consideran muy improbable que se haya cometido un fraude en un sistema electoral tan transparente y garantista como el peruano. A la espera de esa resoluci¨®n, Castillo es el que m¨¢s papeletas tiene para enfundarse la banda presidencial de un pa¨ªs que ha tenido cuatro presidentes en cinco a?os. El sill¨®n del Palacio de Gobierno parece m¨¢s bien un potro de tortura. Castillo asegura que al poco de sentarse en ¨¦l se centrar¨¢ en redactar una nueva Constituci¨®n ¡°hecha por el pueblo¡±. ¡°A trav¨¦s de una Asamblea Constituyente, tenemos que rescatar la salud como derecho universal¡±, dijo en el primer debate presidencial.
Sus cr¨ªticos se alarmaron al entender que pretend¨ªa llevar a cabo una maniobra como la del chavismo en Venezuela para recortar libertades. La gente de Castillo aclar¨® que se llamar¨ªa a esa asamblea mediante un refer¨¦ndum y que su inspiraci¨®n es el modelo chileno, donde 155 miembros elegidos en las urnas redactar¨¢n un nuevo texto. Este ha sido uno de los principales flancos por el que le han atacado durante la campa?a. De todos modos resulta dif¨ªcil que pueda sacar adelante algo as¨ª. Necesita dos tercios del Congreso, y su partido solo tiene 37 de los 130 esca?os. M¨¢s adelante asegur¨® que aceptar¨ªa una derrota en esa consulta: ¡°Si el pueblo dice que no se toque la Constituci¨®n no tenemos por qu¨¦ ser desobedientes. Somos respetuosos del mandato popular¡±.
Nacido hace 51 a?os en una aldea min¨²scula de la sierra de Cajamarca, en los Andes, Castillo lleg¨® a la pol¨ªtica tras protagonizar una huelga sindical de maestros que le hizo popular en 2017. Intent¨® formar su propio partido de maestros, pero no pudo recoger firmas al coincidir con el inicio de la pandemia. Acab¨® adscrito, m¨¢s por conveniencia que por convicci¨®n, a Per¨² Libre, una formaci¨®n regional, la primera que puede llegar a la presidencia desde la periferia. El jefe de ese partido es Vladimir Cerr¨®n, un pol¨ªtico de izquierdas dogm¨¢tico y populista. La influencia de Cerr¨®n en el gabinete de Castillo es otro arcano. El profesor ha renegado de ¨¦l en p¨²blico varias veces, sabedor de que Cerr¨®n es muy impopular en la izquierda m¨¢s centrada y urbana. Por ah¨ª le han llegado muchos de los ataques del fujimorismo. Por ejemplo, el temor a que no sea respetuoso con las instituciones.
El 19 de marzo, en un mitin en la plaza de Chumbivilcas, en Espinar, una provincia muy afectada por los conflictos sociales entre los campesinos y una minera china y otra suiza, Castillo dijo:
¡ªY lo peor, hay que desactivar la Defensor¨ªa del Pueblo. Ustedes conocen ?la Defensor¨ªa del Pueblo ha defendido a Espinar?
La multitud respondi¨®. ¡°?Nooo!¡±.
¡ª?Pero cu¨¢nto se lleva! ¡ªcuestion¨® Castillo aludiendo a supuestas altas remuneraciones de sus funcionarios.
Uno de sus seguidores grit¨®: ¡°?Y las empresas transnacionales?¡±.
?l respondi¨®: ¡°Las empresas transnacionales est¨¢n con las horas contadas¡±.
Castillo acababa de un plumazo con la defensor¨ªa y con las compa?¨ªas extranjeras en Per¨². Se arm¨® revuelo. La idea de que llegase al poder ¡°un comunista peligroso¡±, como lo atacaba el fujimorismo, se extendi¨®. Retrocedi¨® en las encuestas que le auguraban una victoria holgada. La campa?a de los poderes tradicionales en su contra fue brutal. Castillo apenas exist¨ªa en la televisi¨®n y la radio nacional. Sobrevivi¨® en los m¨¢rgenes. Cuando el 5 de mayo recibi¨® el apoyo de la izquierda moderada, que representa Ver¨®nika Mendoza, suaviz¨® su postura. Ya hablaba de fortalecer, no de acabar. Explic¨®: ¡°Para que ese pa¨ªs que sue?o para mis hijos y alumnos se haga realidad, ser¨¢ necesario fortalecer la democracia, garantizar las libertades y consolidar las instituciones. El Tribunal Constitucional, la Defensora del Pueblo y los organismos reguladores del Estado ser¨¢n fortalecidos para que cumplan con su verdadero objetivo: servir al pueblo¡±.
