La juventud cubana toma la palabra
Los j¨®venes reclaman ser escuchados y participar en los cambios para una salida a la crisis que atraviesa la isla
Dice Carlos, uno de los j¨®venes universitarios detenidos en La Habana durante las protestas del 11 de julio, que ahora en casa tienen a su abuela ¡°en modo Good Bye Lenin¡±. Cuando en la tele salen escenas de los incidentes y el noticiero califica a los manifestantes de delincuentes, mercenarios y ¡°confundidos¡±, ¨¦l y su hermano cambian de canal y desv¨ªan el tema, adem¨¢s de tener advertidos a sus amigos y familiares de que cuando la llamen por tel¨¦fono no ahonden en el asunto. Carlos fue liberado el 12 de julio y ella ni supo de su arresto. Como los personajes de la pel¨ªcula de Wolfang Becker, ambientada en los d¨ªas posteriores a la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, ¨¦l y su hermano tratan de ocultarle la realidad y evitar que se preocupe pues sabe que ambos estuvieron en las protestas del 27-N ante el Ministerio de Cultura de Cuba demandando libertad de expresi¨®n, y que no tienen miedo a hablar. ¡°Mi abuela pertenece a otra generaci¨®n. Pasa las mismas penurias que todo el mundo, pero en cierto modo sigue comprometida. Nosotros no¡±.
Lo explica de modo gr¨¢fico otra chica de 20 a?os que trabaja de camarera en un restaurante privado: ¡°Nuestros padres nos ense?aron a hablar bajito, pero eso ya se acab¨®¡±. Se considera parte de una generaci¨®n ¡°descre¨ªda, frustrada, golpeada por la crisis, que no siente que le deba nada a la Revoluci¨®n¡±, ni ve que pueda llegar a tener una vida digna en su pa¨ªs con el fruto de su trabajo. ¡°Para m¨ª, lo primero es tener esperanzas de vivir mejor, sobre todo en lo econ¨®mico. La pol¨ªtica viene despu¨¦s¡ Pero es que aqu¨ª, nada de nada. No creo que las cosas vayan a solucionarse, as¨ª que pienso marcharme cuando pueda¡±, asegura.
Es esta una posici¨®n extendida entre los j¨®venes. Pero hay otras muchas. ¡°La juventud cubana en singular no existe, hay que hablar en plural¡±, dice la psic¨®loga Ailynn Torres, que opina que ser¨ªa ¡°reduccionista¡± decir que ¡°las juventudes cubanas en pleno se desmarcan completamente del socialismo como proyecto pol¨ªtico, m¨¢s all¨¢ de lo que piensen del Gobierno¡±. Observa que las manifestaciones tuvieron un componente intergeneracional y socioclasista, aunque considera que el papel de los j¨®venes fue clave en el 11-J, pues adem¨¢s de ¡°poner su cuerpo en las calles¡± fueron decisivos ¡°amplificando esas protestas a trav¨¦s de las redes sociales, los directos en internet, y en los medios¡±.
Piensa que en escenarios de alta conflictividad como el actual, ¡°las identidades pol¨ªticas funcionan como aglutinante¡± y, en ese sentido, las protestas ¡°fueron una especie de vitrina¡±. ¡°Hemos visto j¨®venes detenidas que se definen como disidentes y opositoras; j¨®venes detenidos que se definen como comunistas y socialistas; grupos de j¨®venes que se han posicionado apegados al llamado del Gobierno y que tambi¨¦n se califican como socialistas; otros colectivos que han hecho un acompa?amiento cr¨ªtico, pero mostrando su oposici¨®n al bloqueo y al anexionismo; y j¨®venes que se identifican abiertamente como anticomunistas, opuestos al socialismo¡±. Sin olvidar, por supuesto, el grupo (mayoritario y silencioso) que no particip¨® en las manifestaciones.
Pero, ?qu¨¦ siente y opina hoy la juventud, m¨¢s all¨¢ de las protestas? ?Cu¨¢l es su nivel de compromiso y su posici¨®n ante el cambio? ?Son los j¨®venes la clave de la evoluci¨®n, o de la fractura, en el futuro? Todas estas preguntas han saltado con fuerza a la palestra estos d¨ªas, y no solo es evidente la preocupaci¨®n en medios intelectuales y acad¨¦micos, tambi¨¦n en las alturas pol¨ªticas. No es casualidad que el pasado 26 de julio, fecha del asalto al cuartel Moncada, efem¨¦ride revolucionaria por excelencia, el presidente cubano, Miguel D¨ªaz-Canel, en vez de ofrecer un discurso solemne se presentara ante las c¨¢maras rodeado de un grupo de muchachos haciendo trabajo voluntario.
