Violaciones, torturas y asesinatos: microrrelatos para no olvidar los cr¨ªmenes de la dictadura argentina
La Secretar¨ªa de Derechos Humanos recupera en v¨ªdeo los testimonios de las v¨ªctimas en los juicios por lesa humanidad
El 29 de diciembre de 1976, militares argentinos secuestraron a Silvia Labayr¨², de 20 a?os y embarazada de cinco meses. Labayr¨², procedente de una familia militar e integrante de la organizaci¨®n guerrillera Montoneros, dio a luz el 28 de abril sobre una mesa de la Escuela Superior Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de la dictadura que dirigi¨® el pa¨ªs entre 1976 y 1983. Cuando a¨²n se recuperaba del parto, uno de los oficiales le inst¨® a mantener relaciones sexuales con alguno de ellos si quer¨ªa seguir viva. Lo hizo para sobrevivir, seg¨²n revel¨® en el juicio por delitos contra la integridad sexual en la ESMA que comenz¨® el pasado septiembre. Su desgarrador testimonio ante los tribunales y los de otras v¨ªctimas del terrorismo de Estado son difundidos ahora a trav¨¦s de microrrelatos que buscan aumentar la visibilizaci¨®n de los juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad en curso en Argentina y hacerlos accesibles a distintas generaciones.
¡°A menos de un mes de dar a luz, se me acerca el capit¨¢n [Jorge] Acosta, me lleva a una salita aparte y me dice que tengo que adelgazar porque estoy muy gorda y porque tengo que poder estar en condiciones f¨ªsicas mejores, que la mejor manera de demostrarles que yo no los odiaba era que tuviera all¨ª alguna relaci¨®n con alguno de ellos, de los militares. Ten¨ªa que entender que eso formaba parte del proceso de recuperaci¨®n si quer¨ªa salir en libertad¡±, dice Labayr¨² en el primero de los cortos audiovisuales creados por la Secretar¨ªa de Derechos Humanos.
En otro de ellos, Patricia Maciel relata c¨®mo su hermano, de seis a?os, abr¨ªa latas de tomates perita, les pon¨ªa sal y se los daba a ella para comer, que en ese momento ten¨ªa cuatro a?os, durante los d¨ªas posteriores al secuestro de sus padres, Herminia Mim¨ª Inchaurraga y Jos¨¦ Rolando Pirulo Maciel, en la ciudad argentina de Rosario en 1976. ¡°Abr¨ªamos las hojas de vidrio del garaje y nos sent¨¢bamos ah¨ª a mirar. Los vecinos ten¨ªan mucho temor por lo que hab¨ªa pasado. Ellos sab¨ªan que est¨¢bamos solos, pero no se acercaban porque ten¨ªan mucho temor [...] Ellos cuentan que nosotros llor¨¢bamos gritando, que llam¨¢bamos a nuestros padres¡±, dijo Maciel ante el tribunal que el pasado agosto comenz¨® a juzgar cr¨ªmenes perpetrados por la dictadura en Rosario.
¡°Formamos un equipo transdisciplinar con abogados, artistas, poetas, ilustradores¡ con el objetivo de transmitir a la gente lo que sucede en la sala de audiencias de una manera atractiva y que tambi¨¦n puede servir para trabajarlo en otros ¨¢mbitos, como las escuelas¡±, afirma el jefe de gabinete de la Secretar¨ªa de Derechos Humanos, Nicolas Rapetti, en su despacho, situado en uno de los edificios de la ex ESMA, hoy reconvertida en espacio de memoria.
Algunos microrrelatos difunden juicios en curso, cuyas audiencias pueden seguirse online a trav¨¦s de la web, y otros resumen algunos ya concluidos, como la condena a dos exdirectivos de la automotriz Ford por considerarlos c¨®mplices de los militares en el secuestro y tortura de 24 obreros, en la que fue la primera condena a dos ex altos cargos de una multinacional por este tipo de cr¨ªmenes.
M¨¢s de mil condenados
Las complicidades civiles y la violencia sexual son algunas de las nuevas tem¨¢ticas surgidas en los juicios por delitos de lesa humanidad que Argentina reanud¨® en 2006 tras derogar las leyes de obediencia debida y punto final. Desde entonces se han dictado 250 sentencias en las que han sido condenadas 1.013 personas, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Procurador¨ªa de cr¨ªmenes de lesa humanidad.
¡°Es un proceso in¨¦dito en el mundo y recibimos fiscales de Alemania y de otros lugares que vienen a ver lo que est¨¢ pasando ac¨¢ y nos enorgullece, pero hay tambi¨¦n aspectos de los que no estamos orgullosos, como la demora que tienen las causas¡±, admite Rapetti.
En promedio, el veredicto de los juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad tarda casi diez a?os. El freno de toda Argentina al inicio de la pandemia de covid-19 repercuti¨® tambi¨¦n en estos juicios, que al final, como los dem¨¢s, se reanudaron de forma virtual. ¡°Hubo una discusi¨®n sobre qu¨¦ hacer al principio entre v¨ªctimas, familiares, abogados y organismos de derechos humanos porque hab¨ªa la necesidad de estar presentes en la sala de audiencias y acompa?ar, pero despu¨¦s acordamos entre todos que no los pod¨ªamos suspender, entre otros motivos, porque se est¨¢n muriendo tanto las v¨ªctimas como los represores¡±, se?ala Rapetti. El final de cada microrrelato recuerda esa carrera contrarreloj porque se haga justicia: ¡°Los juicios no pueden esperar, las v¨ªctimas tampoco¡±.
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