La bandera arco¨ªris se levanta contra la Hungr¨ªa de Orb¨¢n
Despu¨¦s de 11 a?os en el poder y de sus continuos golpes a los derechos civiles, la ley hom¨®foba del primer ministro reci¨¦n aprobada ha sido la gota que colma el vaso. La comunidad LGTBI ha dicho basta y se suma a un frente civil y pol¨ªtico que aspira a vencer al gobernante populista en las elecciones de 2022
Jozsef Lakatos, un joven artista h¨²ngaro, se despert¨® una ma?ana de mediados de junio lleno de rabia y pint¨® un televisor en el que se ve la antigua carta de ajuste, cuyos colores coinciden con los de la bandera arco¨ªris de la comunidad LGBTI; en mitad de la pantalla coloc¨® el mensaje: ¡°No signal¡±. No hay se?al de momento para este colectivo en Hungr¨ªa. El Parlamento del pa¨ªs, explica Lakatos para argumentar el origen de su rabia, acababa de aprobar una ley que proh¨ªbe cualquier contenido que ¡°propague o represente¡± la homosexualidad o la transexualidad en colegios, programas de televisi¨®n y publicidad dirigida a menores. La medida sali¨® adelante con la abrumadora mayor¨ªa parlamentaria de Fidesz, el partido del primer ministro Viktor Orb¨¢n, y desat¨® de inmediato la furia europea, con la mayor parte de sus l¨ªderes clamando contra la pendiente hom¨®foba y autoritaria sobre la que se desliza peligrosamente el pa¨ªs.
¡°La representaci¨®n de cualquier minor¨ªa es importante para que la sociedad pueda simpatizar con ellos¡±, protesta el artista Lakatos. Es una noche sofocante de finales de junio en Budapest y a su alrededor hay barullo de risas y m¨²sica y cervezas en Szimpla Kert, un pub con aroma alternativo que los locales definen como ¡°liberal y tolerante¡± con la comunidad de gais, lesbianas y trans. En una de las paredes del local se encuentra el p¨®ster de este artista, junto a otros carteles reivindicativos. Todos forman parte de una exposici¨®n sobre las ¡°barreras¡± a las que uno se enfrenta en Hungr¨ªa, un evento organizado con motivo del mes del Orgullo.
La mayor¨ªa de los afiches expresan la sensaci¨®n de acoso, opresi¨®n y homofobia que se ha extendido por el pa¨ªs en los 11 a?os que lleva Orb¨¢n en el poder. Hay cerebros convertidos en espaguetis por las noticias; personas sepultadas por tacos de hojas de leyes; bocas acalladas. La dise?adora gr¨¢fica Vivien Icsa ha representado esta asfixia como una sombra de cuyo interior emerge un coraz¨®n arco¨ªris. Ella habla de la culpa y la verg¨¹enza a la que uno se ve empujado cuando el entorno le niega su identidad; ella creci¨® en un peque?o pueblo, sin educaci¨®n de g¨¦nero en la escuela ni referentes LGTBI. ¡°Queremos alzar la voz y contarle a todo el mundo c¨®mo nos sentimos¡±, dice. ¡°Pero esta ley nos impide defender lo que realmente somos¡±. Otro cartel muestra un rostro con los ojos cubiertos por unas manos. Su creadora, Wanda, que lleva una mascarilla con la bandera del Orgullo, describe as¨ª lo que pasa en su pa¨ªs: ¡°El Gobierno se?ala a un enemigo, utiliza un chivo expiatorio para obtener votos. Es asqueroso¡±. Pero tambi¨¦n, a?ade, la norma hom¨®foba ha conseguido aglutinar una comunidad de agraviados con ganas de cambio.
Orb¨¢n ha sido, desde que lleg¨® al poder, uno de los l¨ªderes conservadores europeos m¨¢s respaldado por sus votantes. En las elecciones europeas de 2019, que fueron el ¨²ltimo term¨®metro nacional, su formaci¨®n sac¨® el 52,5% de los votos, 36 puntos por delante del segundo, la coalici¨®n de centroizquierda DK. Pero tras a?os de giro populista e iliberal, y cada vez m¨¢s alejado de los valores de la UE, Orb¨¢n se enfrenta a una creciente resistencia de la sociedad civil y de la oposici¨®n. La ¨²ltima medida anti-LGTBI ha sido la gota que ha colmado el vaso. En estos momentos, seis partidos pol¨ªticos, que van de los verdes a la ultraderecha, tratan de armar una coalici¨®n con el prop¨®sito de derrotar a Fidesz en las elecciones de 2022. Con las encuestas igualadas, por primera vez en una d¨¦cada la ca¨ªda de Orb¨¢n parece posible.