Uno de cada tres cubanos naci¨® despu¨¦s de la desaparici¨®n del campo socialista. Lleva la crisis del Periodo Especial marcada a fuego en el occipital. ¡°Los sectores m¨¢s j¨®venes no tienen memoria de las etapas iniciales y m¨¢s exitosas en pol¨ªtica social del proceso. A ellos, la ¨¦pica revolucionaria, las evidentes transformaciones y los beneficios de las primeras d¨¦cadas no les dicen nada. Han conocido los ¨²ltimos 30 a?os, con la secuela de pobreza, aumento sostenido de la desigualdad, proyectos de vida fallidos y expectativa por el ¨¦xodo a edades cada vez m¨¢s tempranas¡±, asegura la historiadora Alina L¨®pez, coordinadora general del portal de an¨¢lisis La Joven Cuba. Es uno de los medios digitales m¨¢s interesantes en este momento. Desde sus p¨¢ginas se promovi¨® hace algunos meses una dura carta abierta al presidente norteamericano Joe Biden para pedirle que ponga fin de una vez al embargo econ¨®mico, como mejor modo de contribuir a una soluci¨®n en Cuba, y del mismo modo han criticado abiertamente al Gobierno por demorar los cambios econ¨®micos estructurales que el pa¨ªs necesita y rechazar el di¨¢logo con los j¨®venes tras las protestas de un grupo de artistas el 27 de noviembre pasado.
¡°Los j¨®venes necesitan cambios y no ven que en su pa¨ªs se les ofrezcan. En Cuba se abusa de la expresi¨®n di¨¢logo generacional, que concibe a los j¨®venes como pasivos espectadores que tienen por encomienda salvaguardar un estado de cosas. Pues ya han dejado muy claro que no aceptan esta posici¨®n subordinada¡±, asegura L¨®pez, que ha pedido por activa y por pasiva abrir espacios inclusivos de participaci¨®n pol¨ªtica, o atenerse a las consecuencias.
Para hablar de estos temas y de lo sucedido el 11-J, un grupo de universitarios, representantes de diversas sensibilidades, acepta reunirse en territorio neutral, en una casa frente al mar. Todos declaran al empezar su amor por Cuba y hablan con el coraz¨®n en la mano, unos en contra, otros menos y algunos a favor, pero todos prefirieren no dar sus apellidos ni hacerse fotos, lo cual es revelador. Nada m¨¢s iniciarse la conversaci¨®n, Juan, en primer a?o de una carrera de humanidades, se declara ¡°dentro-centrista¡±.
A su juicio, hay dos criterios para definir la posici¨®n pol¨ªtica en Cuba hoy en d¨ªa: el primero es si te consideras ¡°fuera¡± o ¡°dentro¡± del proceso. ¡°Es decir, si piensas que la Revoluci¨®n puede reformarse desde dentro y dar lugar a un socialismo verdadero y democr¨¢tico, o los que se sienten fuera y piensan que esto es imposible. Incluso hay quienes creen que indeseable¡±. El otro criterio ¡°es la disposici¨®n de escuchar a los que piensan distinto e intentar que todos o casi todos puedan formar parte del proyecto futuro de naci¨®n¡±. Esto, dice, separa el campo pol¨ªtico entre ¡°extremistas y tolerantes (o centristas)¡±.
Entonces, hay cuatro grupos: ¡°Dentro-extremistas (principalmente el Gobierno); dentro-centristas (por ejemplo, Silvio Rodr¨ªguez, Julio C¨¦sar Guanche, Ailynn Torres y otros intelectuales cr¨ªticos, pero comprometidos hasta cierto punto); fuera-centristas (los miembros del 27-N, e intelectuales que quieren una democracia representativa pero sus formas los llevan a dialogar con los dem¨¢s actores y a estar en contra del bloqueo y otras injerencias externas); y por ¨²ltimo fuera-extremistas (la ultraderecha de Miami, grupos que apoyan el bloqueo y la intervenci¨®n)¡±. El an¨¢lisis de este chaval de 19 a?os impacta por su madurez: ¡°Lo ideal ser¨ªa una alianza entre los centristas, pero el poder est¨¢ en los extremos¡±.