Quedaba en el aire su relaci¨®n con las multinacionales, a las que hab¨ªa atacado sin piedad en sus m¨ªtines. No iba a acabar con ellas, no, aclar¨®. Iba a intentar que pagasen m¨¢s impuestos y beneficiaran m¨¢s a las comunidades que viven cerca de los yacimientos. Es una realidad que algunas de las comunidades m¨¢s pobres de Per¨² viven alrededor de minas de oro. Dijo en un debate cara a cara con Fujimori: ¡±La empresa privada extranjera es bienvenida con reglas claras. Lo que hay que hacer es revisar los contratos con las empresas transnacionales¡±.
Al inicio Castillo demostr¨® una cara muy retr¨®grada en aspectos sociales. ?l asegura que es cat¨®lico, aunque su esposa y sus hijas profesan el evangelismo. Dijo que no apoyar¨ªa el matrimonio gay, pero que lo plantear¨ªa en una nueva Constituci¨®n. Cuando firm¨® el acuerdo con Mendoza matiz¨® en un p¨¢rrafo esta postura: ¡°Refundar el Estado, profundizando la democracia, garantizando el ejercicio de derechos para todos, en plena igualdad y sin ning¨²n tipo de discriminaci¨®n¡±. La noche previa a la jornada de reflexi¨®n, Castillo se reuni¨® con un pu?ado de activistas LGTBI en el local donde despacha en el centro de Lima. Mendoza asegura que Castillo est¨¢ abierto al di¨¢logo en temas como este.
Con ¨¦l las campa?as pol¨ªticas han retrocedido 10 a?os, cuando la importancia de las redes sociales era menor. Castillo ha llenado plazas, algo que parec¨ªa algo del pasado. Llegaba a una poblaci¨®n, contactaba con sus l¨ªderes sociales y unas horas despu¨¦s ten¨ªa un auditorio a sus pies. Si en los debates televisados se le ha visto r¨ªgido y encogido, en directo, en la calle, es pura energ¨ªa. Se anunciaba como alguien que ven¨ªa del Per¨² profundo. Como quienes le escuchaban con atenci¨®n. Ah¨ª se presentaba como profesor, campesino, obrero -es cierto que construy¨® su casa con sus manos- y rondero. Esto ¨²ltimo es importante.
Los ronderos son los miembros de las rondas, una organizaci¨®n aut¨®noma creada en los a?os setenta para combatir la delincuencia rural. Se ocupan de que los ladrones no roben ganado. No cobran un sueldo, visten un poncho y llevan un l¨¢tigo. Mascan hojas de coca para mantenerse despiertos y beben aguardiente para soportar el fr¨ªo. En teor¨ªa tienen que entregar a los detenidos a la justicia, pero antes los castigan con su l¨¢tigo y los someten a vejaciones.
Castillo ha dicho que los utilizar¨¢ para combatir los problemas de seguridad. ¡°Trasladaremos las rondas campesinas y urbanas a los barrios. Hacemos un llamado a los licenciados de las fuerzas armadas, los reservistas y polic¨ªa nacional para consolidar una sola fuerza¡±. Ha ido m¨¢s all¨¢. En el primer debate en el que particip¨®, dijo: ¡°Se les d¨¦ un presupuesto a las rondas campesinas, ya no solo est¨¢n para cuidar las vacas. Tienen que contribuir con la tranquilidad del pa¨ªs y la fiscalizaci¨®n a sus autoridades¡±. En determinados c¨ªrculos ha generado intranquilidad que esta especie de cuerpo parapolicial campe a sus anchas.
El maestro rural tambi¨¦n plante¨® tirar abajo el sistema de pensiones administrado por empresas privadas. Cundi¨® entre los trabajadores el miedo a quedarse sin ahorros. Despu¨¦s Castillo puntualiz¨® que solo quiere mejorar el sistema. El que quiera mantenerlo en manos privadas puede hacerlo. Esa ha sido una constante en su camino a la presidencia, primero ense?ar el mazo y despu¨¦s colocar la tirita. La explicaci¨®n gruesa y m¨¢s tarde el matiz. Puede que sus posturas est¨¦n en un lado u en otro, o quiz¨¢ en un punto medio. El Per¨² que Pedro Castillo Terrones tiene en la cabeza est¨¢ por cuajar.
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