Christian Lindner, el ¡®halc¨®n¡¯ liberal que inquieta en media Europa
El l¨ªder del FDP se postula como pr¨®ximo ministro de Finanzas alem¨¢n abominando del endeudamiento, pero no descarta un fondo de recuperaci¨®n verde
Alemania se prepara para ser gobernada por su primer Ejecutivo tripartito (socialdem¨®cratas, verdes y liberales). Cerca de 300 expertos en 22 grupos de trabajo llevan semanas negociando a puerta cerrada todo tipo de cuestiones: desde la transici¨®n energ¨¦tica hasta la educaci¨®n, pasando por las pol¨ªticas de vivienda y la protecci¨®n social. Sus portavoces aseguran que la batalla por el reparto de cargos ministeriales todav¨ªa no ha empezado, que lo primero es el contenido de un futuro contrato de coalici¨®n, pero hace d¨ªas que solo se habla de un puesto, y de la persona que ans¨ªa ocuparlo: el poderoso ministro de Finanzas y el l¨ªder de los liberales, Christian Lindner.
Lindner se pas¨® la campa?a electoral postul¨¢ndose para el cargo. Lleg¨® a insinuar que no aceptar¨ªa otro. Por eso, aunque no est¨¢ nada claro que lo consiga ¡ªel col¨ªder de Los Verdes, Robert Habeck, tambi¨¦n lo ambiciona¡ª, se examinan con lupa sus entrevistas y declaraciones p¨²blicas en busca de claves que permitan saber qu¨¦ tipo de ministro de Finanzas ser¨ªa. Lindner, de 42 a?os, presidente del Partido Dem¨®crata Liberal (FDP), es lo que se conoce como un halc¨®n. Conservador desde el punto de vista fiscal, garante de la ortodoxia presupuestaria, rechaza las subidas de impuestos y huye del endeudamiento como de la peste. Afiliado desde los 16 a?os, a los 21 obtuvo su primer esca?o en el Parlamento del land de Renania del Norte-Westfalia. Cuentan que ya entonces iba trajeado y encorbatado, impecablemente formal. De aquella ¨¦poca le viene el apodo de Bambi, muy desacertado como demostr¨® pocos a?os despu¨¦s al hacerse con las riendas del partido.
Europa aguarda expectante a conocer si finalmente ocupar¨¢ la cartera m¨¢s poderosa, tras el puesto de canciller, el hombre que hace solo unos a?os se mostraba a favor de que Grecia fuera expulsada temporalmente de la eurozona. Lindner est¨¢ radicalmente en contra de financiar deuda de otros pa¨ªses con dinero alem¨¢n, y cunde la inquietud por si se avecinan tiempos de enfrentamiento con los pa¨ªses que defienden una mayor integraci¨®n europea. La posici¨®n alemana ser¨¢ determinante, por ejemplo, en las discusiones sobre la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija l¨ªmites rigurosos al endeudamiento de los Gobiernos.
Los liberales de Lindner se alinean con los llamados frugales, los pa¨ªses del norte y el centro de Europa (especialmente Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria) que quieren que las normas fiscales que quedaron suspendidas al comienzo de la pandemia vuelvan a entrar en vigor en 2023. La Europa del sur, con Francia, Italia y Espa?a a la cabeza, defiende que es el momento de cambiar el pacto y liberar a los pa¨ªses de la rigidez en el gasto p¨²blico, que castigar¨ªa el crecimiento tras la crisis de la covid-19. Media Europa tiembla ante la posibilidad de que el pr¨®ximo ministro de Finanzas alem¨¢n presione para volver a la austeridad cuanto antes, algo que Lindner ha asegurado que le complacer¨ªa.
Con las negociaciones de coalici¨®n en marcha, el liberal se muestra conscientemente ambiguo sobre cu¨¢l ser¨ªa su postura en Bruselas. En una entrevista esta semana parec¨ªa dejar entrever que podr¨ªa estar abri¨¦ndose a una revisi¨®n de las reglas fiscales. Tambi¨¦n se ha filtrado que el tripartito estar¨ªa barajando impulsar la creaci¨®n de un fondo europeo similar al plan de recuperaci¨®n Next Generation EU, pero dedicado a la lucha contra el cambio clim¨¢tico. ¡°Sospecho que Lindner podr¨ªa estar de acuerdo porque no computar¨ªa como deuda nacional y pol¨ªticamente a Los Verdes les resultar¨ªa muy dif¨ªcil no aceptarlo¡±, se?ala en conversaci¨®n con EL PA?S el economista alem¨¢n Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Pol¨ªtica Europea (CEPS).