Abierto el debate, los argumentos van cayendo de ambos lados. La mayor¨ªa, incluso el que m¨¢s defiende la posici¨®n oficial y achaca gran parte de los males actuales al recrudecimiento del embargo norteamericano, coincide en que el pa¨ªs necesita cambios econ¨®micos urgentes.
¡°Si no hay cambios reales, que alivien la vida de la gente y generen esperanzas, los j¨®venes se seguir¨¢n marchando y las protestas se reproducir¨¢n¡±, dice uno de los moderados, que desear¨ªa que ¡°el Gobierno se iluminara, reaccionara e iniciara una transici¨®n real desde arriba¡±. ¡°Es el ¨²nico modo¡±, opina, ¡°pues el descontento y la presi¨®n popular no es suficiente para provocar los cambios necesarios si no hay voluntad pol¨ªtica en el poder¡±. Salta como un tigre Juli¨¢n: ¡°No basta con cambios econ¨®micos, hay que democratizar este pa¨ªs y abrir verdaderos espacios de participaci¨®n, y eso aqu¨ª nunca lo van a hacer¡±.
La cosa se enciende, y la palabra que m¨¢s se repite es ¡°esperanza¡±. ¡°Si no hay un proyecto de pa¨ªs mejor, y seguridad de que si te quedas en Cuba vas a tener un desarrollo profesional y un nivel de vida digno, la situaci¨®n se deteriorar¨¢ cada vez m¨¢s, seguiremos sin esperanza¡±. Habla el que con m¨¢s convicci¨®n defiende el sistema, y dice que s¨ª la hay. ¡°Hacen falta cambios, es verdad, pero hace falta tambi¨¦n que nos quiten el bloqueo de una vez. Y en momentos como estos, cuando est¨¢ en juego la estabilidad del pa¨ªs, el centrismo a m¨ª me da urticaria: no estoy de acuerdo con echar todo por la borda, hay que defender lo que tenemos¡±, asegura el muchach¨®n, que explica que su padre es hijo de campesinos pobr¨ªsimos y que lo que pudo lograr es ¡°gracias a esto¡±.
Llega el pie a tierra en la voz de la ¨²nica chica del grupo, que aclara que esta reuni¨®n solo representa diferentes modos de pensar de una minor¨ªa que puede considerarse privilegiada, que tiene acceso a la universidad y un cierto horizonte ¨C¡±hacernos profesionales y, si este pa¨ªs no se arregla, largarnos¡±¨C, pero cuenta que en su barrio, en un arrabal de La Habana, no hay opciones. Los vecinos de su edad, dice, solo piensan en cosas muy concretas que les afectan, ¡°en que se les est¨¢ cayendo el techo de la casa, en que no hay comida ni medicinas para sus padres, en que no tienen d¨®lares para comprar en las nuevas tiendas, y que sufren colas y apagones insoportables. Como es obvio, en los lugares m¨¢s empobrecidos, o en el campo, los j¨®venes no est¨¢n en nuestra discusi¨®n de si el Gobierno debe abrir espacios pol¨ªticos, sino en resolver sus necesidades inmediatas, que son muchas¡±.
Surgen entonces varios asuntos, y los an¨¢lisis (ah¨ª va el resumen) son todos interesantes:
- La generaci¨®n de sus padres y abuelos, aun viviendo mal, tiene cierto ¡°apego emocional¡± y v¨ªnculos que hacen dif¨ªcil la ruptura. Los j¨®venes, no. Uno cuenta que el 11 de julio su madre, que piensa como ¨¦l, no lo dej¨® salir.