Resistencia anti-Orb¨¢n
Varias de las personas entrevistadas para este reportaje se sienten c¨®modas al denominarse como parte de esa especie de ¡°resistencia¡± anti-Orb¨¢n. ¡°No quer¨ªamos entrar en una guerra, pero ahora que se nos utiliza sentimos una responsabilidad¡±, dice Boldizs¨¢r M. Nagy, un editor de 37 a?os de literatura juvenil que el a?o pasado public¨® un libro de cuentos titulado Meseorszag mindenkie (Un cuento de hadas para todos) que se ha convertido en s¨ªmbolo de esa lucha. Despu¨¦s de que pol¨ªticos ultraconservadores denigraran el volumen en p¨²blico, ha pulverizado registros vendiendo unas 30.000 copias. Nagy, que es gay y de la minor¨ªa roman¨ª, siente que el creciente acoso al que se enfrentan ha provocado tambi¨¦n un efecto inesperado para Orb¨¢n: la comunidad LGTBI se ha vuelto importante para la oposici¨®n, y la sociedad se interesa cada vez m¨¢s por su situaci¨®n. ¡°Quiz¨¢ no ganemos las elecciones, pero seremos m¨¢s visibles¡±.
Nagy reconoce, sin embargo, que la nueva ley ha hecho da?o a la tendencia a la apertura en el sector editorial. Mientras que la inclusi¨®n de personajes LGTBI es algo ¡°cada vez m¨¢s esperado¡± en el mercado internacional de libros para chavales de entre 12 y 18 a?os, su pa¨ªs ha optado por cerrarse. Y ante la incertidumbre por las posibles consecuencias legales de publicar algo indebido, ¨²ltimamente algunas casas editoriales han decidido no apostar por esta tem¨¢tica. La ley busca ¡°provocar miedo¡± y ¡°silenciar a la gente¡±, concluye Nagy. ¡°Debemos continuar la lucha¡±.
Asediado por Bruselas, Orb¨¢n ha justificado la medida asegurando que ¡°la educaci¨®n sexual de los ni?os es un derecho de los padres y, sin su consentimiento, ni el Estado ni los partidos pol¨ªticos, ni las ONG ni los activistas del arco¨ªris pueden desempe?ar un papel¡±, seg¨²n relat¨® en una de sus habituales misivas, publicada tras la cumbre europea de la semana pasada en la que, en sus palabras, ¡°los primeros ministros con la bandera del arco¨ªris desfilaron en una falange¡±. Para Orb¨¢n la reacci¨®n europea se sustenta sobre ¡°falsas acusaciones¡±. ¡°La ley b¨¢sicamente deja en manos de los padres la elecci¨®n sobre la educaci¨®n sexual de sus hijos. ?C¨®mo puede ser antidemocr¨¢tico tener una opci¨®n real?¡±, a?ade por correo electr¨®nico la oficina internacional de comunicaci¨®n del Ejecutivo h¨²ngaro.
La normativa ha sido calificada como ¡°una verg¨¹enza¡± por la presidenta de la Comisi¨®n, cuyo Ejecutivo ha enviado una carta al Gobierno h¨²ngaro pidiendo explicaciones por una ley que ¡°discrimina a las personas en funci¨®n de su g¨¦nero y orientaci¨®n sexual¡±. ¡°La homosexualidad, el cambio de sexo y la desviaci¨®n de la identidad propia correspondiente al sexo de nacimiento se equiparan a la pornograf¨ªa y se consideran capaces de ejercer una influencia negativa en el desarrollo f¨ªsico o moral de los menores¡±, denuncia la carta.
Los pol¨¦micos art¨ªculos fueron una inclusi¨®n de ¨²ltima hora en un paquete legislativo sobre pedofilia, a?adiendo a¨²n m¨¢s estupor en el bloque comunitario. Para el analista Boris Kalnoky, sin embargo, aunque esa mezcla de conceptos puede insinuar que se equipara homosexualidad y pedofilia, esto no es algo que se diga en la ley. Este periodista y analista del Matthias Corvinus Collegium, un instituto de pensamiento vinculado a Orb¨¢n, defiende en cambio que Hungr¨ªa es ¡°el lugar m¨¢s vibrante del antiguo bloque comunista para los homosexuales¡±. (A lo que un pol¨ªtico gay de Budapest responde: ¡°?Y una mierda!¡±)
Para Kalnoky, el origen de la ley es una respuesta de Fidesz a distintos esc¨¢ndalos sexuales relacionados con el partido, entre los que destaca el episodio de la org¨ªa gay en Bruselas del eurodiputado J¨®zsef Sz¨¢jer, uno de los hombres fuertes de Orb¨¢n en la UE y arquitecto de la actual Constituci¨®n h¨²ngara, especialmente hostil hacia el colectivo LGTBI. El partido del primer ministro, a?ade, ¡°siempre trata de crear una divisi¨®n sobre una cuesti¨®n en la que saben que tiene la mayor¨ªa¡±, igual que ya hizo con la inmigraci¨®n. Y considera que la medida ha sido ¡°un gran triunfo¡± para Fidesz porque ha logrado dividir a esa oposici¨®n en proceso de uni¨®n: la ley recibi¨® los votos a favor de la ultraderechista Jobbik, parte de la coalici¨®n que pretende derrocar a Orb¨¢n.