¡°En todo caso, la postura de Lindner depender¨ªa del acuerdo de coalici¨®n¡±, recuerda el franc¨¦s Nicolas V¨¦ron, economista del think tank Bruegel. Si finalmente es ministro, ¡°no le va a salir gratis¡±. Para hacerse con el puesto m¨¢s codiciado tendr¨ªa que dar algo a cambio, seguramente ceder a una mayor flexibilidad en cuestiones presupuestarias, a?ade. V¨¦ron subraya la idea de que la pol¨ªtica alemana en Bruselas ¡°depender¨¢ mucho m¨¢s de las circunstancias y del contexto que del ministro de Finanzas¡±. Y considera ¡°muy significativo¡± que Lindner no haya rechazado de plano la idea del fondo para financiar el Green Deal.
El dirigente provoca inquietud en la Uni¨®n Europea, pero tambi¨¦n allende sus fronteras. El inter¨¦s que despierta el posible futuro ministro de Finanzas de la cuarta econom¨ªa mundial solo lo supera el canciller. Hace unos d¨ªas los economistas Joseph Stiglitz y Adam Tooze, estadounidense el primero, brit¨¢nico el segundo, publicaban una cr¨ªtica feroz contra el l¨ªder de los liberales alemanes. ¡°Ser¨ªa un error concederle su deseo¡± se titulaba la tribuna. El premio Nobel y su colega, profesor de la Universidad de Columbia, aseguran directamente que Lindner ¡°no ser¨ªa apto¡± como m¨¢ximo responsable de las finanzas del pa¨ªs, aunque s¨ª podr¨ªa hacer buen papel en otro ministerio, como el que se ocupe de la modernizaci¨®n y digitalizaci¨®n.
A no pocos economistas alemanes les ha molestado, o al menos sorprendido, que dos extranjeros vengan a advertir contra el nombramiento de un ministro en Alemania. Como dice Lars P. Feld, miembro del consejo asesor del Ministerio de Finanzas alem¨¢n, en un art¨ªculo de opini¨®n, lo que les preocupa no es si Lindner, o Habeck, son personalmente adecuados para el puesto por su experiencia y conocimientos, sino ¡°que contin¨²e la pol¨ªtica financiera laxa en Alemania y en Europa¡±.
Sea quien sea el pr¨®ximo responsable de las finanzas germanas, el pa¨ªs se enfrenta a la tarea de garantizar enormes inversiones en protecci¨®n clim¨¢tica, digitalizaci¨®n e infraestructuras en esta legislatura. Si socialdem¨®cratas, liberales y verdes han pactado antes de iniciar su negociaci¨®n que no suban los impuestos y se respete el freno constitucional a la deuda, de alg¨²n sitio tendr¨¢n que salir los fondos para financiarlo. Y Lindner, por ahora, parece dar pistas de que hay hueco para el margen fiscal, tambi¨¦n en Europa.
Los Verdes advierten de posibles retrasos en la negociaci¨®n
Las negociaciones de coalición de los partidos que pretenden formar un inédito Gobierno a tres en Alemania avanzan con mucho secretismo y a menor velocidad de la prevista. Los Verdes han alertado esta pasada semana de que están encontrando escollos que dificultan llegar a acuerdos, por lo que no aseguran que el socialdemócrata Olaf Scholz, vencedor de las elecciones de septiembre, pueda ser nombrado canciller la semana del 6 de diciembre, como se habían propuesto. “Todavía no podemos decir cuándo estará listo porque todavía no hemos terminado con algunas cuestiones centrales”, aseguró el viernes Annalena Baerbock, copresidenta de Los Verdes. Sin dar detalles, apuntó a que socialdemócratas y liberales no se están tomando en serio la protección del clima. “Todavía no estamos en el buen rumbo para el 1,5 [grados, en referencia al objetivo del acuerdo de París]”. Mencionó el transporte y la construcción, dos áreas en las que Alemania todavía puede recorrer mucho camino en la reducción de emisiones.
Las negociaciones para formar coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD), ganador de los comicios de septiembre con el 25,7% de los votos, Los Verdes (14,8%) y los liberales del FDP (11,5%) empezaron formalmente el 27 de octubre con 22 grupos de trabajo con entre cuatro y seis representantes de cada partido, aunque se habían tanteado previamente. Según la hoja de ruta que acordaron las tres formaciones, cada grupo tendría que consensuar y redactar antes del 10 de noviembre los correspondientes documentos de posición. Después, un equipo negociador de carácter más político tomaría el relevo para resolver las cuestiones pendientes de forma que a finales de noviembre se pudiera firmar el acuerdo de coalición. El objetivo era poder nombrar canciller a Olaf Scholz durante la semana del 6 de diciembre.
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