- Los padres han ido cambiando. Antes no los entend¨ªan. Hoy, aunque los quieren proteger, est¨¢n ¡°orgullosos¡± de ellos. Alguien saca el tema de la cantante Daym¨¦ Arocena, de 22 a?os, que al calor de los acontecimientos grab¨® un tema llamado Todo por ti, muy cr¨ªtico con el Gobierno. Escribi¨® en Facebook que su gran dolor era que su padre no la comprendiera y se peleara con ella. Los chicos buscan la respuesta del pap¨¢ en las redes ¨Cya funciona internet¨C. Escribe el se?or: ¡°Mi ni?a, yo solo te puedo decir que estoy muy orgulloso de ti y la valent¨ªa con que siempre has asumido todos los retos y proyectos que te ha tocado vivir. Yo como tu padre siempre te voy a apoyar y soy de los que creo que son ustedes los j¨®venes los que van a conseguir el cambio, porque no tienen ning¨²n compromiso con el pasado y s¨ª el deber con el futuro¡±.
- Hay consenso entre ellos en que, si EE UU de veras quisiera ayudar a una evoluci¨®n no traum¨¢tica, deber¨ªa ¡°eliminar el bloqueo cuanto antes¡±. Pero, dicen, como esta es una variable que no depende de Cuba, las autoridades debieran focalizarse en hacer los cambios internos que saben que tienen que hacer, no en echarle la culpa de todo a EE UU.
- Hay consenso en que las protestas ¡°marcan un antes y un despu¨¦s¡±. Tambi¨¦n de que ¡°no son suficientes¡±. ¡°No hay una organizaci¨®n ni l¨ªderes capaces de transformar el descontento popular en motor de un cambio, si las autoridades no quieren¡±, dicen los centristas. Y a?aden: ¡°Pero si el Gobierno no act¨²a decididamente, al final esa organizaci¨®n aparecer¨¢¡±.
- Sobre si est¨¢ en manos de las autoridades reconducir la situaci¨®n, hay muchas discrepancias. ¡°Si act¨²an con inteligencia y hacen verdaderos cambios aperturistas que mejoren la vida de la gente, no transformaciones cosm¨¦ticas, pueden¡±, dice uno. ¡°No bastan medidas econ¨®micas de alivio, hacen falta cambios pol¨ªticos tambi¨¦n¡±, le responden. Un tercero dice que ¡°la pelota est¨¢ en el lado del Gobierno. Tienen una gran oportunidad si la saben aprovechar¡±. La chica se r¨ªe.
Cae la noche en la casa frente al mar y sigue la discusi¨®n, y mientras en el apartamento de Carlos su abuela sigue en modo Good Bye Lenin, hablan los expertos. Tanto la historiadora (Alina L¨®pez) como la psic¨®loga (Ailynn Torres) coinciden en que la juventud es clave en el futuro. La poblaci¨®n cubana es de 11 millones de personas, y m¨¢s del 35% son j¨®venes. Seg¨²n datos oficiales, en la isla hay m¨¢s de un mill¨®n de graduados universitarios, y en estos momentos la matr¨ªcula en los cursos de ense?anza superior alcanza las 250.000 personas.
¡°Desde antes de las protestas hemos visto que los j¨®venes han ido buscando espacios de participaci¨®n y desbordando los espacios de lo pol¨ªtico institucional¡±, se?ala Torres. Recuerda c¨®mo ha ido creciendo la voz de los grupos feministas, antirracistas, de defensores de los animales (que se manifestaron en abril de 2019) o de los activistas por los derechos LGTBI (que se manifestaron sin permiso del Gobierno en mayo de ese mismo a?o).
Desde La Joven Cuba, dice Alina L¨®pez: ¡°La tesis de que la escasez de alimentos y medicinas y las dificultades en la generaci¨®n el¨¦ctrica fueron decisivas en la actitud de los manifestantes del 11 de julio, obvia las demandas pol¨ªticas que indudablemente tambi¨¦n explican el estallido social¡±. Y considera que ¡°es imposible conseguir transformaciones reales en la esfera econ¨®mica y social sin formular asimismo cambios pol¨ªticos¡±.
Hace unos d¨ªas, la revista Alma Mater, la voz institucional de la Federaci¨®n de Estudiantes Universitarios, public¨® un art¨ªculo con entrevistas a cinco j¨®venes que s¨ª quisieron dar sus nombres y apellidos. Algunos eran muy cr¨ªticos, tanto o m¨¢s que los de la casa de Miramar. Otro hito, expresi¨®n del nuevo momento. Qu¨¦ pasar¨¢ finalmente, nadie lo sabe. Pero s¨ª que los j¨®venes cubanos han cambiado y que hay que contar con ellos.
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