David Dorosz es uno de los estrategas pol¨ªticos que trabaja para dar forma a esa gran coalici¨®n. Tambi¨¦n fue el art¨ªfice de la campa?a que llev¨® en 2019 a Gergely Kar¨¢csony hasta la alcald¨ªa de Budapest con una uni¨®n de partidos similar. Y el alcalde es ahora mismo la cabeza m¨¢s visible de ese futuro frente anti-Orb¨¢n. ¡°Veo signos de que Fidesz est¨¢ asustada¡±, dice el estratega Dorosz en una estancia con las persianas echadas y cierto aura de secretismo ubicada en el cuartel general de su partido y el del alcalde, Di¨¢logo por Hungr¨ªa, una formaci¨®n verde y de izquierdas.
¡°Es una verg¨¹enza¡±
Desde esta sala se negocian detalles de la compleja coalici¨®n, dise?ada en parte para sortear el cambio de la ley electoral planteado por Orb¨¢n en 2020, ¡°un caso de libro de manipulaci¨®n¡±, denuncia. ¡°Unidos podemos ganar a Orb¨¢n¡±, a?ade Dorosz, para quien la ley hom¨®foba es una ¡°trampa¡± creada por Fidesz para ¡°distraer la atenci¨®n¡± de una sociedad ¡°harta¡±. Y se alegra de la ¡°resistencia¡± mostrada por la sociedad contra la normativa. ¡°Muchas personas se levantaron, gritaron y criticaron¡±, dice. ¡°Es una verg¨¹enza. Y formar¨¢ parte del movimiento creado para ganar a Fidesz¡±.
¡°Soy parte de la resistencia¡±, afirma Daniel Turgonyi, que lidera el grupo LGTBI del partido liberal Momentum, tambi¨¦n incluido en la coalici¨®n anti-Orb¨¢n. Su agrupaci¨®n naci¨® en 2017, pero ya en 2019 obtuvo casi un 10% de los votos en las elecciones europeas. Turgonyi, de 26 a?os, es teniente de alcalde del distrito ?buda-B¨¦k¨¢smegyer, el segundo m¨¢s grande de Budapest, con 130.000 habitantes. Dice este joven que Fidesz ¡°se ha dado cuenta de que han perdido Budapest. Ahora necesitan cada voto. Y ya no hablan a las personas liberales ni a los conservadores educados. Sino a las ¨¢reas rurales¡±. De ah¨ª la nueva ret¨®rica anti-LGTBI. ¡°Est¨¢n aprendiendo de Polonia, all¨ª funcion¨®¡±. ¡°Desde mis ojos gais¡±, a?ade sobre la batalla en marcha, ¡°es lo m¨¢s importante en lo que he participado hasta ahora. Hay vidas de j¨®venes en peligro. Es importante levantarse¡±. Dice que Orb¨¢n ha planteado una ¡°guerra cultural¡±, pero se encontrar¨¢ a personas como ¨¦l enfrente. ¡°Nadie quiere pelear esta guerra. Pero cuando est¨¢s arrinconado tienes que hacerlo¡±.
No es f¨¢cil ser gay, lesbiana o trans en el pa¨ªs. En Budapest, que es abierta y moderna, apenas se ven banderas del Orgullo, y llevar un pin de colores puede significar que alguien te grite o escupa a tu paso. Un 57% de las personas LGTBI de Hungr¨ªa confiesa que no camina por la calle de la mano con su pareja del mismo sexo ¡°por miedo a ser agredido, amenazado o acosado¡±, el segundo dato m¨¢s alto de la UE, despu¨¦s de Polonia (un 58%), seg¨²n una encuesta de 2020 de la Agencia de los derechos fundamentales de la UE.
La ¨²ltima noche de junio, el ambiente en esta azotea con espectaculares vistas de la ciudad es muy distinto. Hay besos, confidencias y abrazos entre parejas del mismo sexo durante el estreno al aire libre del documental Colores de Tobi. La pel¨ªcula narra la transici¨®n de g¨¦nero de T¨®bi¨¢s Tuza, un adolescente h¨²ngaro que vive en un peque?o pueblo, y la hermosa relaci¨®n de amor que fragua con su madre, empe?ada en entender y aceptar su b¨²squeda. ¡°Mi hijo no binario. Te quiero¡±, le dice en un momento de la pel¨ªcula. Cerca de 200 personas r¨ªen, lloran y aplauden. Y, tras la proyecci¨®n, Tuza, que ahora tiene 21 a?os, se pregunta sobre la ley y sus efectos en la generaci¨®n m¨¢s joven: ¡°?C¨®mo van a poder aceptarse a s¨ª mismos si no pueden tener acceso a un ejemplo? Para m¨ª fue una bendici¨®n ver a otras personas en internet, en pel¨ªculas, en series; me ayud¨® a superar momentos muy duros¡±. La pel¨ªcula que sigue m¨¢s de cuatro a?os de su vida es precisamente eso: un ejemplo. Prohibido para los menores, al menos de momento.
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